Años noventa, comedia romántica y Hugh Grant. La ecuación perfecta para grandes trabajos de la época, como ‘Cuatro bodas y un funeral’ o ‘Notting Hill'. Más la primera, sinceramente, con una banda sonora para la ocasión. Esa sonrisa arrebatadora ha traspasado todas las fronteras generacionales. A día de hoy continúa siendo un referente en el género del romanticismo.
Precisamente es ahí donde su figura se empezó a hacer grande a lo largo de los años. Empezando por una joya escondida del cine español, como ‘Remando al viento’, de Gonzalo Suárez. Una obra maestra de nuestro cine, en el año sin verano o, mejor dicho, el año que vio la luz el Frankestein de Mary Shelley. La película aborda la relación de amistad entre Shelley y Lord Byron, interpretado por Hugh Grant. Un guion excepcional, con diálogos de peso y una historia fascinante.
La comedia continuaría con otro trabajazo de eterna banda sonora, como ‘El inglés que subió una colina pero bajó una montaña’ y, nuevamente de época, en ‘Sentido y Sensibilidad’. Colaboraciones con Woody Allen, más comedias románticas en ‘Love actually’ o ‘El diario de Bridget Jones’, hasta que la vida personal se mete en la trayectoria profesional, con escándalos varios.
Pero el actor da un nuevo paso, una comedia más seria. Llegan las colaboraciones con Guy Ritchie, en ‘Operación U.N.C.L.E.’, ‘The gentleman’ y ‘Operación Fortune’. Entre medias, un gran trabajo en ‘Florence Foster Jenkins’ y aparición estelar en ‘Dragones y Mazmorras’ y en ‘Wonka’.
Hasta la transformación definitiva de un mito romántico en alguien maléfico y terrorífico, con ‘Heretic’. Nominación al Globo de Oro incluida, Hugh Grant saca su lado perverso para poner en jaque las creencias religiosas de dos jóvenes mormonas. Una película oscura, angustiosa, con primeros planos desquiciantes y que es sostenida por la interpretación del actor británico.