"El hombre es el animal más peligroso de todos". Dónde había escuchado yo antes esto... ¡Pues claro! En Zodiac, la obra maestra de David Fincher que todavía hoy me pregunto como pasó desapercibida en su día.
La primera vez fue en 2007. Y hasta en dos ocasiones fui al cine a ver este thriller sobre el famoso asesino del Zodiaco que nunca fue atrapado. Posteriormente, año tras año, me acerqué a ella -la película- porque insisto, es una maravilla cinematográfica y además desde el punto de vista social, policial y periodístico. Lo tiene todo. Amén de una cámara, la de Fincher, que retrata a unos personajes -y actores- de matrícula.
Pero no vengo a a hablar de una de mis películas favoritas de la historia del cine. Si no de otra. El arte tiene esa magia de ser capaz de que una obra o un autor te haga descubrir a otro. Vas saltando y, mejor aún, enriqueciendo tu saber gracias a la vocación y dedicación previa que muestran otros como David Fincher. Y antes que el... Pues eso. Por los siglos de los siglos.
Así llego a El malvado Zaroff. Película de 1932, de los creadores de King Kong y dirigida por Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack, inspirados en la historia escrita por Richard Connell. ¿Y por qué? Pues porque El malvado Zaroff está latente en Zodiac desde el minuto uno. De hecho parece que esta 'fábula' de un conde que caza a otros hombres inspiraba al asesino.
Aquel 2007 no solo me reveló una de mis películas fetiche, sino también la historia del asesino del Zodiaco y de rebote la del conde Zaroff (Leslie Banks en la ficción). Ese que vivía en una isla del Pacífico, manipulaba las boyas de navegación para que los barcos se extraviarán y naufragarán en su isla, y a los supervivientes los agasajaba con todo lujo para después cazarlos de la forma más variopinta. Una de sus "fieras" naufragadas (Joel McCrea, que además es otro avezado cazador)-, en cambio, se revelará contra el conde, protagonizando un juego que no tiene desperdicio.
Y eso porque: "El hombre es el animal más peligroso de todos". Otra vez esa frase. Así que tenía pendiente desde entonces -¡nada menos que trece años!- el filme de 1932 que casualmente cayó en mis manos el pasado fin de semana.
Aparte de su poso filosófico sobre el comportamiento humano hay que retrotraerse a 1932 para ver como la técnica de la época se pone al servicio de la historia. La profundidad de los planos, con excelentes decorados y el vestuario de los personajes, combinan perfectamente con ágiles movimientos de cámara.
Un regalo de los directores en forma de impetuosos travellings y esa música chirriante del oscarizado Max Steiner (éste fue su debut y atesoró cerca 300 partituras en su carrera entre Casablanca y Lo que el viento se llevó) que te mete de golpe en esa claustrofóbica mansión e isla.
Y siempre el inquietante conde Zaroff y su acento de la estepa rusa. Más perturbador aún el semblante de su criado Ivan (Noble Johnson) y ese magnánimo salón donde se dan cita unos náufragos que no saben cuál será su destino, mientras otros lo intuyen. Como el caso de Fay Wray, dama de época que pone la necesaria presencia femenina a este filme superlativo.
En esta ocasión, además, no hace falta ver el escabroso salón de trofeos del psicópata ruso para saber cómo es él por dentro y fuera, con esa cicatriz que parece hablar y dominar al conde. Los directores juegan con el terror que nace de la misma curiosidad humana. Sabes que hay algo jodido ahí dentro pero no lo ves. No te dejan mirarlo y solo queda el imaginario como recurso.
Otro ejemplo palpable de que el cine no necesita ser escabroso para provocar al espectador. Para imaginarte que en las calles hay muchos Zaroff en circulación. El cine también puede tener ese toque literario tan delicioso. Pero hoy todo eso es una rara avis. Hay que mirar y que el cerebro trabaje lo justo. Menos mal que siempre nos quedará París.
Título original: The Most Dangerous Game
Año: 1932
Duración: 78 min.
Género: Aventuras / Thriller / Intriga / Terror
País: Estados Unidos
Dirección: Irving Pichel, Ernest B. Schoedsack
Guion: James Ashomre Creelman (Historia: Richard Connell)
Música: Max Steiner
Fotografía: Henry Gerrard (B&W)
Reparto: Joel McCrea, Fay Wray, Leslie Banks, Robert Armstrong, Noble Johnson, Steve Clemente, James Flavin, William B. Davidson
Puntuación: 9/10
La primera vez fue en 2007. Y hasta en dos ocasiones fui al cine a ver este thriller sobre el famoso asesino del Zodiaco que nunca fue atrapado. Posteriormente, año tras año, me acerqué a ella -la película- porque insisto, es una maravilla cinematográfica y además desde el punto de vista social, policial y periodístico. Lo tiene todo. Amén de una cámara, la de Fincher, que retrata a unos personajes -y actores- de matrícula.
Pero no vengo a a hablar de una de mis películas favoritas de la historia del cine. Si no de otra. El arte tiene esa magia de ser capaz de que una obra o un autor te haga descubrir a otro. Vas saltando y, mejor aún, enriqueciendo tu saber gracias a la vocación y dedicación previa que muestran otros como David Fincher. Y antes que el... Pues eso. Por los siglos de los siglos.
