Más de treinta años después, el binomio Jerry Bruckheimer - Tom Cruise funciona a las mil maravillas. Corría el año 1986 y con Top Gun, Cruise entraba en el Olimpo del cine de acción con el papel de Pete 'Maverick' Mitchell. Esa sonrisa socarrona, gafas de sol y chupa de aviador tiraban abajo la puerta del Salón de la Fama de la chulería hollywoodiense. Y el tipo se mantiene, vaya que si se mantiene.
Ídolo entre ídolos, jamás entenderé la animadversión hacia Cruise, si de cine hablamos. Habla por sí sola la reputación de un actor que debutó con Franco Zeffirelli, en 'Amor sin fin', y a partir de ahí ha trabajado con: Francis Ford Coppola, Ridley Scott, Tony Scott, Sydney Pollack, Martin Scorsese, Oliver Stone, Robert Redford, Ron Howard, Sydney Pollack, Brian De Palma, Michael Mann, Paul Thomas Anderson, Stanley Kubrick, Steven Spielberg, John Woo, Christopher McQuarrie, Bryan Singer o Cameron Crowe.
En fin, normal que Cannes se haya puesto en pie para recibir la presentación de Top Gun: Maverick, una película que mejora a la original y que te deja sin aliento, o mejor dicho: Take my Breath Away.