"Nunca nada es tan claro como se ve en el cine. La mayoría de las personas no saben lo que desean o lo que sienten. Solamente en las películas se sabe bien cuáles son los problemas y cómo resolverlos". John Cassavetes.
Despedimos el 2016 como sabemos hacerlo: con buen cine. Y para ello hemos elaborado una lista, clásica por estas fechas, que reúne las 10 mejores películas estrenadas durante los 366 días que han compuesto el año.
Como todas las listas, la subjetividad es la nota dominante. Porque, como siempre decimos, para gustos los colores y eso, en el cine, no puede faltar. Así que aquí tenéis diez filmes, de todos los géneros, que a nuestro juicio hay que volver a revisar en el nuevo año. O, para algunos incautos que todavía no las han disfrutado, les recomendamos encarecidamente porque merecen la pena.
Siglo XV, Andalucía. La Orden de los Assassin's (Hashshashin) pretende impedir que los Templarios junto con la Santa Inquisición se hagan con el Fruto del Edén. Si así ocurriese, el libre albedrío que tienen los humanos desaparecería y sólo existirían esclavos. Aguilar de Nehra (Michael Fassbender) y su mentor, Benedicto (Carlos Bardem), liderarán a los Assassin's en una lucha contra otras fuerzas y una época convulsas, una Sevilla de 1492 justo cuando los musulmanes serían expulsados de esas tierras.
Pasados unos siglos, un condenado a muerte, Callum Lynch (también Michael Fassbender) se convertirá en la clave del secreto programa Abstergo, en el cuál los Templarios, como Alan (Jeremy Irons) y su hija Sofía Rikkin (Marion Cotillard), pretenden hacerse con ese fruto para dominar el libre albedrío de los humanos y erradicar la violencia en el mundo.
La Tierra está masificada. Los recursos escasean. Y la solución está en el espacio. Concretamente en un planeta de características similares llamado Homestead II. De siempre, y en el género de ciencia ficción más, el cine ha proyectado esta posibilidad en un sin fin de películas. Es un tema muy atractivo para captar la atención del público y, por qué no, pudiéramos estar avocados a ello.
El sueño americano también tiene su cara oscura. De la noche a la mañana América, como el resto del mundo, se topaba de bruces con el estallido de una burbuja económica y su onda expansiva. Especialmente en el interior, y particularmente en Texas, el golpe fue más contundente si cabe. Una población rural, conservadora, a la que le habían prometido un fraude.
Mel Gibson es uno de los directores más controvertidos de Hollywood. Y todo porque Gibson se moja por defender y predicar en pantalla aquello en lo que cree y siente. Sin disfraces ni artificios, el cineasta estadounidense de ascendencia australiana sale a pecho descubierto en todas sus películas. No tiene nada de políticamente correcto y claro, eso a un sector pusilánime de la sociedad -generalmente anti todo con lo que tenga que ver con la religión y posicionamientos más conservadores- le molesta.
Dicen los sabios que quien tiene un hoyuelo en la barbilla es alguien especial. Precisamente esa característica en Hollywood tiene un nombre: se llama Issur Danielovitch Demsky, más conocido como Kirk Douglas. Un actor muy especial; ya centenario, de sonrisa y aspecto pícaro, seductor -en ocasiones-, con gran corazón -en otras tantas- y rebelde, muy rebelde.
Douglas es hoy día el mito vivo de la edad de oro de la Meca del Cine. Aquella a la que desafió en plena Caza de Brujas, cuando salió al rescate de Dalton Trumbo, uno de 'Los 10 de Hollywood'. De este aspecto, sin duda interesante de su vida, se han vertido ríos de tinta. Pero aquí lo que no ocupa es cine. Y del bueno.
Ese es el legado de Kirk Douglas en el séptimo arte. Aparte de su lucha contra la censura y en favor de los derechos civiles, el patriarca deja una extensa filmografía de la que seleccionamos once títulos irrepetibles. Muchos de ellos obras maestra del celuloide, imperdibles para cualquiera al que le guste este bello arte y que, aprovechando el siglo de Douglas, hoy cobran más significado que nunca.
