"Nadie hace nunca nada a nadie, son cosas que pasan, ¿sabes?"
Con esta frase, uno de los personajes de El clan de los irlandeses -Phil Joanou, 1990- intenta sonsacar a un barman, mientras le encañona con su pistola, quién ha matado a uno de sus amigos. Cosas que pasan en Hell´s Kitchen, también conocido como la Cocina del infierno, uno de los barrios de Nueva York que más fantasmas posee, donde todo el mundo sabe lo que se cuece pero nadie ve nada.
Terry Noonan -Sean Penn- regresa después de diez años al barrio de Hell's Kitchen en Nueva York e ingresa en un grupo mafioso irlandés. El jefe del mismo es Frankie Flannery -Ed Harris-, hermano del mejor amigo de Noonan, Jackie Flannery -Gary Oldman-, un violento delincuente. La vuelta a sus orígenes despierta en Terry antiguos sentimientos hacía Kathleen Flannery -Robin Wright-, hermana de los dos gangsters. Noonan se verá atrapado en un complejo laberinto de lealtades, debiendo decidir entre el pasado y el presente.
Hay películas que te marcan cuando las ves por primera vez. Máxime si esa vez es en tu adolescencia, cuando te estás aficionando al cine, cuando estás descubriendo el placer de sentarte frente a la pantalla del televisor y disfrutar y evadirte durante unas horas. En mi caso, el placer venía precedido de cierta emoción, pues para ver esas películas que, o bien mi padre o bien la última página del periódico me habían recomendado, tenía que programar el vídeo y grabar la película en un VHS.
Platoon, American Graffiti, Amor a quemarropa o Rounders, son algunos ejemplos primigenios de esos placeres que tuve cuando aún existía el video y los videoclubs. Se podría decir, en ese sentido, que cualquier momento pasado fue mejor, pero mentiría, ya que programar el video podía ser emocionante pero las películas iban con anuncios incluidos.
En fin, que uno de los mayores descubrimientos de aquella época fue El clan de los irlandeses. Una película con un reparto plagado de estrellas. rodada en Nueva York, sobre la mafia y con uno de mis actores favoritos, Sean Penn. Nada podía fallar.