miércoles, 15 de marzo de 2017

'Lawrence de Arabia': Peter O'Toole, el amo del desierto

T.E. Lawrence era un oficial británico un tanto conflictivo que sirvió al ejército de la corona en El Cairo y que fue destinado por sus superiores a una misión para apoyar a los árabes en su lucha contra los turcos. Allí descubrió su amor por el desierto y su admiración por un pueblo, el árabe, que combatía a un enemigo exterior a la vez que luchaba contra sus propios demonios: las guerras internas entre las distintas tribus que habitaban en su territorio. Era el año 1916, la I Guerra Mundial estaba en su período más decisivo y la astucia, valentía y liderazgo de un solo hombre hizo que el frente de Oriente Medio cayese del lado de la Triple Entente.


En 1962, David Lean dirigía Lawrence de Arabia, probablemente su obra maestra y esto es mucho decir dentro de una filmografía que alberga títulos como Doctor Zhivago y El puente sobre el Rio Kwai. Con un reparto notabilísimo en estado de gracia y con un guión que se puede encontrar entre los mejores escritos en la historia del cine, Lawrence de Arabia es toda una experiencia cinematográfica.

Ya desde los primeros compases de la película, con varios minutos con la pantalla fundida en negro y la música creada por Maurice Jarre, el espectador puede hacerse una idea de que va a asistir a algo grande. En los primeros minutos de la obra se produce la muerte de Lawrence en un accidente de moto y es a partir de ahí donde comienza la epopeya. Un gran flashback que nos lleva primero a El Cairo y posteriormente a la península arábiga, donde el desierto de Wadi Rum no solo es el medio en el que se desarrollara gran parte del filme, sino que se convierte en un personaje más (como la majestuosa Plaza de España sevillana).

Peter O'Toole y Anthony Quinn.

Peter O'Toole -El león en invierno, Mi año favorito- se pone en la piel del brillante oficial británico y nos ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera, sino la mejor. Cierto es que el personaje en sí es un caramelo para cualquier actor, pero estar a la altura dentro de una obra tan magnífica no era fácil. Como tampoco lo era no quedar eclipsado por unos compañeros de reparto tan acertados como los que tuvo el intérprete irlandés.

Y es que junto a O'Toole brillan con luz propia Anthony Quinn -Barrabás, Los cañones de Navarone- y Omar Shariff -Doctor Zhivago, El oro de McKenna-. El primero de ellos como Auda Abu Tayi, jefe de una de las tribus, un mercenario que cobra de los turcos por aceptar la presencia de estos en la ciudad de Aqaba y que acaba uniendo su fuerza y las de sus hombres al ejército comandado por Lawrence.

Lawrence de Arabia y Peter O'Toole.

Por su parte Shariff interpreta a Sherif Ali, astuto y leal guerrero, mano derecha del principe Feisal -Alec Guinnes, (El quinteto de la muerte,  Oro en barras)- que acompaña a Lawrence durante toda la rebelión árabe, llegando a ser su mejor amigo y apoyo en los momentos más difíciles.

Reparto, guión, fotografía y música son los pilares sobre los que David Lean construyó su obra magna, su trabajo más completo. Unos cimientos sólidos sobre los que hacer una gran película, pero que necesitaban la mano experta y firme de un buen autor. A menudo se han dado los casos en los que, con buenos ingredientes, se termina desperdiciando una historia y no se consigue un producto redondo. Con Lean al mando esto era imposible.

David Lean, especialista en grandes producciones

En el año 1957, David Lean rodaba El puente sobre el rio Kwai, iniciando así su particular tríptico de superproducciones que continuaría con Lawrence de Arabia y finalizaría con Doctor Zhivago. Una forma característica de hacer cine muy propia de esas dos décadas -los 50 y 60- que nos dejó tantas obras maestras. Este tipo de películas contaba con varias estrellas del firmamento cinéfilo; se rodaba en espectaculares exteriores, con numerosos extras y con unos efectos que no solo no tienen que envidiar a los del cine actual, sino que los superan.

David Lean dirige la fantástica epopeya de T. E. Lawrence.

