"Te vengaré padre. Te salvaré madre. Te mataré Fjölnir". Con esta promesa (o premisa), Alexander Skarsgård se convierte en El hombre del norte, un vikingo despojado de su trono por la traición, cuyo único destino en la vida es la venganza y con ella, alcanzar el Valhalla.
Además es la tercera película de Robert Eggers, un director pausado, ceremonioso, no apto para estos tiempos de inmediatez. Y se agradece cierto análisis y cuidado en las formas, aún corriendo el riesgo de dar una cabezada, dependiendo de la sesión de cine, si bien nunca -a mi juicio- debe primar esto sobre el contenido.