Siento debilidad por M. Night Shyamalan, desde su explosión popular en El sexto sentido, una película a la que regresar una y otra vez y observar que por ella no pasa el tiempo. Tampoco por otra de mis placeres confesables: Señales. Aún guardo en la retina la expresión de Joaquin Phoenix frente al televisor, observando al alienígena al otro lado de la pantalla. Batea Merrill... En fin, maravilloso.
Y podría estar hablando horas de El protegido (¡Qué barbaridad de filme!) y sus continuaciones en Múltiple y Cristal (lo que hace James McAvoy es de otro planeta), o La joven del agua, El bosque y recientemente La visita. Incluso sus aportaciones en Wayward Pines (la primera temporada le da sopas con honda a la segunda). No me meteré en sus obras menores; que lo hagan otros.
En fin, un director todopoderoso, que siempre ofrece algo más allá de lo convencional, llevando en ocasiones al límite al espectador, tras un atosigamiento que te acompaña días y días. Al menos en los trabajos anteriormente citados, el poso de Shyamalan te invita a activar todos los sentidos de tu Ser. Algo que trasciende al cine moderno, con ese porte clásico que el director aprovecha para aparecer en secuencias esporádicas, como un punto de inflexión en la trama.
Este gusto se lo ha dado personalmente y más prolongado, curiosamente, en su último trabajo: Tiempo. Y de nuevo el cineasta indio logra satisfacer (a mi al menos) las expectativas creadas antes de su estreno. Porque cuando se viene algún nuevo trabajo de M. Night Shyamalan: ¡Paren las rotativas!
En esta ocasión es la adaptación de la novela gráfica de Pierre-Oscar Lévy y Frederick Peeters, donde un grupo de familias pasan sus vacaciones en un paraíso tropical, cuyas playas guardan un oscuro secreto. El tiempo en ellas corre demasiado deprisa, consumiendo los cuerpos de quienes están allí atrapados, envejeciendo sin posibilidad de escape.
Una suerte de puzle a contrarreloj, donde Shyamalan va encajando las piezas poco a poco, combinando el entretenimiento vertiginoso, agobiante e impactante, con una crítica que no podría estar más de actualidad. Intereses ocultos y experimentales (hasta ahí escribiré) que son un placer descubrir. Una especie de clic, cuando parecía llegar a un callejón sin salida, que remata este notable trabajo del aclamado director, donde lo sobrenatural y la psicología humana vuelven a ir de la mano, para salir airoso del cuchillo con que los detractores del indio siempre están al acecho.
No es de sus obras más redondas, cierto. Empezando por un reparto donde Gael García Bernal se salva de la quema, amén de unos minutos decentes de Thomasin McKenzie y Alex Wolff. Pero en el debe quedan diálogos bastante pobres, en un guion bien estructurado.
Esas conversaciones no sacan toda la chicha que uno hubiera deseado, y si bien se mantienen las constantes del cine de Shyamalan: niños, agua, giros argumentales y su aparición en pantalla, esas frases transmitidas por un elenco poco afortunado, lastran al poder de la imagen y la trama.
Aún así, y estando en verano, la ligereza con la que vuela el Tiempo en esa isla y en la sala de cine es gratificante. Así que sí, si tuviera que decirle a alguien que pagara una entrada de cine, Old (título original) sería mi apuesta.
Ficha Técnica
Título original: Old
Año: 2021
Duración: 108 min.
Género: Intriga / Fantástico / Sobrenatural
País: Estados Unidos
Dirección: M. Night Shyamalan
Guion: M. Night Shyamalan. Novela gráfica: Pierre-Oscar Lévy, Frederick Peeters
Música: Trevor Gureckis
Fotografía: Mike Gioulakis
Reparto: Gael García Bernal, Vicky Krieps, Rufus Sewell, Thomasin McKenzie, Alex Wolff, Nikki Amuka-Bird, Abbey Lee, Ken Leung, Aaron Pierre, Eliza Scanlen, Emun Elliott, Embeth Davidtz, Alexa Swinton
Puntuación: 7/10
La tengo pendiente de ver, aunque es cierto que este director tampoco me vuelve muy loco.
ResponderEliminarUn saludo
Está dos o tres escalones por debajo de sus mejores trabajos, pero es bastante interesante
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