Año 1942. Los nazis dominaban prácticamente toda Europa. Dos años antes, en 1940, la Wehrmacht había ocupado Noruega y en la planta de energía hidroeléctrica Vemork, entre las montañas de Rjukan, Telemark, estaban a punto de alcanzar la fisión atómica gracias a la fabricación de agua pesada. Un científico noruego, con la ayuda de otros nueve civiles nórdicos, llevaron a cabo la misión más extraordinaria de la Segunda Guerra Mundial, que a la postre decantó el conflicto en favor de los aliados.
La BBC rindió un tributo especial a Los héroes de Telemark en un artículo en profundidad sobre este acontecimiento, que pasa desapercibido entre los capítulos de la historia. Pero años antes, en 1965, Anthony Mann tomaba prestada esta hazaña para filmar su penúltima película, con dos espléndidos Kirk Douglas y Richard Harris como capitanes de la heroica resistencia noruega.
Un ejemplo de como pequeños grandes detalles hacen historia. Nueve héroes anónimos, entre ellos un científico, que pusieron en jaque a todo el III Reich. De hecho fue la grieta por la que los aliados acabaron a la larga con el terror de Hitler. Si bien su semilla, con el paso del tiempo, ha ido germinando en otros capítulos dantescos de la historia reciente. La novela histórica reconvertida en película, Odessa, sería un perfecto ejemplo de como el nacionalsocialismo permanece agazapado, disfrazado de 'buenas intenciones'.
Pero eso es harina de otro costal. Hoy hablamos de The heroes of Telemark (título original), un ejemplo más de ese artesanal trabajo cinematográfico que nos legó Mann, autor de El gran Flamarion, Horizontes lejanos, La colina de los diablos de acero o clásicos como El Cid y La caída del Imperio Romano. Una aproximación a la historia desde la épica, la proeza de un pueblo que se resiste al invasor (esto, desgraciadamente nos sigue sonando). Un compendio de thriller y acción bélica, pero con huecos para la reflexión.
Como por ejemplo, la encrucijada en la que acaban Kirk Douglas y Richard Harris sobre el destino de la misión. Poner en juego la vida de unos pocos para salvar la de millones. Muchos episodios de la Segunda Guerra Mundial llevan a esta dicotomía, que Anthony Mann plasma con buen tino, compaginando esa acción con los rasgos humanos y éticos de sus protagonistas. El conflicto ético queda resulto, huyendo de cualquier moralina progre que abunda por las películas de hoy en día.
Por supuesto Douglas y Harris están soberbios, y eso ayuda mucho a la ficción. Salvajes y piadosos, según lo exijan las escenas. Menuda lección interpretativa. No obstante, Los héroes de Telemark no alcanza la excelencia por alargarse hasta las dos horas, pero sobre todo aproximarse a parte de los nazis, como botarates fáciles de engañar. Un defecto, eso sí, de muchas de las películas de la época.
Esto no es óbice para recordar a la penúltima obra de Anthony Mann como una notable historia de acción, con ritmo y tensión trepidante y una fotografía excelsa de Robert Krasker, con el que el cineasta ya había trabajado en La caída del Imperio Romano. Que bien filmaba los planos largos y como casaban con la trama. Para el recuerdo, esas vertiginosas persecuciones por las montañas nevadas de Rjukan, de las que bebieron posteriormente tantas sagas de 007. Cine en mayúsculas.
Ficha Técnica
Título original: The Heroes of Telemark
Año: 1965
Duración: 131 min.
Género: Bélico / Intriga / Thriller
País: Reino Unido
Dirección: Anthony Mann
Guion: Ivan Moffat, Ben Barzman
Música: Malcolm Arnold
Fotografía: Robert Krasker
Reparto: Kirk Douglas, Richard Harris, Michael Redgrave, Mervyn Johns, Ulla Jacobsson, Eric Porter, Anton Diffring, David Weston
Puntuación: 8/10
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