Un actor, Gyllenhaal, pausado, a veces taciturno. Está como a la espera. Sus personajes suelen ser tipos en una calma tensa. Como esos embalses que contienen agua calmada hasta que abren sus compuertas, y dejan salir un torrente que arrasa con todo. En este caso emociones: rabia, felicidad, frustración, amor o todo junto.
Algo así pasa también con Demolición, dirigida por Jean-Marc Vallée, responsable de otros trabajos a tener en cuenta como la enigmática Café de Flore o la oscarizada Dallas Buyers Club. Dos películas con las que Demolición guarda algunos paralelismos.
Por ejemplo, los protagonistas tienen que forjar una nueva existencia tras un duro golpe. De la destrucción, una nueva civilización. En el caso de Demolición, desde el minuto uno las cosas están claras. Davis Mitchell (Jake Gyllenhaal) es un exitoso ejecutivo, que sufre una suerte de desconexión emocional con la realidad, quedando en una especie de limbo, cuando su esposa, (Heather Lind) muere en un accidente de tráfico, donde él iba de copiloto.
La vida de Mitchell se desmorona, en el sentido de que el shock es brutal, lo que le lleva a plantearse qué clase de vida llevaba hasta ese momento. Pero sobre todo, qué va a hacer a partir de ahora. En el hecho más tonto del mundo, como que una máquina expendedora se quede atascada mientras recibe la noticia de la muerte de su mujer, encuentra una especie de salida a esas emociones bloqueadas.
Jake Gyllenhaal es Davis Mitchell en 'Demolición'. |
Ahí decide escribir a la empresa que distribuye estas máquinas una especie de reclamación. Una carta desgarradora, donde expone qué ha significado que dicha máquina se obstruya en ese momento concreto. Y la misiva llega a Atención al Cliente, donde trabaja Karen (Naomi Watts), una mujer que atraviesa también unas circunstancias un tanto peculiares, y que conecta con Mitchell desde la emoción de salir de esas especie de bache emocional en el que se encuentran. Cada a uno a su manera. Ahí entra en juego Chris (Judah Lewis), el hijo de Karen, que atraviesa también una etapa de definición y autodescubrimiento.
Jake Gyllenhaal y Chris Cooper, de nuevo juntos como en 'Cielo de octubre'. |
Paralelamente, el suegro y jefe de Mitchell (Chris Cooper) -otra vez juntos tras Cielo de octubre- trata de que éste no pierda definitivamente la conexión con el mundo previo a la muerte de su esposa. Pero Mitchell ya ha tomado una decisión: "Si quieres arreglar algo, debes desarmar todo y descubrir qué es importante".
Los golpes de la vida y cómo salir de ellos
Demolición, a su manera, es una especie de tratado de como recibimos golpes en la vida y de qué manera salimos de ellos. Ciertamente, siendo uno mismo. Ni más, ni menos. Cuando el barco naufraga, siendo tú mismo, seguirás a flote. Aceptando y comprendiendo. No hay más.
En el caso del personaje de Gyllenhaal, ese bote consiste en romper en pedazos su pasado, literalmente, y con los escombros, construir otra realidad más semejante a él. Una forme de autoconocimiento. Es verdad que es un proceso, a veces, algo lento y enredado, pero si prestas atención, no te perderás.
Naomi Watts y Jake Gyllenhaal. |
Tras aproximarme a tres trabajos de Jean-Marc Vallée, me queda claro que al director le importa y mucho el componente emocional de los personajes. Las cosas pasan por algún motivo. Nada es fortuito, ni los accidentes. Todos formamos parte de un plan preconcebido, y en el camino vamos encajando las piezas que se han ido descomponiendo, hasta construir una cosas totalmente distinta a la que había.
En las películas de Vallée, la psicología de los personajes es fundamental para llegar a entenderlos. En el caso de Jake Gyllenhaal, su bloqueo es perfectamente comprensible. Y un actor de su talento es capaz de transmitirlo a las mil maravillas. A priori deambula como un loco en una realidad en la que, en verdad, estaba atrapado. Pero la muerte de su mujer, paradójicamente, es la llave para que buscar alternativas a una vida, que le llevaba de cabeza al precipicio de la infelicidad.
Así se junta con una no menos carismática Naomi Watts que, eso sí, va perdiendo peso en favor de su hijo en la ficción, Judah Lewis, todo un descubrimiento. Y por el camino, el siempre cumplidor Chris Cooper y Heather Lind, que flota en las escenas como recordando al protagonista quién es y, aunque ya no esté, hacia donde debe ir.
Así Demolición, a la que descubrí por casualidad en Sundance TV, se compone a base de mucha psicología emocional y unos personajes que combinan la pausa y la contemplación, con la pasión innata a todo ser humano.
Heather Lind y Jake Gyllenhaal. |
Como reza el título de esta reseña: ¿Alguna vez has querido destrozar algo en mil pedazos? Y no lo hemos hecho por miedo al rechazo. Un miedo a ser censurados por quien nos rodea. Un miedo, que atenaza, y que nos impide ver quien de verdad somos.
Por desgracia tiene que venir un hecho traumático para 'demolerlo', y cambiar de estrategia ante la vida (impresionante el mejor momento de la película, en el metro). Ese es el trabajo de Jean-Marc Vallée. Y ese es el proceso que, tarde o temprano, todos pasaremos en el algún momento de la vida. Mejor que sea sin nada doloroso de por medio, y sí porque hayamos sido conscientes antes de tiempo.
Ficha Técnica
Título original: Demolition
Año: 2015
Género: Drama / Psicología
Duración: 100 min.
País: Estados Unidos
Dirección: Jean-Marc Vallée
Guion: Bryan Sipe
Fotografía: Yves Bélanger
Reparto: Jake Gyllenhaal, Naomi Watts, Chris Cooper, Judah Lewis, Polly Draper, Wass Stevens, Stephen Badalamenti, Zariah Singletary, Alfredo Narciso, George J. Vezina, Helen Brackel, Ben Cole, Lytle Harper
Puntuación: 8/10
Una interesante historia ,con una actuación extraordinaria . Algo que nos recuerda las dificultades de enfrentar las pérdidas . Recomendable !!
ResponderEliminarUna interesante historia ,con una actuación extraordinaria . Algo que nos recuerda las dificultades de enfrentar las pérdidas . Recomendable !!
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