El mundo de la política: ¿te cansa, te aburre, te provoca náuseas? O por el contrario, eres de esas personas que viven con entusiasmo todo lo que rodea al circo político, incluidos sus entresijos y fauna que vive del mismo. En cualquiera de los casos o bandos en los que te situes, Un plan irresistible puede ser una opción bastante óptima para pasar el rato frente a la pantalla y evadirte de este extraño y angustioso verano del 2020.
El argumento es sencillo y, en cierto sentido, un poco manido. Un estratega demócrata en horas bajas, Gary Zimmer -Steve Carell- ve la oportunidad de recuperar prestigio, al descubrir mediante un video viral a un antiguo coronel del ejército -Chris Cooper- dando un discurso sobre los derechos de los ciudadanos. Su objetivo será convencerle y apoyarle para que se presente a las elecciones municipales de una pequeña localidad conservadora de Wisconsin.
La película, dirigida por el famoso cómico Jon Stewart, aprovecha los clichés que surgen de su planteamiento inicial: la llegada de un consejero político de Washington a una ciudad perdida en el medio oeste americano. La personalidad y costumbres del urbanita, chocarán con las de las buenas gentes del medio rural, cuya sencillez y hospitalidad descolocan en muchos momentos al protagonista.
Asimismo, el personaje interpretado por Steve Carell tiene su némesis, una estratega republicana -Rose Byrne- que se traslada a la pequeña ciudad de Wisconsin para plantar batalla política y personal a su contrincante. De esta forma, el filme se apoya en una guerra de sexos entre ambos personajes, lo que provoca situaciones de cierta comicidad. Algo en lo que Carell ya tiene cierta experiencia.
No siendo una gran película, e incluso pudiendo perder fuelle durante la parte central del filme, el buen trabajo de los actores, así como el final con moraleja que Jon Stewart plantea con mucha habilidad, hacen de Un plan irresistible una opción recomendable para aquellos que quieran un rato de entretenimiento sin más pretensiones. Una comedia agradable, que tal y como están las cosas, no viene nada mal.
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