Sí, Nicolas Cage es el puto amo. Desde Aquel excitante curso, a La ley de la calle, Birdy, Peggy Sue se casó, Hechizo de luna, Arizona Babe, Besos de vampiro, Corazón Salvaje, Luna de miel para tres, Red Rod West, Tess y su guardaespaldas, Te puede pasar a ti, Leaving Las Vegas... Y la trilogía del cine de acción olímpico: La roca, Con Air y Cara a Cara.
En fin: City of Angels, Snake Eyes, Al límite, Asesinato en 8 milímetros, 60 segundos, Windtalkers, El ladrón de orquídeas, Los impostores, El hombre del tiempo, El señor de la guerra, World Trade Center, Ghost Rider, Kick Ass, En tiempo de brujas, Furia ciega, Travesía Salvaje, Caza al asesino, Policías corruptos, Snowden, Mamá y papá, Mandy, Colour out of Space, Prisioneros de Ghostland y, en breves, Pig.
En síntesis, nos presenta a un actor de capa caída, que coquetea con la jubilación. Su agente (podría aprovecharse más a Neil Patrick Harris) solo puede ofrecerle bolos con los que seguir pagando facturas. Una historia, por cierto, desgraciadamente conocida para leyendas del séptimo arte, porque los excesos hay que pagarlos.
En fin, que una de esas, Cage se topa con el excéntrico Javi Gutiérrez, el cual le invita a su finca de Mallorca (el paraíso en la Tierra). Javi es su fan numero uno, pero su fortuna no es tan inocente como su amor profesional por el actor.
En esa estancia en Mallorca (y Hungría haciéndose pasar por la isla, cosas del cine), Nicolas Cage se topa con la oferta del guion de su vida, la CIA, corrupción política, traficantes de armas y recuperar el amor de su hija. Un totum revolutum que solo podría funcionar con esta pareja de protagonistas, no me cabe duda.
Bosquejar entre la comedia
Es verdad que los dos están solos. Si Neil Patrick Harris está desaprovechado, Paco León lo intenta, pero no pega nada en absoluto en ese rol de primo ambivalente de Pascal, entre atolondrado y sádico... ¡Uff! Demasiado ya.
Insistiendo en no buscar seriedad entre el surrealismo cómico, no está de más bosquejar sobre, precisamente, el talento descomunal que lleva a muchos actores, a vagar por superproducciones mediocres, con las que pagar las malas decisiones de la vida. Y además, conceptos como la familia y la amistad.
Si bien no está en su cometido hacer un tratado sobre esto, son tres palos de la baraja, que el director y guionista Gormican sabe tocar correctamente, para bajar un tanto el nivel de adrenalina generado. Y así culmina un producto perfecto para esta época, donde poner el cerebro en piloto automático, sentarse y recordar que el cine, además de arte, es entretenimiento sin más. Y con una leyenda como 'Nick' Cage. Qué más quieres.
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