El estilo de vida de un funcionario da para muchos chascarrillos. De hecho, el colectivo es el centro de todos los extremos. Desde la crítica -que vela cierta envidia- a la aspiración por unas condiciones de trabajo estables y remuneradas más bien que mal. Depende de la época, claro. Nadie se acuerda de los funcionarios cuando la cosa va viento en popa. Sin embargo en la tempestad... ¡Menudos vividores!
Y entre esas chanzas se mueve Un italiano en Noruega con el humorista italiano Checco Zalone de maestro de ceremonias. Salvo dirigir, Zalone lo maneja todo y hay que decir que con muy buen toque. Porque la película cumple el cometido de hacer pasar un buen rato. De sacar una sonrisa con las peripecias de este funcionario italiano de provincias que, fruto del intento del Gobierno central por reducir la burocracia, se ve obligado a cambiar de destinos, llegando incluso al Polo Norte. ¿Y qué hace un italiano en Noruega? Vivir como solo un funcionario, latino y europeo sabe.
Aparte de una comedia acertada, Un italiano en Noruega pone en cuestión todo un sistema, el italiano, que tiene muchísimas similitudes con el nuestro, el español. Somos latinos. Primos hermanos, claro, y lo que allí sucede, pues aquí también. Pequeñas corruptelas por una licencia, una administración elefantiásica donde el dinero público se cae por el sumidero y otros tantos clichés que, eso sí, van perdiendo fuelle cuando la comedia es sustituida por el romance.
Por eso, quizá, el filme de Zalone no alcanza el notable y se queda en el correcto entretenimiento. Los gags, las expresiones del humorista y su afán en fastidiar a sus jefes del Gobierno, sus chistes satíricos y que a veces rozan la permisibilidad, son el gran fuerte de esta película, que pierde cuando cae en la sensiblería.
No hay mucho más que contar de Un italiano en Noruega. Simplemente que, coincidiendo en el tiempo con otra película estereotipada como A fondo, la italiana le da un severo vapuleo dentro del género. Porque en este caso es más efectivo el chiste y utiliza a un gremio que es cuestión de debate en todas las charlas de café.
Uno conecta más con las aventuras y desventuras de este funcionario italiano. Lo siente más propio. Quién más quien menos conoce a alguien de la administración y sabe, como buen latino europeo, cómo funciona. Zalone es ese funcionario de cuna. Nacido del sistema. Empleado público como dogma de vida, al servicio del ciudadano, pero primero al suyo propio. Elementos que, bien conjugados y cocinados, aseguran más de una carcajada. Y esta película, lo hace. Garantizado.
Título original: Quo vado?
Año: 2015
Duración: 85 min.
Género: Comedia
País: Italia
Director: Gennaro Nunziante
Guión: Gennaro Nunziante, Checco Zalone
Música: Checco Zalone
Fotografía: Francesco Di Giacomo
Reparto: Checco Zalone, Eleonora Giovanardi, Sonia Bergamasco, Maurizio Micheli, Lino Banfi, Massimiliano Montgomery, Angelica Napa, Adam Nour Marino, Fabio Casale
Puntuación: 6,5/10
Y entre esas chanzas se mueve Un italiano en Noruega con el humorista italiano Checco Zalone de maestro de ceremonias. Salvo dirigir, Zalone lo maneja todo y hay que decir que con muy buen toque. Porque la película cumple el cometido de hacer pasar un buen rato. De sacar una sonrisa con las peripecias de este funcionario italiano de provincias que, fruto del intento del Gobierno central por reducir la burocracia, se ve obligado a cambiar de destinos, llegando incluso al Polo Norte. ¿Y qué hace un italiano en Noruega? Vivir como solo un funcionario, latino y europeo sabe.
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| Checco Zalone es 'Un italiano en Noruega' (A Contracorriente / Maurizio Raspante). |
Aparte de una comedia acertada, Un italiano en Noruega pone en cuestión todo un sistema, el italiano, que tiene muchísimas similitudes con el nuestro, el español. Somos latinos. Primos hermanos, claro, y lo que allí sucede, pues aquí también. Pequeñas corruptelas por una licencia, una administración elefantiásica donde el dinero público se cae por el sumidero y otros tantos clichés que, eso sí, van perdiendo fuelle cuando la comedia es sustituida por el romance.
Por eso, quizá, el filme de Zalone no alcanza el notable y se queda en el correcto entretenimiento. Los gags, las expresiones del humorista y su afán en fastidiar a sus jefes del Gobierno, sus chistes satíricos y que a veces rozan la permisibilidad, son el gran fuerte de esta película, que pierde cuando cae en la sensiblería.
No hay mucho más que contar de Un italiano en Noruega. Simplemente que, coincidiendo en el tiempo con otra película estereotipada como A fondo, la italiana le da un severo vapuleo dentro del género. Porque en este caso es más efectivo el chiste y utiliza a un gremio que es cuestión de debate en todas las charlas de café.
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| Zalone vive en Noruega una experiencia que no pensaba vivir (A Contracorriente / Maurizio Raspante). |
Uno conecta más con las aventuras y desventuras de este funcionario italiano. Lo siente más propio. Quién más quien menos conoce a alguien de la administración y sabe, como buen latino europeo, cómo funciona. Zalone es ese funcionario de cuna. Nacido del sistema. Empleado público como dogma de vida, al servicio del ciudadano, pero primero al suyo propio. Elementos que, bien conjugados y cocinados, aseguran más de una carcajada. Y esta película, lo hace. Garantizado.
Ficha Técnica
Título original: Quo vado?
Año: 2015
Duración: 85 min.
Género: Comedia
País: Italia
Director: Gennaro Nunziante
Guión: Gennaro Nunziante, Checco Zalone
Música: Checco Zalone
Fotografía: Francesco Di Giacomo
Reparto: Checco Zalone, Eleonora Giovanardi, Sonia Bergamasco, Maurizio Micheli, Lino Banfi, Massimiliano Montgomery, Angelica Napa, Adam Nour Marino, Fabio Casale
Puntuación: 6,5/10
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