'Misión imposible: Sentencia mortal - Parte 1': El jaque de Tom Cruise a la Inteligencia Artificial

El hombre contra la máquina. No será que el cine y la literatura lo vienen advirtiendo desde tiempos inmemoriales, el problema a jugar a ser Dios, a crear tecnología incontrolable. El hombre ha fabricado su autodestrucción si cae en las manos equivocadas o le da por pensar por sí misma. 

Por si no quedó claro con la Skynet de James Cameron (Terminator) o el Yo, Robot de Isaac Asimov, hacía falta otra terapia de choque para avisar de lo que puede hacer la IA (Inteligencia Artificial). Y ahí ha llegado Misión imposible: Sentencia mortal - Parte 1, la séptima de una saga que con cada entrega se supera, pues este debate moral y ético se camufla entre perfectas escenas de acción, drama y un reparto absolutamente brillante. Una lección de como conjugar entretenimiento puro y duro con cierto aire reflexivo.

Empezando, como no, por Ethan Hunt, el espía de espías -lo siento, James Bond- y al que tiene el mérito de siempre haber interpretado en cines Tom Cruise, un actor descomunal, un artesano del oficio. El arte por el arte. 

En esta ocasión, bajo la batuta nuevamente de Christopher McQuarrie, Hunt y su equipo del FMI se enfrentan a un arma escalofriante y a un enemigo (Esai Morales) casi inalcanzables. Ambos protagonizan lo que Luther (Ving Rhames) bautiza como una partida de ajedrez tridimensional, donde los sentimientos quedan a un lado, pues la IA desconoce el significado de la palabra, se abre a infinitas posibilidades y en todas gana... O no.

No, no son multiversos, es simplemente la tecnología que funciona con algoritmos, escapando de cualquier emoción. Si la máquina tiene un fin, los medios son indiferentes. Ahí está el poso existencial y reflexivo que deja (al menos a mi) este trabajo. Escapa de cualquier lección, simplemente es una advertencia del terreno resbaladizo y de no retorno que ha emprendido la humanidad.

Cómo no, faltaría más, da cabida y mucha a unas escenas superlativas de acción. Persecuciones por el desierto, las calles de Roma, Venecia, los Alpes y hasta en el Orient Express; saltos solo posibles si Cruise está en el ajo, peleas, explosiones y disparos al servicio del gozo y disfrute de los que amamos  esta clase de obras.

Con una estética entre el neoclásico (los orígenes de Misión Imposible) y la postmodernidad (esa fiesta en Venecia es puro John Wick), el equipo de Tom Cruise (Simon Pegg, Rebecca Ferguson y el propio Rhames) derrocha complicidad, puesta de manifiesto en esa góndola, donde las miradas ponen voz a la ausencia de palabras. Si alguien quiere química, en esa escena tiene la respuesta.

Las incorporaciones al elenco original (el propio Esai Morales, Pom Klementieff, Shea Whigham o Hayley Atwell) son valor añadido a una película que, por ponerle algún pero, estaría en tratar de rizar el rizo cuando ya ha alcanzado la cima del espectáculo. Véase el propio Orient Express.

No obstante, el tiempo pasa volado y las ganas de que llegue la segunda parte van in crescendo con cada día que pasa desde que abandoné la butaca. Con Tom Cruise como punta de lanza resulta satisfactorio salir del cine, con esa sensación de haber disfrutado de algo más allá de la pura acción.

Ficha Técnica

Título original: Mission: Impossible - Dead Reckoning - Part One 

Año: 2023

Duración: 163 min.

Género: Acción / Thriller / Espías

País: Estados Unidos 

Dirección: Christopher McQuarrie

Guion: Christopher McQuarrie, Erik Jendresen

Reparto:  Tom Cruise, Ving Rhames, Henry Czerny, Simon Pegg, Rebecca Ferguson, Esai Morales, Vanessa Kirby, Hayley Atwell, Frederick Schmidt, Pom Klementieff, Shea Whigham, Cary Elwes, Charles Parnell, Indira Varma, Mark Gatiss y Rob Delaney

Música: Lorne Balfe

Fotografía: Fraser Taggart

Puntuación: 8/10