Retorno al pasado (1947)
Robert Mitchum es Jeff Biley, un detective ya retirado del negocio, que pasa sus días en su gasolinera en un pequeño pueblo cerca de Acapulco. Alejado del ruido, solo tiene en mente casarse con su preciosa novia (Ann Miller) y pasar desapercibido mientras pesca. Los planes dan al traste cuando un esbirro de Whit Sterling (Kirk Douglas) dice que su jefe, para el que Biley ya había trabajado, le reclama. Algo que provoca retornar a un pasado ya olvidado que debe confesar a su prometida...
Kirk Douglas y Robert Mitchum protagonizan 'Retorno al pasado'.
Lucha de poder a poder entre un consagrado Mitchum y un Douglas que ya empezaba a fraguarse un nombre en Hollywood. Detrás de las cámaras, Jacques Torneur, y por delante un clásico del cine negro donde la historia, a través de hermosos flashbacks, nos desvela que nadie puede escapar a su pasado, siempre latente y oportuno para angustiarnos. Todos los ingredientes del género se dan cinta en el filme de Torneur. Y Douglas, con una presencia sombría y su pícara sonrisa, ya mostraba un talento innato para la interpretación.
El ídolo de barro (1949)
Kirk Douglas es Midge Kelly, un joven que viaja a pie junto a su hermano (Arthur Kennedy) hacia California. Durante el trayecto son recogidos por un boxeador profesional, que recomienda a Kelly labrarse una vida como púgil. A pesar de sus malos comienzos en el ring, y a punto de tirar la toalla, cosecha varias victorias consecutivas que empiezan a labrarle un nombre en el boxeo. Además de convertirle en alguien ambicioso, violento y sin escrúpulos.
Kirk Douglas encontró en 'El ídolo de barro' su primera nominación al Oscar.
Con esta película, producida por Stanley Kramer y dirigida por Mark Robson, Douglas recibió su primera nominación a los Oscar en la categoría de Mejor Actor. Y la verdad es que borda su papel en otro de esos clásicos del cine negro, con la ambición sin límites, casi obsesiva y capaz de destruir a un hombre como leitmotiv principal. Con El ídolo de barro, además, Kirk Douglas se convirtió ya en la estrella que hoy es y además le llevó a protagonizar un incidente curioso todavía recordado. La periodista Hedda Hopper (a quien da vida Hellen Mirren en Trumboy una de las adalides de la Caza de Brujas) se acercó a Douglas durante el estreno y le dijo: “Ahora que tienes un exitazo, te has convertido en un auténtico hijo de puta”. Él respondió: “Te equivocas, Hedda. Siempre he sido un hijo de puta, pero nunca lo notaste con anterioridad”.
El gran carnaval (1951)
Charles Tatum (Kirk Douglas) es un periodista venido a menos. Su problemas con el alcohol lo han llevado a trabajar en un pequeño diario de Nuevo México, alejado de las grandes exclusivas a las que estaba acostumbrado. Espera un golpe de suerte para recuperar esos días dorados, y este le viene tras conocer que un minero indio se ha quedado atrapado en una mina. Es la oportunidad de volver a la cima y Tatum, con la ayuda del sheriff local, convierte una noticia más en la bomba del año. Un espectáculo casi circense por el que es capaz de retrasar hasta el rescate del propio minero.
Kirk Douglas da vida a un periodista manipulador en un gran trabajo de Billy Wilder.
Con Billy Wilder detrás de las cámaras, Kirk Douglas nuevamente interpretada ese rol de persona sin conciencia, insaciable y codicioso con tal de conseguir su triunfo. El gran carnaval es, además, una extensa crítica a la sociedad de consumo, aborregada y vendida al morbo o a los cantos de sirena de un trilero encarnado en Douglas. El periodismo, al que Wider conocía de primera mano, sale nuevamente vapuleado en una sátira ya eterna.
