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jueves, 16 de diciembre de 2021

'Soul': El cine de Pixar tiene alma

En 1995, Pixar presentaba sus credenciales con el estreno de su primer largometraje -Toy Story-. Cine de animación de calidad, destinado para el disfrute del público de cualquier edad, en el que la diversión y el mensaje, en algunos casos con mayor calado, han sido los dos ingredientes principales de gran parte de las obras que la famosa empresa de animación ha producido.

Sin embargo, no fue el primer estudio que realizó películas de animación que podían ser disfrutables a partes iguales tanto por niños como por adultos. John Lasseter, uno de los fundadores de Pixar, es un profundo admirador de Hayao Miyazaki, notable cineasta  y fundador del prestigioso Studio Ghibli, responsable de títulos como La tumba de las luciérnagas, Porco Rosso o El Castillo ambulante entre otros. 

De esta forma, Lasseter tuvo bien claro desde el inicio que su objetivo iba a ser que los más jóvenes de la casa accediesen a temas serios a través de la animación y los más mayores volviesen a disfrutar como niños de unos dibujos animados, que les iban a tocar bien dentro, que les iban a hacer reflexionar.

Inside Out, Up, Wall●E, son claros ejemplos de ello, pero en mi caso me voy a quedar con Soul. ¿Por qué? Porque tiene un planteamiento muy sencillo: la historia de Joe, un profesor de música interino en un instituto de Nueva York que, tras conseguir la oportunidad de su vida -participar en un concierto en el mejor club de Jazz de la ciudad-, tiene un accidente que le catapulta al Más Allá. 


Tras ese inicio, Pete Docter y Kemp Powers nos introducen en uno de los asuntos más trascendentales para el ser humano: el alma. Dónde va nuestra esencia, nuestra parte intangible, la que nos define como personas, cuando fallecemos. Y a su vez, dónde se forman las almas, dónde adquieren sus rasgos, esos que van a gobernar la parte material una vez en vida, en la tierra.

(Si no has visto la película, quizá no te interese leer a partir de aquí, pues se desvelarán detalles de la misma)

Una película vitalista

Soul es una película muy vitalista. Se presenta de una forma para desarrollarse de otra diametralmente distinta. Sus dos personajes principales son dos seres -si a 22 se le puede considerar como tal- un tanto grises

Joe es un profesor taciturno, cuyo día a día es lidiar con jóvenes que no muestran entusiasmo por la asignatura de música, con una madre a la que teme y con la que no tiene comunicación y cuyo único anhelo es tocar frente a un escaso público entusiasta del jazz en la ciudad de Nueva York. Cuando esa oportunidad se presenta, llega la desgracia y Joe pasa al Más Allá.

Por su parte, 22 es un alma que repudia la existencia. No quiere completar su preparación y viajar a la tierra porque piensa que la vida no merece la pena. A menudo nos encontramos con personas así, que parecen rechazar por sistema todo lo bueno se nos ha otorgado hasta que, por un golpe de azar, por estar en el lugar oportuno y en el momento indicado, comienzan a saborear los pequeños placeres de la vida

Cuando, por casualidad, ambas almas, la de Joe y la de 22, se trasladan a la tierra, la visión que este último tenía sobre la experiencia vital cambia completamente. Un atardecer otoñal con hojas de árboles cayendo al suelo, un paseo entre un padre y su hija pequeña, el sabor de la pizza o una conversación en una peluquería, bastan para hacerle ver lo que se estaba perdiendo. 

A partir de esos momentos le inundan las ganas de vivir. Es en este punto donde se produce la doble epifanía. A través del cuerpo de Joe, 22 consigue enamorarse de la vida viviendo la insulsa y vacía existencia que el pianista llevaba, derribando todos los prejuicios que acumulaba erróneamente respecto a la tierra. Por su parte, Joe conectará con una serie de recuerdos placenteros, de su niñez y de su etapa adulta que le hacen conectar con el verdadero sentido de la vida.

