¿Es posible realizar una comedia en torno a la figura de un genocida como Josef Stalin? A simple vista parece una tarea difícil la de banalizar cualquier aspecto relacionado con uno de los mayores asesinos del siglo XX. Esta es una de las preguntas que debió hacerse Armando Iannucci -In the Loop, Veep- con su grupo de guionistas cuando decidieron adaptar La muerte de Stalin, el cómic de Fabien Fury centrado en las horas posteriores a la muerte del dictador.
La acción transcurre en los primeros días de marzo en 1953. Josef Stalin -Adrian McLoughlin- muere en su habitación tras sufrir un infarto cerebral. El puesto de Secretario General de la URSS está libre. O lo que es lo mismo: la posibilidad de liderar el Bloque del Este durante la Guerra Fría. Lo que provoca que el círculo más cercano de Stalin se enzarce en una lucha interna en la que todo vale para lograr el poder.
La muerte de Stalin es una sátira amarga con dósis de humor negro que no trivializan en ningún momento una revisión histórica acertada y precisa sobre la actuación del régimen comunista en la Europa del Este de la segunda mitad del pasado siglo. Centrándose en los días posteriores a la muerte del líder georgiano y en su sucesión, la obra no deja de lado las listas negras que derivaban en matanzas indiscriminadas o en detenciones y expulsiones a los Gulags.
De esta forma, durante el desarrollo del filme el espectador percibe esa amenaza que los ciudadanos que vivían al otro lado del telón de acero debían soportar. Denuncias falsas, acusaciones sin fundamento o gestos mal interpretados podían suponer el fin de tus días. El culto al líder por encima de todo era algo imperativo y el que no lo aceptase tenía poco porvenir.
Ese tono oscuro propio de la época y de tal vil régimen político se mezcla con la comedia. Ésta aparece en las maniobras que los miembros mas destacados del partido realizan en las dos jornadas posteriores al fallecimiento de su jefe. Con el cadáver aún caliente, estos personajes no escatiman esfuerzos a la hora de realizar cualquier jugarreta contra sus oponentes políticos.
Es digno de destacar la valentía y atrevimiento del director y guionistas a la hora de mezclar ambos géneros: el drama y la comedia, en un contexto histórico y con unos protagonistas tan siniestros como los que retratan en el filme. La obra rezuma esa acidez tan propia de los británicos.
Dos son los nombres que llevan la voz cantante en este aspecto: Nikita Khruschev -Steve Buscemi, (Fargo, Norman, el hombre que lo conseguía todo)- primer Secretario del Comité de Moscú y Lavrenti Beria -Simon Russell Beale, (Hamlet)- jefe de las Fuerzas de Seguridad, al frente del temido NKVD.
Ambos actores encabezan un casting muy jugoso que Iannucci dirige a la perfección. Se nota la mano del escocés en la televisión y más concretamente en la comedia. Así, intérpretes conocidos como Jeffrey Tambor -Win Win-, Jason Isaacs -Black Hawk Derribado-, Olga Kurylenko - Siete Psicopatas-, Paddy Considine -Bienvenidos al fin del mundo- y el Monty Python: Michael Palin -La vida de Brian- forman un reparto coral e internacional en el que ninguno de ellos desentona.
Y así, La muerte de Stalin es puro cine satírico al estilo de los británicos, sin perder el rigor histórico. Estas dos características son los principales pilares sobre los que se asienta. En Rusia la película ha sido prohibida al tildarla de "herramienta de lucha ideológica". A pesar de no existir la censura en el país liderado por Putin ,o al menos, eso aseguran sus dirigentes, el filme no pudo ser estrenado al considerarlo una burla hacia sus símbolos e historia. Si el último trabajo de Iannucci ha irritado tanto a los descendientes políticos de los soviéticos comunistas, será que merece la pena.
Título original: The Death of Stalin
Año: 2017
Duración: 106 min.
Género: Comedia
País: Reino Unido
Director: Armando Iannucci
Guion: Armando Iannucci, David Schneider, Ian Martin, Peter Fellows (Cómic: Fabien Nury)
Música: Christopher Willis
Fotografía: Zac Nicholson
Reparto: Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Jason Isaacs, Michael Palin, Olga Kurylenko, Paddy Considine, Adrian Mcloughlin, Andrea Riseborough, Rupert Friend, Diana Quick
Premios: 2017: Premios BAFTA: Nominada a mejor film británico y mejor guión adaptado
2017: British Indepent Film Award: 4 premios incluido mejor actor secundario
Puntuación: 8/10
La acción transcurre en los primeros días de marzo en 1953. Josef Stalin -Adrian McLoughlin- muere en su habitación tras sufrir un infarto cerebral. El puesto de Secretario General de la URSS está libre. O lo que es lo mismo: la posibilidad de liderar el Bloque del Este durante la Guerra Fría. Lo que provoca que el círculo más cercano de Stalin se enzarce en una lucha interna en la que todo vale para lograr el poder.