Cautivos del mal (1952)
Jonathan Shields (Kirk Douglas) es un productor de Hollywood que lleva dos años sin producir ninguna película. Es retorcido, maglóano, ambicioso...Un verdadero cabrón sin escrúpulos -una tónica en los papeles de Douglas. Desesperado por volver a la cima tiene entre manos una película y recurre a sus antiguos colaboradores quienes, con razón, le detestan. Ellos son un director (Barry Sullivan), una actriz (Lana Turner) y un guionista (Dick Powell). Y pese a su odio, el carácter manipulador de Shields pronto socavará la voluntad del trío salvavidas de la carrera de este corrompido productor.
'Cautivos del mal' muestra nuevamente esa cara oscura de Kirk Douglas en una crítica a Hollywood.
Este papel supuso la segunda nominación al Oscar a Mejor Actor para Douglas. Nuevamente encarnando a un personaje sin escrúpulo y maquiavélico. Solo importa el fin y ese es el de alcanzar la cima a toda costa. Acostumbrado a este tipo de registros, Douglas derrocha talento en uno de los mejores papeles que se le recuerda. Y la película, de Vincent Minelli, es toda una crítica a ese Holywood despiadado, como su propio nombre indica: cautivo del mal. Todo ello, además, rodado de una forma muy teatral. Con lo que la calidad está servida.
El loco del pelo rojo (1956)
Vincent Van Gogh, figura eterna de la pintura y máximo exponente del Impresionismo. Y como todo buen genio que se precie -no podía ser de otra manera- cayó en brazos de la ansiedad y de ahí a la locura. Un incomprendido, introspectivo y solitario ser humano capaz de regalar hermosas obras de arte. Con lo cual, una vida perfecta para ser llevada al cine.
La caracterización de Douglas como Van Gogh es extraordinaria.
Y así surge la tercera colaboración entre Minelli y Douglas, tras Cautivos del mal y Tres amores. Y también, la tercera nominación al Oscar para Kirk, que por este papel se llevó el Globo de Oro. En esta ocasión encarna de forma brillante y descarnada esa soledad, angustia y aislamiento que llevó al pintor a la locura. Para darle más empaque a su interpretación, le acompaña un soberbio Anthony Quinn en el papel de Gauguin, arrogante y egocéntrico como contrapunto al retraído Van Gogh. La guinda la pone Minelli, un artista del color que regala secuencias como cuadros dieron estos genios de la pintura.
Duelo de titanes (1957)
Wyatt Earp (Burt Lancaster) y Doc Holliday (Kirk Douglas) se reencuentran años después de que el primero salvara la vida al segundo. Están en Dodge City, donde Earp es el sheriff implacable. Hombre de principios, ético, moralista y representante de la ley con todas las consecuencias. Por contra, Holliday tiene tuberculosis, es pendenciero y radicalmente opuesto a su amigo salvo en una cosa: el honor. Y encima son amigos, y nada hay como la amistad, Algo que descubren los Clanton, familia de forajidos que tiene atemorizada a Dodge City.
Kirk Douglas y Burt Lancaster ofrecen un recital en 'Duelo de titanes'.
Como el propio título indica, la cinta de John Sturges es todo un duelo interpretativo entre dos bestias -literal- del cine: Burt Lancaster y Kirk Douglas. Y los dos, como es lógico, están espléndidos en un western clásico y al uso. Douglas ya tenía amplia experiencia en un género tan legendario como este -Camino de la horca es una muestra y su debut en el western-. Para los que amamos el género, Duelo de titanes es una obra maestra. Ofrece entretenimiento, tiene texto y profundidad y, además, nos brinda la oportunidad de ver juntos a Lancaster y Douglas. Inmejorable.