Es en esta parte, además, donde los responsables de la película centran todos los gags de la misma. La confusión de personalidades, los equívocos, caídas, carreras, puro slapstick que tanto juego  dado al género de la comedia en general y al cine de Pixar en particular. Sin perder la perspectiva del mensaje que quieren transmitir, pero envolviéndolo en una apariencia mucho más familiar para los seguidores del famoso estudio.

Dos personajes, una misma historia

Soul se diferencia de sus antecesoras en la falta de personajes secundarios de peso. Salvo Astro, el místico, figura de gran importancia dentro de la historia, que ayuda al protagonista a volver a su cuerpo y que tiene una de las frases clave y más esclarecedoras de la obra, que debería resonar en nuestro interior -lo que te obsesiona te desconecta de la vida-, el filme tiene únicamente dos grandes personajes. Y no le hace falta más, ya que ambos llevan el peso de la trama.

El acierto de los guionistas recae en las personalidades opuestas de ambos. Mientras que Joe es un tipo bastante soso, al menos inicialmente, 22 es todo un huracán. Se le presenta como si fuese un niño, en algunos casos repelente, sabelotodo y muy inquieto, capaz de sacar de quicio a cualquiera que esté cerca de él. Joe, sin embargo, vive encorsetado, con la idea fija de que cada alma tiene un propósito, confundiendo la chispa que cada uno de nosotros tenemos -en su caso, tocar el piano- con nuestra función o propósito en la vida. 

A esta historia tan profunda, tan cargada de matices, y, por qué no, de lecturas, hay que añadirle unos aspectos técnicos sobresalientes. Desde el punto de vista visual, Soul es una maravilla que, está dividida en dos partes. 

Por un lado, Nueva York, dibujada a la perfección, con unos matices que en algunos planos pareces estar observando una foto o imagen real de la famosa ciudad. Por otro lado, el mundo del más allá, con formas y trazos más sencillos, como queriendo separar el mundo material del intangible. En este último, distinguimos a su vez dos ámbitos, el de la creación y preparación de las almas, con colores muy amables, cálidos y la parte donde los místicos y las almas perdidas transitan, bastante más oscura.

La música de Trent Reznor, Atticus Ross y Jon Batiste ponen el broche perfecto a una obra maestra del cine de animación. Un título diferente dentro del cine de Pixar, quizá con un enfoque más adulto que alguna de sus predecesoras, pero muy disfrutable por todos los públicos. 

Uno de los aspectos negativos con los que se encontró el filme en su estreno fue el de aquellas voces que lo señalaron como poco apropiado o difícilmente asequible para los ojos de un niño. Sin embargo, a través de esos ojos -y al igual que pasa con 22 y Joe-, seguro que los más pequeños sacan lecturas diferentes a las nuestras, pero muy sabias. Una de esas lecciones debe ser vivir cada minuto. Para eso estamos aquí, y ese debe ser nuestro propósito.


Ficha Técnica

Título original: Soul

Año: 2020

Duración: 100 min.

Género: Animación / Drama / Cine familiar / Música / Fantástico / Pixar

País: Estados Unidos Estados Unidos 

Dirección: Pete Docter, Kemp Powers

Guion: Pete Docter, Kemp Powers, Mike Jones

Música: Trent Reznor, Atticus Ross, Jon Batiste 

Fotografía: Matts Aspbury, Ian Meggiben

Premios: 2020: Premios Oscar: Mejor largometraje de animación y banda sonora
                2020: Globos de Oro: Mejor película de animación y mejor banda sonora
                2020: Premios Bafta: Mejor filme de animación y banda sonora
                2020: Premios Annie: 7 premios, incluyendo mejor película y guion
                2020: American Film Institute (AFI): Top 10 Mejores películas del año

Puntuación: 9/10

2 comentarios:

  1. La verdad es que tengo muchas ganas de verla. Había oído comentar como dices que no es para Minos, sin embargo con inside out tuve la misma sensación y ellos si que la aprecian, pero de otra manera.

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    1. Ellos lo ven con otros ojos pero con mucha sabiduría. Hay veces que parece que hay que hacer películas de animación huecas porque de otra manera, los niños no las entenderían, y eso está muy alejado de la realidad. Espero que te guste cuando la veas, ya nos contarás que te ha parecido. Un saludo, Ainhoa.

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