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domingo, 29 de marzo de 2020

'El mundo está loco, loco, loco': Todo por la pasta

Es verdad. El mundo está loco, loco, loco. Lo estáis viendo confinados en casa, como dos tercios de la población mundial. Con la única libertad de salir al balcón a las 20.00 horas a aplaudir a los héroes de nuestra sanidad. Sabemos cuando entramos en casa pero aún no cuándo saldremos. La crisis sanitaria pasará, con mucha sangre, sudor y lágrimas. Y vendrá la económica con mucha más fuerza. Que cada uno saque sus propia conclusiones sobre el nuevo orden mundial que se adviene.

Pero no vengo hoy a hablar de geopolítica ni conspiraciones. De hecho esta introducción, aparentemente terrorífica, es lo único macabro que espero que leáis en estas líneas. Porque quiero irme a un sitio radicalmente opuesto como es el de la comedia, tan necesaria hoy como siempre.

Me refiero a ese otro El mundo está loco, loco, loco que en 1963 rodaba Stanley Kramer con un reparto coral, encabezado por el gran Spencer Tracy junto a Milton Berle, Dick Shawn, Terry-Thomas, Jonathan Winters, Mickey Rooney, Buddy Hacket, Phil Silvers, Jimmy Durante, Ethel Merman o Peter Folk entre otros. E incluso cameos de Buster Keaton y Jerry Lewis.


El punto de partida es una serpenteante carretera en mitad de un baldío paisaje californiano. Varios coches circulan con ella mientras son adelantados por un vehículo a gran velocidad, que acaba saliéndose y volando literalmente por el precipicio. Los automovilistas se apean para socorrer al conductor accidentado, que les confiesa que hay una gran fortuna enterrada sobre una W gigante en un parque de Santa Rosita.

Cinco conductores presencian un accidente...Pero nadie ha visto nada ni oído nada. ¿Por qué será?

Tras revelar el secreto que responde a esa conducción temeraria, éste muere. Los cinco conductores se miran de reojo cuando llega una patrulla policial. Ninguno de ellos sabe nada y por supuesto no han oído nada. Aquí paz y después gloria. A seguir cada uno con lo suyo.

Pero tanto dinero escondido y solo conocido por cinco tipos es una bicoca difícil de olvidar. Se inicia así una carrera donde el objetivo es conseguir el tesoro a toda costa y por encima de cualquier norma legal, ética o moral. Como si hay que dejar a la insoportable suegra en mitad del desierto. Da igual. El fin justifica los medios.


Desvelado el secreto, los codiciosos conductores inician una carrera hacia el tesoro.

Por supuesto que la policía no es tonta y sabe la identidad del finado. También el motivo de su velocidad y no quiere dejar escapar ese pastel. Para más inri, los cinco conductores, con sus respectivos acompañantes, no saben guardar un secreto. Con lo que se van uniendo a la lista de 'buscadores de oro' otros tantos tipos sin escrúpulos. Una carrera a contrarreloj por hacerse con el botín y con un único lema: Todo por la pasta.

Una locura divertidísima de principio a fin

A grandes rasgos ese es el argumento de El mundo está loco, loco, loco. El resumen es que ésta película, de dos horas y media de duración, es una locura divertidísima de principio a fin.

De hecho los títulos de crédito iniciales son una auténtica obra maestra, firmados (como no) por Saul Bass, uno de los diseñadores artísticos más importantes del séptimo arte. Una especie de cortometraje. Cine dentro del cine, preludio de la comedia descomunal que vamos a degustar.


Y es que en este trabajo de Stanley Kramer no hay apenas un momento de respiro. Desde el momento en que los protagonistas son conscientes de lo que hay en juego, arranca una suerte de carrera de autos locos con momentos únicos, que son historia del cine.

Spencer Tracy, la más brillante personalidad de la industria del orden y la ley.

Por dejar algunos ejemplos: ese Phil Silvers que trata de cruzar sin suerte un río con su coche; Mickey Rooney y Buddy Hacket a los mandos de un avión sin tener ni pajolera idea de pilotar; el siempre taimado Spencer Tracy, la más brillante personalidad de la industria del orden y la ley, movido por la codicia; el dentista Sid Caesar atrapado en el sótano de una tienda de jardinería; o esa gasolinera destrozada por un arrebato de ira de Jonathan Winters.