Senderos de gloria (1957)
Francia, 1916. El ejército francés, en un ataque suicida contra las posiciones alemanas con el objetivo de conquistar la llamada "Colina de las hormigas" fracasa, emprendiendo los soldados la retirada hacia territorio amigo. El alto mando militar, molesto por el descalabro, decide escarmentar a sus tropas eligiendo a tres hombres al azar, que acusados de cobardía, tendrán que enfrentarse a un consejo de guerra y a una posible pena de muerte. El coronel Dax -Kirk Douglas- presente en el ataque, será el encargado de defender a los tres soldados.
'Senderos de gloria' es uno de los relatos antibelicistas más reconocidos del cine.
Obra capital en la historia del cine, la cuarta película de Stanley Kubrick y primera colaboración con Douglas supone uno de los mayores alegatos contra la guerra realizados hasta el momento. Basado en un hecho real ocurrido en el frente de Verdún, la salvaje lucha por el fuerte Douamont que duró 9 meses. El filme tuvo muchos problemas en Europa, principalmente en Francia, Suiza y España, donde se prohibió su exhibición hasta años después de ser estrenada. Solventadas esas turbulencias, queda claro que la dirección de Kubrick es magistral -para muchos, este es su mejor trabajo-, destacando el uso de la cámara, con uno de los travellings más antológicos que se han podido ver en el séptimo arte -y esa otra cara amable de Douglas, dejando a un lado su vis de hombre sin escrúpulos-. El final de la cinta es apabullante e insuperable. Aquí, el apelativo de obra maestra se queda corto.
Los Vikingos (1958)
Adoradores del Dios Odín, solo entendían un lenguaje: el de la guerra. Los hombres del Norte, belicosos por naturaleza, están en guerra con los ingleses que, además, mantienen cautiva a la princesa Morgana. Ello obligará a los hermanos Einar (Kirk Douglas) y Eric (Tony Curtis) a dejar a un lado sus controversias y pelar juntos para salvar a la princesa. Y de paso, ver quién es digno sucesor del rey Regnar (Ernst Borgnine).
En 'Los Vikingos' Kirk Douglas es desalmado y cruel, una constante en sus roles.
Todo un clásico del cine de aventuras, Los Vikingos tiene una puesta en escena descomunal. Personajes, ambientación y vestuario son sobresalientes, como la historia. Una película rara, si, ya que es fidedigna a los tiempos del rey Regnar, caracterizado por su brutalidad. Aspecto que, nuevamente, Douglas encarna a la perfección. En su duelo con Curtis -se volverían a ver las caras dos años después-, es desalmado, solo entiende el lenguaje de la violencia y logra causarnos rechazo. En definitiva, Douglas está de diez. La cinta, además, es puro entretenimiento y un libro abierto sobre la cultura de un pueblo milenario. Y como curiosidad, Borgnine hace de padre de Douglas, cuando solo un año separaba a ambos.
Espartaco (1960)
El esclavo que se convirtió en gladiador y desafió al poder de Roma poniendo en jaque a las legiones de Craso en busca de la libertad. Esta es la historia de Espartaco, el histórico tracio interpretado por Kirk Douglas al que Stanley Kubrick filmó para la posteridad en el cine. Como si del triunvirato del mismo Craso, Pompeyo y Julio César se tratara, Kubrick filmaba el guión que Dalton Trumbo adaptaba en base a la novela homónima de Howard Fast. Un tridente emblemático de la cultura estadounidense de mediados de siglo que, como el propio Espartaco, sufrió la férrea vigilancia del por establecido. En este caso, el McCarthismo.
Con 'Espartaco', Douglas desafiaba a Hollywood y rescataba del anonimato a Dalton Trumbo.
"Yo soy Espartaco". Y así Douglas, que también se encargaba de la producción, retaba al poder de Hollywood y al Comité de Actividades Antiamericanas. Siguiendo el ejemplo de Otto Preminger, rescató del anonimato al que se había visto exiliado a Dalton Trumbo, encargado del guion de esta historia épica, llena de momentos y secuencias inolvidables. Una película donde también rallan la excelencia Tony Curtis, Peter Ustinov, Charles Laugton, Lawerence Olivier o Jean Semmons. Compañeros de reparto de un Douglas que alcanzaba el cenit de su carrera.
