Cómo vencer a la muerte o cómo lograr alcanzar la eternidad, la inmortalidad, ha sido una de los objetivos que ha perseguido el ser humano a lo largo de la historia. Científicos, religiosos o maestros de las ciencias ocultas se han dado de bruces ante una realidad absoluta: todo lo que tiene inicio tiene fin.
En la cultura popular, el anhelo de la vida eterna tiene ejemplos muy suficientemente conocidos, como la eterna juventud en el caso de Dorian Gray, el vivir eternamente en el caso del Conde Drácula o como dotar de vida a un cuerpo que ya no la tiene en el caso de Frankenstein. Este último caso, el del monstruo creado por Mary Shelley llamó la atención de otro autor de la ciencia ficción y el terror, Harry P. Lovecraft en su novela El Resucitado.
Todos los fans del escritor estadounidense han visto como sus novelas han sido llevadas a la gran pantalla con pobres resultados. Salvo honrosos casos como El palacio de los espíritus, La llamada de Cthulhu o Color Out of Space, el acercamiento que la industria del cine ha hecho respecto a la obra de Lovecraft ha sido bastante pobre. Quizá, la más completa, disfrutable y, por qué no, la más salvaje sea Re-Animator.