Era el año 1967 cuando Faye Dunaway y Warren Beatty daban vida a Bonnie Parker y Clyde Barrow en el clásico del cine Bonnie & Clyde. La extraordinaria película de Arthur Penn narraba las fechorías de los dos criminales más buscados y su banda durante la Gran Depresión.
Amados por el pueblo, pues robaban bancos y se ensañaban con los policías a los que solían acribillar en su huída, el Establishment los declaró enemigos públicos. Algo parecido a lo que sucedía con John Dillinger, contemporáneo a la pareja. Su caza se convirtió prácticamente en una cuestión nacional. Bonnie & Clyde se movían casi como fantasmas por los Estados del sur suroeste y causaban el pánico entre las fuerzas del orden.
Policías locales, estatales y hasta el FBI de John Edgar Hoover se lanzaron a una persecución sin cuartel contra la banda. Sin éxito. Lo que llevó a la gobernadora de Texas, Ma Ferguson, a recurrir a los ranger que ella misma había extinguido. Concretamente Texas reclamó los servicios de Frank Hamer y Manny Gault.
Amados por el pueblo, pues robaban bancos y se ensañaban con los policías a los que solían acribillar en su huída, el Establishment los declaró enemigos públicos. Algo parecido a lo que sucedía con John Dillinger, contemporáneo a la pareja. Su caza se convirtió prácticamente en una cuestión nacional. Bonnie & Clyde se movían casi como fantasmas por los Estados del sur suroeste y causaban el pánico entre las fuerzas del orden.
Policías locales, estatales y hasta el FBI de John Edgar Hoover se lanzaron a una persecución sin cuartel contra la banda. Sin éxito. Lo que llevó a la gobernadora de Texas, Ma Ferguson, a recurrir a los ranger que ella misma había extinguido. Concretamente Texas reclamó los servicios de Frank Hamer y Manny Gault.