Los valientes andan solos (1962)
Jack Burns -Kirk Douglas- un vaquero amante de la libertad y la vida a la antigua usanza se dirige a Duke City con la intención de liberar a su amigo Paul -Michael Kane- encarcelado por acoger a inmigrantes ilegales en su casa. Al fracasar en su intento, es perseguido por el Sheriff del pueblo -Walter Matthau- y otros agentes de la ley que intentan darle caza en las montañas, el terreno en el que Burns más cómodo se siente.
Kirk Douglas encargó a Dalton Trumbo el guión de 'Los valientes andan solos'.
Douglas se enamoró tanto de la novela escrita por Edward Abbey que encargó a su amigo Dalton Trumbo la misión de escribir el guión cinematográfico. Fue tan grande su pasión por esta historia que el actor nos regala una de las interpretaciones más sobresalientes de su carrera en este maravilloso filme. No podemos decir que sea un western crepuscular, pues lo único que sobrevive de las películas del oeste es el protagonista, un inadaptado que se niega a formar parte de una sociedad en la que no se encuentra cómodo, manteniendo un estilo de vida alejado a cualquier convencionalismo de la época. Una obra maestra que tiene un enorme parecido con Acorralado, película protagonizada 20 años después por Sylverster Stallone.
El día de los tramposos (1970)
En una prisión federal de Arizona ingresan un grupo de presos variopinto. Entre ellos sobresale Paris Pitman (Kirk Douglas), quien dice haber enterrado un millón de dólares. Tiene un plan de fuga y está ansioso por ponerlo en marcha. Para ello necesita al resto de reclusos y se pone manos a la obra para ganarse su confianza. Claro está, con la manipulación y los cantos de sirena como principales arma. Y es que la codicia es un pecado muy común en la población reclusa....y los alcaides.
'El día de los tramposos', una de las últimas grandes películas de Kirk Douglas.
La segunda colaboración de Douglas con Joseph L. Mankiewicz veintiún años después de Carta a tres esposas es quizá la última gran película de Douglas, Vuelve a sus orígenes de manipulador cicatero. Su eterna sonrisa es el exponente de estas cualidades y la herramienta con la que trata de engañar a sus partenaires, a cada cual más rufián: Warren Oates, Henry Fonda o Burgess Meredith. Una película con tintes de comedia y western con un final desasosegante Una cinta de sobrada calidad, como la carrera de Kirk Douglas: el actor de la eterna sonrisa pícara.
La Navidad ya está aquí. Es un hecho que cada vez se adelanta más. Todo fruto, cómo no, del consumo, el comercio, etc. Pero qué más da, si este empeño por meternos de lleno en el ambiente navideño nos trae el regreso de Wes Anderson, un director único en su género y que nos tiene algo abandonados desde El gran hotel Budapest.
Año 1942, norte de África. En el protectorado francés de Marruecos al teniente coronel Max Vatan -Brad Pitt, El club de la lucha, S7even- le es encomendada una peligrosa misión junto a una espía francesa, Marianne Beausejour -Marion Cotillard, El sueño de Ellis, Dos días, una noche- . La pareja comienza una relación amorosa casándose y teniendo una hija. La felicidad, en el marco de la II Guerra Mundial es casi una utopía pero, para ambos espías, su vida en común es un oasis entre tanto horror hasta que al teniente coronel Vatan le comunican que su mujer puede ser una espía al servicio del III Reich.
Una comedia con mucha humanidad. Esa es una buena propuesta para el día de Acción de Gracias. Y eso es lo que nos regalaba en 1987 el director y guionista John Hughes bajo el título Mejor solo que mal acompañado. Tras fantásticas películas como El club de los cinco o Todo en un día, Hughes facturaba una cinta donde se mezcla con suavidad pasmosa el humor y un tono dramático de mucho valor.