Buddy Hacket y Mickey Rooney a los mandos del avión son de todo menos un peligro.

Son solo algunas de las escenas más cómicas que recuerdo en mucho tiempo. Rodadas con maestría por un Kramer que es capaz de filmar desde la más absoluta seriedad Vencedores o Vencidos y pasarse a la comedia más disparatada en El mundo está loco, loco, loco. Pero bien majara además. Vuelcos, saltos o golpes inverosímiles ponen el broche a esta película que ha envejecido como el mejor vino. Y una muestra más de como la avaricia y la ambición humana no conocen límites. Menos mal que en esta cinta es para provocar la carcajada y no el mal.

Ratas a la carrera

En el año 2001 esta película tuvo un 'remake' más que digno como Ratas a la carrera. En esta última cambiaba el argumento y un puñado de tipos paupérrimos eran utilizados por millonarios como un juego por ver quien conseguía un cuantioso premio en metálico. En ambos casos la dignidad quedaba a un lado por la codicia de lograr la recompensa.


Edie Adam y Sid Caesar no saben dónde se han metido.

Ya digo que fue un correcto homenaje a la obra de 1963. Pero la original, siempre es la original, no cabe ninguna duda. Con ese encanto además del cine clásico. De esa imagen, ese color, esa manera de rodar escenas cómicas que te hacen reír sin parar. Te dejan sin aliento. Y ese aroma, en definitiva, que tenía el celuloide de antes y que aún hoy sigue transpirando más allá de la pantalla. Como el café recién hecho de por la mañana. Pura delicia.

'El mundo está loco, loco, loco es un compendio de divertidísimas situaciones inverosímiles.

Este reparto, el que capitanea Spencer Tracy, estaba loco, loco, loco. Chiflados al servicio del entretenimiento que casi sesenta años después siguen funcionando perfectamente.


Ficha Técnica


Título original: It's a Mad, Mad, Mad, Mad World

Año: 1963

Duración: 154 min.

Género: Aventuras / Comedia 

País: Estados Unidos Estados Unidos

Dirección: Stanley Kramer

Guion: William Rose, Tania Rose

Música: Ernest Gold

Fotografía: Ernest Laszlo

Reparto: Spencer Tracy, Milton Berle, Sid Caesar, Jonathan Winters, Ethel Merman, Mickey Rooney, Buddy Hackett, Edie Adams, Dorothy Provine, Terry-Thomas, Phil Silvers, Dick Shawn, Peter Falk, Jim Backus, Jimmy Durante, Arnold Stang, Marvin Kaplan, Don Knotts, Eddie "Rochester" Anderson, William Demarest, Barrie Chase, Paul Ford, Sterling Holloway, Jack Benny, Joe E. Brown, Andy Devine, Buster Keaton, Harry Lauter, Jerry Lewis, Carl Reiner, Edward Everett Horton, Mike Mazurki, Charles McGraw

Premios: 1963: Oscar: Mejores efectos de sonido. 6 nominaciones
                1963: Globos de Oro: Nominada Mejor película comedia/musical y actor (Winters)

Puntuación: 9/10

4 comentarios:

  1. Me encanta esa pelicula (Ratas a la carrera también) Lo describe muy bien la frase que dices: que importa la dignidad, lo importante es el premio. Perfecta para una tarde de risas :D
    Un saludo!

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  2. Conozco esta película, aunque solo de oídas y sin tener ni idea de su argumento, pero cada vez que alguien la nombraba de nuevo iba creciendo mi curiosidad... hasta ahora. Me parece una trama tan interesante como seguramente disparatada, por no hablar de que el reparto es realmente bueno. Creo que acabas de convencerme para que finalmente me anime a verla, pues si tiene parecido a "Ratas a la carrera" (que sí he visto y me gustó), seguro que también me voy a reír mucho con esta. Genial entrada y gracias por publicarla.

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    1. Gracias a ti por el comentario. De hecho Ratas a la carrera es el remake de ésta. Si la encuentras estos días anímate, porque te vas a reír mucho

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