Es verdad. El mundo está loco, loco, loco. Lo estáis viendo confinados en casa, como dos tercios de la población mundial. Con la única libertad de salir al balcón a las 20.00 horas a aplaudir a los héroes de nuestra sanidad. Sabemos cuando entramos en casa pero aún no cuándo saldremos. La crisis sanitaria pasará, con mucha sangre, sudor y lágrimas. Y vendrá la económica con mucha más fuerza. Que cada uno saque sus propia conclusiones sobre el nuevo orden mundial que se adviene.
Pero no vengo hoy a hablar de geopolítica ni conspiraciones. De hecho esta introducción, aparentemente terrorífica, es lo único macabro que espero que leáis en estas líneas. Porque quiero irme a un sitio radicalmente opuesto como es el de la comedia, tan necesaria hoy como siempre.
Me refiero a ese otro El mundo está loco, loco, loco que en 1963 rodaba Stanley Kramer con un reparto coral, encabezado por el gran Spencer Tracy junto a Milton Berle, Dick Shawn, Terry-Thomas, Jonathan Winters, Mickey Rooney, Buddy Hacket, Phil Silvers, Jimmy Durante, Ethel Merman o Peter Folk entre otros. E incluso cameos de Buster Keaton y Jerry Lewis.
Pero no vengo hoy a hablar de geopolítica ni conspiraciones. De hecho esta introducción, aparentemente terrorífica, es lo único macabro que espero que leáis en estas líneas. Porque quiero irme a un sitio radicalmente opuesto como es el de la comedia, tan necesaria hoy como siempre.
Me refiero a ese otro El mundo está loco, loco, loco que en 1963 rodaba Stanley Kramer con un reparto coral, encabezado por el gran Spencer Tracy junto a Milton Berle, Dick Shawn, Terry-Thomas, Jonathan Winters, Mickey Rooney, Buddy Hacket, Phil Silvers, Jimmy Durante, Ethel Merman o Peter Folk entre otros. E incluso cameos de Buster Keaton y Jerry Lewis.