Aunque el reparto de Lawrence de Arabia contaba con varias estrellas, no se podía considerar en su inicio a Peter O'Toole como una de ellas. El irlandés únicamente había participado en tres títulos antes de ponerse en la piel del oficial británico; y en todos ellos en papeles secundarios. Por lo que tanto el director como los productores se mostraron recelosos en darle el papel protagonista a un intérprete con poca experiencia.

El éxito en la elección fue rotundo, no solamente por la interpretación, sino por el parecido del actor con el personaje real. Algunos de los extras que aparecían como rebeldes árabes eran descendientes de los verdaderos beduinos que participaron en la I Guerra Mundial y declararon que, con el irlandés, habían vuelto a ver al verdadero héroe británico que les había ayudado 4 décadas antes.


El filme contiene escenas bellísimas que, acompañadas por la excelsa música de Maurice Jarré, permanecen en la retina de cualquier cinéfilo. Combinando momentos de acción sobresalientes -la carga a caballo para conquistar la ciudad de Aqqaba- con otros muy emocionantes -la escena en la que Lawrence consigue salvar a Gasim y se reencuentra en el desierto con Daud- la película te atrapa y no te deja salirte de la misma durante las casi cuatro horas de duración.

Peter O'Toole y Omar Sharif.

Una forma de hacer cine que ya no se estila, ya que en la actualidad el abuso de los efectos por ordenador ha acabado con la magia que poseían estas producciones. Lo mismo pasa con los cines en los que se exhibían estas obras, esas grandes salas en el centro de la ciudad que se llenaban los fines de semana y que durante el resto de la semana atraían también a un gran número de espectadores,

La marcha a Aqaba ofrece planos espectaculares.

Un ejemplo de ello es el histórico cine Palafox, situado en el famoso distrito madrileño de Chamberí, que echó el cierre el pasado mes de febrero, pero que antes de hacerlo selecciono una serie de obras emblemáticas para despedir a lo grande los 57 años que ha permanecido abierto al gran público. Títulos como Casablanca, Pulp Fiction o Con faldas y a lo loco, entre otros, figuraban en esa prestigiosa recopilación, en la que también se encontraba Lawrence de Arabia. Todo un lujo poder ver en pantalla grande esta obra maestra y un broche magnífico a una de las grandes salas que aun quedaban en la capital.

Lawrence de Arabia se alzó con siete estatuillas en los Oscar de 1962 -entre ellas la de mejor película y director- convirtiéndose desde su inicio en un clásico que aparece en cualquier lista de las mejores películas de la historia. Una obra maestra absoluta que debería ser exhibida de vez en cuando en los cines para que las nuevas generaciones sepan qué es el cine de calidad.



Ficha Técnica


Título original Lawrence of Arabia

Año: 1962

Duración: 222 min.

Género: Aventuras / Bélico / Drama / Hechos Reales

País: Reino Unido Reino Unido

Director: David Lean

Guion: Robert Bolt, Michael Wilson

Música: Maurice Jarre

Fotografía: Fred A. Young

Reparto: Peter O'Toole, Omar Sharif, Alec Guinness, Jack Hawkins, Anthony Quinn, Anthony Quayle, Claude Rains, Arthur Kennedy, José Ferrer, Donald Wolfit, I.S. Johar, Gamil Ratib, Michel Ray, John Dimech, Zia Mohyeddin, Howard Marion-Crawford, Jack Gwillim, Fernando Sancho, Hugh Miller, Jack Hedley

Premios: 1962: 7 Oscar, incluyendo mejor Película, Director, Fotografía y Música
                1962: 4 Globos de Oro: Drama, Director, Secundario (Sharif), Fotografía. 7 nom.
                1962: Premios BAFTA: Film británico, Film internacional, actor y guión. 5 nominaciones
                1962: Sindicato de Directores (DGA): Mejor director
                1962: National Board of Review: Top 10 mejores películas y Mejor director
                1963: Premios David di Donatello: Mejor producción y actor extranjero (O'Toole)

Puntuación: 10/10

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