La muerte de Stalin es una sátira amarga con dósis de humor negro que no trivializan en ningún momento una revisión histórica acertada y precisa sobre la actuación del régimen comunista en la Europa del Este de la segunda mitad del pasado siglo. Centrándose en los días posteriores a la muerte del líder georgiano y en su sucesión, la obra no deja de lado las listas negras que derivaban en matanzas indiscriminadas o en detenciones y expulsiones a los Gulags.
Tras la muerte de Stalin se abre la lucha por hacerse con el poder. Entre ellos, Steve Buscemi |
De esta forma, durante el desarrollo del filme el espectador percibe esa amenaza que los ciudadanos que vivían al otro lado del telón de acero debían soportar. Denuncias falsas, acusaciones sin fundamento o gestos mal interpretados podían suponer el fin de tus días. El culto al líder por encima de todo era algo imperativo y el que no lo aceptase tenía poco porvenir.
Ese tono oscuro propio de la época y de tal vil régimen político se mezcla con la comedia. Ésta aparece en las maniobras que los miembros mas destacados del partido realizan en las dos jornadas posteriores al fallecimiento de su jefe. Con el cadáver aún caliente, estos personajes no escatiman esfuerzos a la hora de realizar cualquier jugarreta contra sus oponentes políticos.
Es digno de destacar la valentía y atrevimiento del director y guionistas a la hora de mezclar ambos géneros: el drama y la comedia, en un contexto histórico y con unos protagonistas tan siniestros como los que retratan en el filme. La obra rezuma esa acidez tan propia de los británicos.
Dos son los nombres que llevan la voz cantante en este aspecto: Nikita Khruschev -Steve Buscemi, (Fargo, Norman, el hombre que lo conseguía todo)- primer Secretario del Comité de Moscú y Lavrenti Beria -Simon Russell Beale, (Hamlet)- jefe de las Fuerzas de Seguridad, al frente del temido NKVD.
El director Armando Iannucci dando instrucciones a parte del reparto de 'La muerte de Stalin'. |
Ambos actores encabezan un casting muy jugoso que Iannucci dirige a la perfección. Se nota la mano del escocés en la televisión y más concretamente en la comedia. Así, intérpretes conocidos como Jeffrey Tambor -Win Win-, Jason Isaacs -Black Hawk Derribado-, Olga Kurylenko - Siete Psicopatas-, Paddy Considine -Bienvenidos al fin del mundo- y el Monty Python: Michael Palin -La vida de Brian- forman un reparto coral e internacional en el que ninguno de ellos desentona.
Y así, La muerte de Stalin es puro cine satírico al estilo de los británicos, sin perder el rigor histórico. Estas dos características son los principales pilares sobre los que se asienta. En Rusia la película ha sido prohibida al tildarla de "herramienta de lucha ideológica". A pesar de no existir la censura en el país liderado por Putin ,o al menos, eso aseguran sus dirigentes, el filme no pudo ser estrenado al considerarlo una burla hacia sus símbolos e historia. Si el último trabajo de Iannucci ha irritado tanto a los descendientes políticos de los soviéticos comunistas, será que merece la pena.
Ficha Técnica
Título original: The Death of Stalin
Año: 2017
Duración: 106 min.
Género: Comedia
País: Reino Unido
Director: Armando Iannucci
Guion: Armando Iannucci, David Schneider, Ian Martin, Peter Fellows (Cómic: Fabien Nury)
Música: Christopher Willis
Fotografía: Zac Nicholson
Reparto: Steve Buscemi, Simon Russell Beale, Jeffrey Tambor, Jason Isaacs, Michael Palin, Olga Kurylenko, Paddy Considine, Adrian Mcloughlin, Andrea Riseborough, Rupert Friend, Diana Quick
Premios: 2017: Premios BAFTA: Nominada a mejor film británico y mejor guión adaptado
2017: British Indepent Film Award: 4 premios incluido mejor actor secundario
Puntuación: 8/10
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