Así llego a El malvado Zaroff. Película de 1932, de los creadores de King Kong y dirigida por Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack, inspirados en la historia escrita por Richard Connell. ¿Y por qué? Pues porque El malvado Zaroff está latente en Zodiac desde el minuto uno. De hecho parece que esta 'fábula' de un conde que caza a otros hombres inspiraba al asesino.
Leslie Banks es el excéntrico conde Zaroff. |
Aquel 2007 no solo me reveló una de mis películas fetiche, sino también la historia del asesino del Zodiaco y de rebote la del conde Zaroff (Leslie Banks en la ficción). Ese que vivía en una isla del Pacífico, manipulaba las boyas de navegación para que los barcos se extraviarán y naufragarán en su isla, y a los supervivientes los agasajaba con todo lujo para después cazarlos de la forma más variopinta. Una de sus "fieras" naufragadas (Joel McCrea, que además es otro avezado cazador)-, en cambio, se revelará contra el conde, protagonizando un juego que no tiene desperdicio.
Y eso porque: "El hombre es el animal más peligroso de todos". Otra vez esa frase. Así que tenía pendiente desde entonces -¡nada menos que trece años!- el filme de 1932 que casualmente cayó en mis manos el pasado fin de semana.
Fay Wray y Joel McCrea huyen de las flechas del ruso estepario. |
'The Most Dangerous Game'
La traducción original de El malvado Zaroff es 'The Most Dangerous Game'. La cinta dura poco más hora y tiene su momento cumbre en el diálogo que comparten Joel McCrea y Leslie Banks en el lúgubre castillo de éste. Una conversación que da todo el significado del mundo al título de la película de Pichel y Schoedsack.La conversación entre ambos cazadores es uno de los momentos más tensos del filme. |
Aparte de su poso filosófico sobre el comportamiento humano hay que retrotraerse a 1932 para ver como la técnica de la época se pone al servicio de la historia. La profundidad de los planos, con excelentes decorados y el vestuario de los personajes, combinan perfectamente con ágiles movimientos de cámara.
Un regalo de los directores en forma de impetuosos travellings y esa música chirriante del oscarizado Max Steiner (éste fue su debut y atesoró cerca 300 partituras en su carrera entre Casablanca y Lo que el viento se llevó) que te mete de golpe en esa claustrofóbica mansión e isla.
Zaroff, ya sea con arco o rifle, persigue a sus víctimas por la isla. |
Y siempre el inquietante conde Zaroff y su acento de la estepa rusa. Más perturbador aún el semblante de su criado Ivan (Noble Johnson) y ese magnánimo salón donde se dan cita unos náufragos que no saben cuál será su destino, mientras otros lo intuyen. Como el caso de Fay Wray, dama de época que pone la necesaria presencia femenina a este filme superlativo.
El poder de la imaginación
Puro cine de aventuras del sello RKO, ese que nunca defrauda. Con David O. Selznick como productor, ya digo, y ese toque del cine de siempre que hoy en el siglo XXI produce tanta nostalgia. Porque se ponía la cámara, se escribía y se dejaba hacer a todo el equipo técnico y humano desde la libertad. Mejor todavía: sin ínfulas. Tipos decididos a entretener y crear, que no a adoctrinar ni encantados de haberse conocido.La isla del conde Zaroff es una prisión en sí misma. |
En esta ocasión, además, no hace falta ver el escabroso salón de trofeos del psicópata ruso para saber cómo es él por dentro y fuera, con esa cicatriz que parece hablar y dominar al conde. Los directores juegan con el terror que nace de la misma curiosidad humana. Sabes que hay algo jodido ahí dentro pero no lo ves. No te dejan mirarlo y solo queda el imaginario como recurso.
Noble Johnson es el terrorífico cosaco Ivan. |
Otro ejemplo palpable de que el cine no necesita ser escabroso para provocar al espectador. Para imaginarte que en las calles hay muchos Zaroff en circulación. El cine también puede tener ese toque literario tan delicioso. Pero hoy todo eso es una rara avis. Hay que mirar y que el cerebro trabaje lo justo. Menos mal que siempre nos quedará París.
Ficha Técnica
Título original: The Most Dangerous Game
Año: 1932
Duración: 78 min.
Género: Aventuras / Thriller / Intriga / Terror
País: Estados Unidos
Dirección: Irving Pichel, Ernest B. Schoedsack
Guion: James Ashomre Creelman (Historia: Richard Connell)
Música: Max Steiner
Fotografía: Henry Gerrard (B&W)
Reparto: Joel McCrea, Fay Wray, Leslie Banks, Robert Armstrong, Noble Johnson, Steve Clemente, James Flavin, William B. Davidson
Puntuación: 9/10
De esos clásicos que solo conozco por el nombre ¡Pero me apetece mucho verla! Y aun más despuesde esta reseña tan completa ¡Muchas gracias!
ResponderEliminarBesos!
Gracias!!! Ahora puedes aprovechar. En tiempos de desgracia el cine nos salvará!
EliminarLo que me gusta este cine y esta la tengo olvidada, tengo que verla ya.
ResponderEliminarUn saludo
La encontré en un segunda mano antes del confinamiento. A ver si tienes suerte y la ves en algún sitio. Creo que en YouTube está
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