Ladrones de bancos; tiros; persecuciones a todo gas; clásicos del rock, del funky o del pop... Y sí, un reparto en estado de gracia. Eso es Babby Driver, el regreso a la dirección de Edgar Wright, quien nos tenía muy abandonados desde su última película en 2013 (Bienvenidos al fin del mundo). Por cierto, para los olvidadizos, el mismo responsable de Zombies Party.
Vamos a ponernos en situación. Ansel Elgort (La serie Divergente y Bajo la misma estrella, dando un paso más en una gran actuación) es Baby, un joven nacido para conducir. El volante y los pedales son una extensión más de su cuerpo y de ello se aprovecha Doc (fantástico Kevin Spacey como mafioso), que le utiliza como conductor de fugas en los golpes a bancos que perpetra con personajes de lo más variopintos.
La peculiaridad de Baby, por circunstancias de la vida, es que necesita abstraerse de lo que le rodea. Y para ello están sus cascos y su música -'temazo' tras 'temazo' en los auriculares-; fusionarse con el coche que sea y conducir como un demonio. Sin embargo, y de golpe y porrazo, la aparición en su vida de Debora (Lily James), le va a obligar a crecer más allá de la canción que truena en su IPOD y salir de ese estado de "confort". Toca hacerse mayor entre tanto gángster.
El guión, repleto de diálogos sólidos y escenas vertiginosas, desborda dinamismo hasta completar dos horas de metraje sin perder frescura. Mezcla acción, comedia negra e, incluso, ciertas gotas de drama, en un abrir y cerrar de ojos. Casi sin enterarte, como Baby al volante, te mueve de un lado a otro de la pantalla. Y utiliza algo tan trillado como la nostalgia por los clásicos del rock, del funky o del pop, de una forma muy sutil y a la vez tan evidente como un golpe en la cara, para agrandar más su estela de entretenimiento y espectáculo. Dos cometidos que cumple y para los que está hecha.
Por ello Baby Driver tiene la vitola suficiente para perdurar en el tiempo. Al menos entre aquellos a los que nos gustan este tipo de películas que te hacen olvidarte, por un momento, del día rutinario. De esas joyas que llegan sin hacer ruido, pero rompen por completo los esquemas.
Cine al servicio de la diversión. ¿Qué tiene fallos? Claro, como todo en esta vida. Pero son tan pequeños al lado de sus aciertos que no necesitan siquiera ser mencionados. Así que una recomendación, abrochaos los cinturones y a rodar por la carretera del espectáculo visual y auditivo que nos brindan Wright y los suyos.
Título original: Baby Driver
Año: 2017
Duración: 115 min.
País: Reino Unido
Director: Edgar Wright
Guion: Edgar Wright
Música: Steven Price
Fotografía: Bill Pope
Reparto: Ansel Elgort, Lily James, Jamie Foxx, Jon Hamm, Kevin Spacey, Eiza González, Jon Bernthal, Ben VanderMey, Thurman Sewell, Allison King, Lance Palmer, Keith Hudson, Patrick R. Walker, Hudson Meek, Troy Faruk, Flea
Puntuación: 8/10
Así pues, con este calor asfixiante y en pleno verano, qué más se le puede pedir a una película que entretiene y te hace olvidar el infernal fuego que te atrapa y no te suelta entre el cielo plomizo y el agrietado asfalto. Pues nada más que lo que Baby Driver ofrece: dos horas de puro espectáculo cinematográfico.
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| En imagen: Ansel Elgort, Jamie Foxx, Eiza González y Jon Hamm (Wilson Webb / Sony Pictures). |
Vamos a ponernos en situación. Ansel Elgort (La serie Divergente y Bajo la misma estrella, dando un paso más en una gran actuación) es Baby, un joven nacido para conducir. El volante y los pedales son una extensión más de su cuerpo y de ello se aprovecha Doc (fantástico Kevin Spacey como mafioso), que le utiliza como conductor de fugas en los golpes a bancos que perpetra con personajes de lo más variopintos.
