América se forjó en las calles fue el leitmotiv con el que se promocionó Gangs of New York, de Martin Scorsese, allá por 2002. Una película que abordaba la corrupción política, la crisis social derivada de la Guerra de Secesión y, por supuesto, la lucha de las bandas criminales por hacerse con el control de la ciudad. Cinta a la que la Miramax le metió un tijeretazo de aúpa.
Weinstein aparte, el resultado fue un film épico espectacular, tanto en lo técnico como en lo humano. Y, además, nos dejó la primera colaboración del genio neoyorquino con Leonardo DiCaprio. Después vendrían más, afortunadamente.