Pocos registros le quedaban por cumplir a Nicolas Cage -Al límite, Snowden- cuando en el 2010 recibió la llamada de su amigo Dominic Sena -con el que trabajó en 60 Segundos- para interpretar el papel de un caballero cruzado en el siglo XIV. El ganador de un Oscar por Leaving Las Vegas se ha puesto en la piel de un vampiro, de un motorista fantasma, hechicero y próximamente será Gary Faulkner, un exconvicto que viaja a Pakistán con su espada para dar caza a Bin Laden.
"Existe un lenguaje que va más allá de las palabras". Esta frase, atribuida al novelista, compositor y dramaturgo brasileño, Paulo Coelho, guarda gran parte de la esencia de La llegada, una película que va más allá de la simple ciencia ficción. Su responsable, detrás de las cámaras, es un gran Denis Villeneuve, con guión de Eric Heisserer que adapta el relato corto The Story of Your Life, del escritor Ted Chiang.
Nueva York, 15 de enero de 2009. Chesley "Sully" Sullenberger -Tom Hanks, Forrest Gump, Camino a la perdición- y su copiloto Jeff Skiles -Aaron Eckhart, Gracias por fumar, En compañía de hombres- inician el vuelo 1549 de la US Airways rumbo a Charlotte. Unos minutos después de haber realizado el despegue, una bandada de gansos se cruzan en su camino impactando con la nave y provocando la pérdida de dos de los motores. En cuestión de segundos, tanto Sully como su compañero tienen que tomar la drástica decisión de realizar un amerizaje en medio del río Hudson en lugar de aterrizar en cualquiera de los aeropuertos cercanos a la ciudad.
Un asesino anda suelto en Madrid. Y no uno cualquiera. Sus víctimas son ancianas, viudas en su mayoría, a las que viola y termina asesinando con crueldad exacerbada, lo que ya detecta un patrón de conducta que evidencia un accidente traumático con la figura materna...
Secuela prescindible. Esa es la sensación que deja Jack Reacher: Nunca vuelvas atrás. Más si se compara, de forma inevitable, con su predecesora. Y en esa comparación, la segunda parte dirigida por Edward Zwick (Leyendas de pasión, Diamante de sangre) sale perdiendo por goleada.
En la génesis del cine está el cortometraje. Grandes historias comprimidas en poco tiempo. Un primer paso para muchos de los grandes genios del séptimo arte, que han utilizado el cortometraje como catapulta y entrenamiento para labrarse carreras ya legendarias. No sabemos si ese será el futuro de José Antonio Muela, fotógrafo y realizador afincado en Alcorcón que debuta en la dirección con el cortometraje titulado Radial, un thriller potente, intenso y con el que está llamado a hacer grandes cosas en el mundo del cine. El camino emprendido, al menos, augura muchos éxitos.
La espada de Damocles pende sobre cuatro socios cofundadores de una exitosa empresa de aplicaciones tecnológicas. Uno de ellos debe sacrificarse por el resto e ir a la cárcel para evitar el descalabro de la compañía. Y eso por hacer trampas consentidas por todos y desviar dinero negro a Suiza -esto nos suena un poco bastante hoy en día-. Todos son culpables pero uno solo debe pagar la barra libre de tanto fraude.
Londres, primera mitad del siglo XX. Dos hermanos millonarios aficionados al juego deciden hacer una extravagante apuesta: uno de ellos sostiene que si le regalan un billete de un millón de libras a un hombre necesitado, con la única condición de no utilizarlo en el plazo de un mes, podrá salir adelante. El otro, sin embargo, piensa lo contrario.
"When terror comes, they will seek peace in vain" (Cuando llega el terror, buscarán la paz en vano), Ezekiel 7,25. Con este versículo, el verdadero Ezekiel supo pronosticar lo que les ocurriría a nuestros queridos personajes de The Walking Dead. Cuando parecía que más o menos habían conseguido encontrar una cierta estabilidad en Alejandría, Rick & Co. se encuentran con la realidad: NEGAN. Un ser terrorífico, maníaco y ávido de usar a su querida Lucille para atormentar al grupo de supervivientes.