Desde la pareja compuesta por Buddy (Jon Hamm, en su línea talentosa) y Darling (Eiza González, perfecta); hasta un pasado de rosca como Bats (Jamie Foxx desencadenado otra vez para gloria de nuestros ojos); Griff (Jon Bernthal en la segunda parte de su Lobo de Wall Street) o Eddie (sí, es Flea).
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| Lily James y Ansel Elgort, pareja protagonista en 'Baby Driver' (Wilson Webb / Sony Pictures). |
La peculiaridad de Baby, por circunstancias de la vida, es que necesita abstraerse de lo que le rodea. Y para ello están sus cascos y su música -'temazo' tras 'temazo' en los auriculares-; fusionarse con el coche que sea y conducir como un demonio. Sin embargo, y de golpe y porrazo, la aparición en su vida de Debora (Lily James), le va a obligar a crecer más allá de la canción que truena en su IPOD y salir de ese estado de "confort". Toca hacerse mayor entre tanto gángster.
De planos secuencias y tiroteos musicales
Edgar Wright escribe y dirige, con su sello propio, una película que refresca al género de ladrones de bancos, policíaco y de acción de la última década. Tiene hermanos mayores como Ronin, The Town o The Italian Job e incluso cierto toque de la reciente Operación Uncle -y menos pretensiones que Drive, por suerte para nosotros-. Pero Baby Driver, desde su nacimiento -con una huida antológica y un plano secuencia posterior más bárbaro si cabe, mediante- crece por sí sola y se erige como un tótem del género.
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| 'Baby Driver' refresca al género de ladrones de banco y películas policíacas (Wilson Webb / Sony Pictures). |
El guión, repleto de diálogos sólidos y escenas vertiginosas, desborda dinamismo hasta completar dos horas de metraje sin perder frescura. Mezcla acción, comedia negra e, incluso, ciertas gotas de drama, en un abrir y cerrar de ojos. Casi sin enterarte, como Baby al volante, te mueve de un lado a otro de la pantalla. Y utiliza algo tan trillado como la nostalgia por los clásicos del rock, del funky o del pop, de una forma muy sutil y a la vez tan evidente como un golpe en la cara, para agrandar más su estela de entretenimiento y espectáculo. Dos cometidos que cumple y para los que está hecha.
Y ello porque esa banda sonora, que llena cada fotograma y se funde con las balas de los tiroteos o las ruedas quemadas en el asfalto, es gloria para los oídos. El oído y la vista convergen en uno solo gracias al pulso de Wright -la música es vital en su filmografía-, que sabe llevar en todo momento y por buen camino el ritmo de la película.
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| Kevin Spacey es el jefe del crimen que confía en Baby todos sus golpes (Wilson Webb / Sony Pictures). |
Por ello Baby Driver tiene la vitola suficiente para perdurar en el tiempo. Al menos entre aquellos a los que nos gustan este tipo de películas que te hacen olvidarte, por un momento, del día rutinario. De esas joyas que llegan sin hacer ruido, pero rompen por completo los esquemas.
Cine al servicio de la diversión. ¿Qué tiene fallos? Claro, como todo en esta vida. Pero son tan pequeños al lado de sus aciertos que no necesitan siquiera ser mencionados. Así que una recomendación, abrochaos los cinturones y a rodar por la carretera del espectáculo visual y auditivo que nos brindan Wright y los suyos.
Ficha Técnica
Título original: Baby Driver
Año: 2017
Duración: 115 min.
País: Reino Unido
Director: Edgar Wright
Guion: Edgar Wright
Música: Steven Price
Fotografía: Bill Pope
Reparto: Ansel Elgort, Lily James, Jamie Foxx, Jon Hamm, Kevin Spacey, Eiza González, Jon Bernthal, Ben VanderMey, Thurman Sewell, Allison King, Lance Palmer, Keith Hudson, Patrick R. Walker, Hudson Meek, Troy Faruk, Flea
Puntuación: 8/10
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