Allá por 2018, John Krasinski revitalizaba el género de terror sin hacer ruido, valga la metáfora, con Un lugar tranquilo. A tenor de la crítica, Krasinski no había empezado con buen pie en eso de la dirección tras Entrevistas breves con hombres repulsivos, adaptación de la novela de David Foster Wallace. Pero con Los Hollar, notable tragicomedia, recuperó cierto impulso, que le valió el triunfo junto a la siempre sobresaliente Emily Blunt con A Quiet Place (título original).
Éxito de público y crítica mediante era necesaria una secuela de esa invasión alienígena y la supervivencia de la raza humana. Y el norteamericano lo ha hecho con mucha inteligencia, sin caer en la repetición, que era el camino fácil, y haciendo los retoques justos para dar continuidad a lo que se presume una saga muy entretenida. El relevo generacional está garantizado y nosotros que lo celebramos.
Así pues, Un lugar tranquilo 2 nos hace la envolvente del regresar al origen de la invasión extraterrestre. Cuándo y cómo sucedió todo. Lo hace de la forma más vertiginosa posible, de forma directa, como debe ser. Espectacular arranque. A partir de ahí, con un salto espacio temporal y varios flash, nos recuerda el mundo apocalíptico donde nos dejó hace tres años.