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lunes, 14 de noviembre de 2022

'As bestas': El infierno son los otros en la Galicia más salvaje

Siempre me ha fascinado la frase de Jean Paul Sartre: El infierno son los otros. Incapaz de aceptar sus miedos, abrazarlos y trascenderlos, el ser humano ha tendido a lo largo de la historia a mirar fuera lo que siempre estuvo dentro; a culpar a su hermano, al vecino o al extraño de su particular desdicha. Por no reconocer que es el origen y solución de su infortunio, ve en los otros al responsable de sus calamidades y penas.

Frente a esto caben dos respuestas: una triste y retraída, dejarse reconcomer por el odio en vez de asumirlo como propio y liberarlo; o expulsarlo hacia afuera, en un acto de violencia. Se llega a un punto de no retorno, donde el 'demonio' del rencor y la inquina se ha adueñado de la esencia del ser, y se ejecuta un plan de venganza hasta sus últimas consecuencias.


Por supuesto que existen las posesiones, abscesos repentinos de violencia. No hace falta recurrir a la teología o a señores del inframundo para retratarlas. Están a la orden del día. Sin ir más lejos, ocurrió en Santoalla (Ourense, Galicia), en el año 2010, en uno de los episodios más oscuros de la crónica negra gallega y, por ende, española. Un trágico suceso que ha servido de inspiración a Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña para hacer As bestas: un duro retrato de la maldad llevada el extremo.

La película cuenta la historia de Antoine (Denis Ménochet) y Olga (Marina Foïs), un matrimonio francés que llegó hace tiempo a una aldea del interior de Galicia. Como agricultores pasan su vida en armonía con la naturaleza y gran parte de sus vecinos, salvos los hermanos Anta (Luis Zahera y Diego Anido), que les presionan para que acepten la mísera oferta de una multinacional eólica que quiere instalar sus molinos en estas tierras.

Ese dinero es una suerte de bote salvavidas para los Anta, pero la pareja gala no está por la labor de romper su proyecto de vida por un puñado de euros. Los intereses de ambos llegan a un callejón sin salida, tornando la apacible convivencia en un infierno desatado en la Galicia profunda.

El miedo desemboca en violencia

As bestas es un fiel reflejo del miedo convertido en violencia. Dicen que los animales atacan cuando sienten miedo. Obviamente, los humanos también. Miedo a lo diferente, a lo que no se puede controlar. El miedo es una clara evidencia de la ausencia de amor.


Y miedo y violencia es precisamente lo que representa el personaje de un impresionante Luis Zahera, un tipo acorazado, que ha enterrado su humanidad en el rencor. Culpa a todos de su desgracia y la de su familia, mientras ve en la eólica noruega la posibilidad de salir de un pozo de miseria, que no es consciente que siempre estará con él, dada la ausencia de introspección.

Pero si hay especialmente un culpable ese es su vecino, representado por un grandullón aparentemente bonachón, como Denis Ménochet (fantástico, también). Al contrario que Zahera, él sí sabe lo que es el amor. De hecho, ello lo trajo a Galicia, junto a su esposa. Por lo tanto, lo ha experimentado, lo ha trabajado y sigue haciéndolo a través de sus huertos. Para él, esta tierra es un premio, en contraposición al castigo que supone para su vecino, que cree obrar en posesión de la verdad absoluta, la egocéntrica razón propia, por el simple hecho de haber nacido allí.

En definitiva, son dos proyectos de vida distintos, dos trenes con sus propios intereses a punto de chocar. En verdad parece evidente e incluso justificable tomar partida por uno, en apariencia más amable, el que representa Ménochet que, por el otro, el de Zahera. Pero Sorogoyen y Peña huyen de las evidencias, en un claro acierto narrativo, como el hecho de mantener los versión original, imprescindible para adentrarte en esta historia de violencia.

De forma que una escribe sin enjuiciar y lo otro lo capta con su cámara, ayudado por un paisaje agreste, símbolo de la barbarie que estamos presenciando, por momentos hasta inquietante y siempre dolorosa. Sabes que se masca la tragedia y aún así, nunca acabas de estar preparado. 

Estas son las razones, el miedo que desembocó en violencia. Dos caras de una misma moneda, que pierde finalmente su valor atrapado en el odio y en el rencor. Es más, hay una escena concreta, de los hermanos Anta y 'el francés' bebiendo en el bar de la aldea, donde todos exponen sus razones, que evidencia el buen trato argumental de director y guionista. Uno de los momentos álgidos de una película, en perpetua tensión y donde el miedo acaba venciéndolos.

Marina Föis, la luz entre tinieblas

La oscuridad es ausencia de luz, ergo solo existe la luz. De hecho en el cartel promocional de la película, se ve como de entre las sombras va surgiendo una Marina Föis que halla la salvación en la trascendencia del miedo, perdiéndolo todo, literalmente hablando.

En la primera parte de la película se mantiene en un segundo plano, pero es a partir de precipitarse los acontecimientos cuando comienza a ganar fuerza, a través de la voluntad de mantener el sueño que les trajo a esta tierra. Con voluntad, nada es imposible, y ella es la abanderada, en un registro sobrio, contenido, sin fisuras. 

Marina Föis representa la humanidad que se aleja de la bestia, de la barbarie. Un papel simbólico en una película llena de simbología, que juega perfectamente con ese misticismo gallego. A ello contribuye una abstracta banda sonora, que toca las notas idóneas para la presión que ejerce la obra. Y por supuesto su fotografía, brillante.

Pese al vigor que le imprime a la obra, el desenlace que proponen Sorogoyen y Peña a mi me deja particularmente frío, teniendo en cuenta al punto de ebullición al que nos han ido llevando en sus poco más de dos horas de duración. Me ocurrió lo mismo con El Reino o Antidisturbios, no así con Stockholm y Qué Dios nos perdone.

Sea como fuere, ese punto final y pasar de puntillas por la estafa de las eólicas, no desluce el trabajo conjunto de una película dura, cruel y desagradable por momentos, pero donde afortunadamente tiene hueco la compasión. Una cinta, As bestas, que te sacude e invita a reflexionar sobre la importancia de mirarse hacia dentro, aceptarlo y ver limpio hacia afuera.


Ficha Técnica

Título original: As bestas

Año: 2022

Duración: 137 min.

Género: Drama / Thriller

País: España España

Dirección: Rodrigo Sorogoyen

Guion: Isabel Peña, Rodrigo Sorogoyen

Música: Olivier Arson

Fotografía: Álex de Pablo

Reparto: Marina Foïs, Denis Ménochet, Luis Zahera, Diego Anido, Marie Colomb

Premios: 2022: 9 Premios Goya, incluyendo Mejor película, dirección, guion y actor
2022: Premios César: Mejor película extranjera
2022: Festival de San Sebastián: Premio del Público - Mejor film europeo
2022: Festival de Tokio: Mejor película, mejor director y mejor actor (Menochet)
2022: Premios Feroz: Mejor película drama, actor de reparto (Zahera) y música
2023: Premios Platino: 6 nominaciones incluyendo mejor película y dirección
2023: XXVIII: Premios Forqué: Mejor película, mejor actor (Denis Menochet))

Puntuación: 8/10

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