La revista Scientific American publicó por primera vez a finales de los años cincuenta, que podían encontrarse restos de nicotina en las plantas del tomate, lo que bautizó como: Tomacco. Los Simpson, décadas más tarde, hicieron el resto para que éste híbrido calara en el imaginario colectivo, como un vegetal un tanto desagradable, pero adictivo.
Quién no recuerda a Bart devorarlo, ante la incredulidad de Lisa, mientras Homer espera la llamada de Mindy (a poder ser el lunes) para hacerse millonario con su experimento, bañado además en rico uranio.
En fin, yo no he comido Tomacco. Ni sé si quiere si existe. Pero ateniéndome a lo anterior, sí que he experimentado en cine recientemente, esa sensación de ver en la pantalla algo desagradable, idiota en ocasiones y hasta paupérrimo, pero a la vez sorprendentemente adictivo. Es el caso de Prisioneros de Ghostland, donde Sion Sono dirige a Nicolas Cage, Sofia Boutella, Ed Skrein, Blly Mosseley y Nick Cassavetes, entre otros, en una suerte de western oriental distópico.
Así llegamos a Samurai Town, donde un ladrón de bancos (Nicolas Cage) es liberado por el cacique local, más conocido como 'El Gobernador' (Blly Moseley), para que rescate a su nieta Bernice (Sofia Boutella). Para que cumpla con su cometido, Cage es obligado a llevar un traje con pequeños explosivos colocados en partes destacadas de su cuerpo, que estallarán si no ejecuta la misión en cinco días. Un encargo que le servirá, de paso, para expiar sus viejos fantasmas.
Mira que el punto de partida, sobre el papel, es atrayente como poco. Como declarado fan de Nicolas Cage (aquí en nuestra web tenéis más ejemplos) y de este tipo de películas, a caballo entre la redención y el heroísmo alejado de la épica, con un halo de fantasía, ciencia ficción y acción, reconozco que acudí con ganas a su proyección. Con la mente despejada, eso sí, y sin más ambición que disfrutar del actor y una historia, ya digo, atractiva.
He de reconocer, que con el paso de los días, sigo sin saber qué narices vi en pantalla. No sé si realmente se toma en serio a sí misma, se burla del género y sus estereotipos -héroe, villano, chica en apuros y aspirantes a protagonistas- o qué leches hace el director en su poco más de hora y media de duración. No he consumido drogas en mi vida, ni pienso, pero esto tiene que ser lo más parecido a un viaje de ácido que uno puede experimentar en el cine.
Excesiva en las escenas de acción, incluso para Cage, que se pasa de rosca más de una vez. Ridículo por muchos momentos. Hasta decir basta, incluso. Personajes esperpénticos, que dan náuseas de lo desagradables que pueden llegar a ser. Una 'Cúpula del trueno', pero de Ali Exprés. No le encuentro ninguna lectura filosófica, ni mensaje a tanto plano lento y onírico, más propio de un perturbado que de un director de cine. Tampoco ningún significado al por qué de esta misión de rescate. Dónde está realmente el alma de la historia, continúo desconociéndolo, por mucho que haya pinceladas sobre las motivaciones de los protagonistas.
Y aún así, con todas estas cosas en contra, no podía dejar de mirar la pantalla. ¡Hasta me reía por momentos! Una locura de cabo a rabo, digna de uno de los actores que hasta en sus horas más bajísimas, siempre tiene algo que ofrecer. Sea Tomacco u otra fruta podrida, nunca podré decirle no a Nicolas Cage. Pero eso sí, mejor ir con la mente despierta, liberada y sin prejuicios, que en verdad es como siempre debieras ir.
Ficha Técnica
Título original: Prisoners of the Ghostland
Año: 2021
Duración: 103 min.
Género: Acción / Aventuras / Ciencia Ficción / Thriller
País: Japón
Dirección: Sion Sono
Guion: Aaron Hendry, Reza Sixo Safai
Música: Joseph Trapanese
Fotografía: Souhei Tanigawa
Reparto: Nicolas Cage, Sofia Boutella, Ed Skrein, Nick Cassavetes, Narisa Suzuki, Bill Moseley, Takato Yonemoto, Yurino, Shinichiro Shimizu, Grace Santos, Jeffrey Rowe
Puntuación: 5/10
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