Douglas Mackinnon está de actualidad con el estreno de Good Omens, la creación de Neil Gaiman (American Gods) por la que ha apostado de forma decidida Amazon. Mackinnon ha hecho de las series su ámbito de trabajo. Ahí están Knightfall, Sherlock, Outlander o Doctor Who. Y una única incursión al cine, hasta la fecha: El escocés volador (The Flying Scotsman). La increíble historia real de Graeme Obree, que logró dos campeonatos del mundo de ciclismo en pista en la modalidad de persecución (1993 y 1995) y se hizo con dos récords de la hora (1993 y 1994), peleando contra la UCI que censuró su modo de posicionarse en la bicicleta.
¿Fue un loco, un genio o ambas cosas a la vez? Esa pregunta se cierne durante la hora y media de duración de una de esas películas deliciosas que suelen pasar desapercibidas entre el gran público. Y se responde fácilmente porque material hay de sobra para emocionar, divertir y conmover.
Empezando por el punto de partida donde se enseña la infancia demoledora de Obree. Víctima de abusos de sus compañeros de clase y que gracias al ciclismo, al apoyo incondicional de su mujer y amigos salió adelante y escapó del abismo.
Pese a ello, ese pasado le persigue durante todo el filme -y a buen seguro que su vida-. De hecho le detectan trastorno bipolar. Pero nuevamente el ciclismo se erige como gran terapia. Y ahí sale la vertiente visionaria de este escocés que construyó su propia bicicleta ¡con piezas de lavadora! y peleó de tú a tú con el legendario Chris Boardman, recordman de la hora también en pista y que, si os gustaba el ciclismo de los 90, recordaréis como el 'tipo' que ganaba todos los prólogos del Tour.
Como Boardman, Obree es el hijo del tiempo. Un fuera de serie en esta disciplina. La película de Mackinnon se hace fuerte en esa lucha del ciclista por conquistar el sueño que a menudo, seres despreciables, se empeñan en destruir e impedir que lo consigas. Un revolucionario, además, contra el poder de la UCI, la gris y antipática UCI.
A este conflicto se suma la relación del ciclista con su mujer y su gran amigo Malky. Ambas de una humanidad tremenda. Una combinación sensacional de drama y deporte que, como la bici, de este escocés, vuela en la pantalla.
Y desde luego eso no sería posible sin el tremendo trabajo interpretativo del reparto. Empezando por el protagonista: Jonny Lee Miller. El siempre recordado 'Sick Boy' de Trainspotting está descomunal en la piel de Graeme Obree. Introspectivo en los momentos de flaqueza del ciclista y colosal cuando el sueño de ganar al tiempo se pone en sus narices.
La ayuda de Laura Fraser, contrapunto femenino necesario y magnífico del reparto; junto a un perfecto Billy Boyd como Marky (El señor de los Anillos, Master and Commander) y las apariciones de Brian Cox (Braveheart, The Boxer) culminan una película de notable alto.
Título original: The Flying Scotsman
Año: 2006
Duración: 96 min.
Género: Drama / Deportes / Ciclismo / Hechos Reales
País: Reino Unido
Dirección: Douglas Mackinnon
Guión: John Brown, Declan Hughes, Simon Rose
Música: Martin Phipps
Fotografía: Gavin Finney
Reparto: Jonny Lee Miller, Brian Cox, Laura Fraser, Billy Boyd, Morven Christie, Sean Brown, Ron Donachie, Steven Berkoff, Moray Hunter
Puntuación: 8/10
¿Fue un loco, un genio o ambas cosas a la vez? Esa pregunta se cierne durante la hora y media de duración de una de esas películas deliciosas que suelen pasar desapercibidas entre el gran público. Y se responde fácilmente porque material hay de sobra para emocionar, divertir y conmover.
Empezando por el punto de partida donde se enseña la infancia demoledora de Obree. Víctima de abusos de sus compañeros de clase y que gracias al ciclismo, al apoyo incondicional de su mujer y amigos salió adelante y escapó del abismo.
Magnífico trabajo de John Lee Miller y Billy Boyd en 'El escocés volador'. |
Pese a ello, ese pasado le persigue durante todo el filme -y a buen seguro que su vida-. De hecho le detectan trastorno bipolar. Pero nuevamente el ciclismo se erige como gran terapia. Y ahí sale la vertiente visionaria de este escocés que construyó su propia bicicleta ¡con piezas de lavadora! y peleó de tú a tú con el legendario Chris Boardman, recordman de la hora también en pista y que, si os gustaba el ciclismo de los 90, recordaréis como el 'tipo' que ganaba todos los prólogos del Tour.
Como Boardman, Obree es el hijo del tiempo. Un fuera de serie en esta disciplina. La película de Mackinnon se hace fuerte en esa lucha del ciclista por conquistar el sueño que a menudo, seres despreciables, se empeñan en destruir e impedir que lo consigas. Un revolucionario, además, contra el poder de la UCI, la gris y antipática UCI.
A este conflicto se suma la relación del ciclista con su mujer y su gran amigo Malky. Ambas de una humanidad tremenda. Una combinación sensacional de drama y deporte que, como la bici, de este escocés, vuela en la pantalla.
Y desde luego eso no sería posible sin el tremendo trabajo interpretativo del reparto. Empezando por el protagonista: Jonny Lee Miller. El siempre recordado 'Sick Boy' de Trainspotting está descomunal en la piel de Graeme Obree. Introspectivo en los momentos de flaqueza del ciclista y colosal cuando el sueño de ganar al tiempo se pone en sus narices.
La ayuda de Laura Fraser, contrapunto femenino necesario y magnífico del reparto; junto a un perfecto Billy Boyd como Marky (El señor de los Anillos, Master and Commander) y las apariciones de Brian Cox (Braveheart, The Boxer) culminan una película de notable alto.
Ficha Técnica
Título original: The Flying Scotsman
Año: 2006
Duración: 96 min.
Género: Drama / Deportes / Ciclismo / Hechos Reales
País: Reino Unido
Dirección: Douglas Mackinnon
Guión: John Brown, Declan Hughes, Simon Rose
Música: Martin Phipps
Fotografía: Gavin Finney
Reparto: Jonny Lee Miller, Brian Cox, Laura Fraser, Billy Boyd, Morven Christie, Sean Brown, Ron Donachie, Steven Berkoff, Moray Hunter
Puntuación: 8/10
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