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sábado, 18 de abril de 2020

'Sergio': Pasteloso lavado de cara a la ONU

Sergio Vieira de Mello fue el carismático enviado especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para la pacificación de zonas en conflicto. Vital fue su papel, por ejemplo, en Timo Oriental. Y estaba llamado a ser el sucesor de Kofi Annnn al frente del organismo internacional. Algo que finalmente se truncó en la Guerra de Irak, en 2003. Y que ahora ha rescatado el director Greg Barker para Netflix en Sergio



En líneas generales, hablamos de un edulcorado homenaje al diplomático brasileño, para acabar convirtiéndose en una especie de lavado de cara al papel de la ONU en el contexto internacional. Particularmente, en la Irak en guerra de comienzos de siglo, donde estuvo destinado Vieira de Mello junto a otros enviados como por ejemplo, su pareja Annie.

En la ficción, ellos son Wagner Moura y Ana de Armas. Lo único potable de este pasteloso telefilme. Y es que entre ambos hay química. Tanto física como interpretativa. Moura ya lo había demostrado en enormes trabajos como Tropa de élite o Narcos, cumpliendo aquí con notable el expediente. Mientras que Ana de Armas confirma que lo de Puñales por la espalda no es casualidad.

Ana de Armas y Wagner Moura son los principales protagonistas de 'Sergio'.

Sin embargo el guión, el tratamiento de la historia en sí, es un fiasco. Empezando por la narración. Se supone que Irak y el papel de la ONU allí a través de los personajes son el hilo principal. Sin embargo se producen saltos en el tiempo hacia Brasil o Timor que sirven para explicar el legado y trayectoria de Sergio, pero que son piedras en el camino para el desarrollo de sus casi dos horas de duración.

En paralelo, la historia de amor de ambos. Una subtrama que tiene doble cara, pues regala la complicidad tanto del brasileño como de la hispano cubana, pero que a la vez se vuelve algo tedioso, romanticón y meloso, perdiendo el poco fuelle que le quedaba al thriller político que rodea a toda la película.

La película aborda el papel del diplomático brasileño en Irak en 2003.
Sin valentía
Otro de los déficit de esta obra de Netflix es la poca valentía que arrojan director y guionista. Late una crítica superficial a la intervención estadounidense en Irak. Incluso se juega con una teoría sobre el por qué del destino de Sergio Vieira de Mello. Todo eso planea una otra vez en cada secuencia. En cambio, nunca acaba de salir de la oscuridad, donde finalmente se queda.

Sea por falta de pruebas o por cualquier otro motivo, parece que existen condiciones suficientes para entrar a machete sobre la conclusión de los protagonistas. En especial de Vieira de Mello Sin embargo ni se tira la piedra ni se esconde la mano. Nada de nada quedando únicamente en un producto melodramático con tintes políticos.

Particularmente pienso que era más atractiva la historia política sobre el trabajo del brasileño y su equipo en tierras iraquíes. También en Timor. Esa lucha de poderes entre varias facciones, el imperio americano y la propia ONU por ver quién consigue imponer sus criterios. Por ver si habrá guerra y paz. Y al final: ni lo uno ni lo otro. Al revés, me queda el poso de intentar ensalzar a unas Naciones Unidas que cuentan más sus logros por desastres que por victorias. Incluida la misma Irak.

La misma Netflix ha estrenado un documental, también con Greg Barker a los mandos, sobre el diplomático brasileño. Y estoy convencido de que tendrá mucha más miga que cortar. Pero ya he tirado dos horas de mi tiempo con la ficción y éste es oro. No me la juego más.


Ficha Técnica


Título original: Sergio

Año: 2020

Duración: 118 min.

Género: Biográfico / Drama / Hechos Reales / Política / Romance

País: Estados Unidos Estados Unidos

Dirección: Greg Barker

Guión: Craig Borten

Música: Fernando Velázquez

Fotografía: Adrian Teijido, Rich B. Moore Jr.

Reparto: Wagner Moura, Ana de Armas, Brian F. O'Byrne, Garret Dillahunt, Clemens Schick, Will Dalton, Jason Anthony

Puntuación: 4/10

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