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miércoles, 30 de octubre de 2019

'Mandy': El mal anda suelto...Nicolas Cage también

De un tiempo a esta parte, Nicolas Cage se pasea de manera habitual por el infierno cinematográfico. Involucrado en proyectos de dudosa calidad, el ganador de un Oscar por Leaving Las Vegas ofrece en cada una de sus últimas interpretaciones un festival de muecas, gritos y miradas cargadas de locura, por lo que podríamos decir que en sí mismo, Cage es un propio género o fenómeno cinematográfico. Igual que el gran Alfredo Landa tuvo el 'Landismo', con Nicolas podríamos bautizar el 'Cageismo'.


Locuras aparte, Cage sigue siendo un gran actor. Que ahora la mayoría de sus trabajos no estén a la altura de lo que demostró en los 90's y en la primera década del presente siglo -Al Límite, Corazón Salvaje o El ladrón de orquídeas, por citar algunas- no implica que todos sus actuales filmes sean para guardar en el cajón del olvido. Un ejemplo de ellos es Mandy.

Red -Cage- es un leñador que vive tranquilamente en el bosque junto al amor de su vida, Mandy -Andrea Riseborough, La muerte de Stalin-. Un día, mientras Mandy pasea se cruza con el líder de una secta que nada más verla se obsesiona con ella y decide poseerla a cualquier precio. Invocando a una banda de motoristas venidos del infierno, raptan a la chica, destrozando la vida de la pareja. Desde ese momento, Red inicia una brutal venganza contra aquellos que le han arrebatado lo que más quería.

Nicolas Cages vive plácidamente junto a su mujer, Andre Riseborough, hasta la llegada de una secta.

La película dirigida por Panos Cosmatos es un demencial, surrealista y alucinante viaje a los infiernos. Con escasos e irrelevantes diálogos, centra su fuerza en el poder visual y en la violencia de gran parte de sus escenas. Nos encontramos ante un filme de terror y venganza cargado de detalles y referencias.

Por un lado la referencia mitológica. La de ese caballero que ha visto como destrozan su vida, le arrebatan a su amada y se lanza a la persecución de sus enemigos fabricando sus propias armas -entre ellas un enorme hacha de acero que él mismo se encarga de fundir y dar forma-. Por otro lado, un enfoque sobrenatural, con esos motoristas que parecen demonios procedentes del averno o monstruos indestructibles, brutales, carentes de sentimientos.

Asimismo, el filme está dividido en dos partes. Una inicial, con la apacible vida de la pareja protagonista y en la que se empieza a percibir la amenaza del mal a través de los miembros de la secta que pululan por el bosque. Una primera parte mucho más colorida que la segunda; oscura, en la que se desata el caos convirtiendo la obra en un festival gore del que no puedes apartar la mirada, con escenas muy duras y en otros casos cómicas -memorable Nicolas Cage encendiendo un cigarrillo de una cabeza llameante que acaba de cercenar-.

Nicolas Cage clama venganza y que mejor que hacerlo con una motosierra.

Mandy es una película difícil de recomendar. Es de ese tipo de filmes que si entras en su juego y te dejas llevar por su estética renunciando a encontrarle sentido a la trama, la puedes disfrutar. En caso contrario, la aborrecerás al no encontrarle lógica o al incomodarte tanta violencia. En mi caso, me ha envuelto su colorido, su estilo psicodélico y la historia de venganza que encierra disfrutando del tour de force visceral de un Nicolas Cage que se resiste a caer en el olvido y nos ofrece, otra vez más, una gran interpretación. Con el tiempo, Mandy se convertirá en una cinta de culto. Peleas con motosierra mediante.


Ficha Técnica


Título original: Mandy

Año: 2018

Duración: 116 min.

Género: Terror/ Acción / Thriller / Sectas / Gore / Sobrenatural / Venganza / Surrealismo

País: Estados Unidos Estados Unidos

Dirección: Panos Cosmatos

Guión: Panos Cosmatos, Aaron Stewart-Ahn

Música: Jóhann Jóhannsson

Fotografía: Benjamin Loeb

Reparto: Nicolas Cage, Andrea Riseborough, Linus Roache, Ned Dennehy, Bill Duke, Olwen Fouéré, Line Pillet, Richard Brake, Clement Baronnet, Alexis Julemont, Ivailo Dimitrov, Zeva DuVall, Isaiah C. Morgan

Premios: 2018: Festival de Sitges: Mejor director
                2018: Asociación de Críticos de Chicago: Nominada a Mejor banda sonora
                2018: Premios Independent Spirit: Nominada a Mejor fotografía

Puntuación: 7/10

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