Desde mis primeras aproximaciones al cine, recuerdo a Burt Lancaster como uno de mis actores favoritos. Imponente siempre en pantalla. Ya sea chantajeando en Broadway, batiéndose el cobre en OK Corral o como héroe de la montaña, Lancaster es un tipo genial. Hablo en presente, porque todavía hoy sigo descubriendo películas suyas, pese a dejarnos allá por 1994.
Uno de esos hallazgos ha sido gracias al canal TCM, con El nadador (1968). De nuevo con ese porte majestuoso, Burt Lancaster irrumpe entre las aguas, como una suerte de Neptuno, y canaliza toda la trama de esta película, dirigida por Frank Perry, que es un 'dramon' de esos de quitar el hipo.
Uno de esos hallazgos ha sido gracias al canal TCM, con El nadador (1968). De nuevo con ese porte majestuoso, Burt Lancaster irrumpe entre las aguas, como una suerte de Neptuno, y canaliza toda la trama de esta película, dirigida por Frank Perry, que es un 'dramon' de esos de quitar el hipo.