Baltimore, Navidades de 1959. Seis amigos pasan las horas en el Diner, su bar favorito, al tiempo que reflexionan sobre su pasado, las aventuras que tuvieron en su niñez y afrontan el futuro -matrimonios, estudios, trabajos, en definitiva, obligaciones- sin descuidar un presente, al que aún se aferran como si fueran adolescentes.
Diner -1982- es la ópera prima de Barry Levinson. Prestigioso guionista en la década de los 70, Levinson se lanzó a la aventura detrás de las cámaras dirigiendo uno de sus propios libretos. Cuando un autor da ese paso, no siempre obtiene los resultados deseados. Muchas veces, el cariño ante su propia obra le hace caer en la autocomplacencia y el resultado final de la obra queda mermado. Un ejemplo de ello es Aaron Sorkin.