Jake (Theo Taplitz), introspectivo y tímido, amante del arte y el dibujo; y Tony (Michael Barbieri), más expresivo y extrovertido, son dos adolescentes que se hacen buenos amigos el día en que los padres de Jake (Greg Kinnear, Jennifer Ehle) se mudan al edificio donde vivía su difunto abuelo, que alquilaba el negocio regentado por la madre de Tony. Una amistad férrea, con intereses compartidos por el arte, la cultura, las chicas y los videojuegos.
Mike Colter (The Good Wife) da vida a este superhéroe de la Marvel con unos músculos que impresionan y es a prueba de balas. Luke Cage, del cual ya pudimos disfrutar de sus habilidades en la serie Jessica Jones (Netflix, 2015), se traslada de Hell's Kitchen a Harlem, donde encuentra trabajo y refugio en la barbería del antiguo gángster Henry "Pops" Hunter (Frankie Faison). En principio quiere vivir apartado del mundo, sin llamar a atención. Aunque Pops siempre esta intentado enseñarle que gente como él tiene el poder de hacer lo correcto, de luchar. Pronto le viene la oportunidad a Luke de creer en si mismo y ser el héroe que Harlem necesita.
¿Puede un hombre desafiar a todo un imperio? ¿Una sola persona es capaz de sacar a la luz las vergüenzas de la teóricamente mayor democracia del planeta? Dos preguntas que tienen respuesta. Un rotundo sí. Y ese hombre se llama Edward Snowden.
Esperar, esperar, esperar.....Siempre es la misma sensación para los aficionados a las series porque, parece que disfrutan viéndonos (figuradamente) sufrir. Todos los finales de temporadas dejan algo "abierto" para mantenerte la expectación. Pero lo que han hecho Sam Esmail y los guionistas de es acrecentar más la frustración que tenemos los seguidores de Mr. Robot y/o Elliot Alderson. Tener por seguro que frustración es lo que sentiréis cuando terminéis la segunda temporada. Para aquellos que visteis ya el último capítulo, número 12, podréis entenderlo. ¿Cómo uno puede esperar después de esa llamada de Angela?
La II Guerra Mundial tiene esa paradoja de ser uno de los capítulos más horribles de la historia moderna y a la vez una fuente inagotable de creación para el séptimo arte. Los poco más de 6 años que duró la contienda tienen un sinfín de episodios que bien valen una película.
Que Nicolas Cage -Al límite, Con Air- no pasa por sus mejores momentos en el plano profesional es algo que cualquiera que esté al tanto de lo que ocurre en el séptimo arte puede confirmar. Algunos errores de elección en sus películas, sumado a una incomprensible ola de desprestigio -muchas veces injusto y exacerbado- a todo lo que hace el actor californiano han provocado esta situación.
Un
sueño hecho realidad. Eso es lo que está viviendo David Pulido, corresponsablejunto a Raúl Arévalo del ‘pedazo’ de guión que es Tarde para la ira. Un
thriller psicológico que ha arrancado recientemente los aplausos en la Mostra
de Venecia y cuya esencia nace de la combinación del talento natural de Raúl
Arévalo para la dirección -ya sabíamos de su excelencia como actor, y ahora nos
cautiva detrás de la cámara- y el conocimiento de la personalidad de David
Pulido, psicólogo de profesión.
Ambos
madrileños, se conocieron en el cumpleaños de una amiga en común. Y como las
cosas grandes nacen de las más pequeñas casualidades, aquel chispazo fue el
germen de lo que hoy es una de las películas del año, de la que hablamos con David.
Raúl Arévalo y David Pulido al final del rodaje
Coescribes el guión
de Tarde para la ira con Raúl Arevalo, cómo surge tu participación en el
proyecto.
Pues conozco a Raúl en el cumpleaños de una amiga. Soy
psicólogo, con lo que no tengo contacto con el mundo del cine. Para mi Raúl
Arévalo es este actor que empieza de repente a despuntar con Azul oscuro casi
negro o El camino de los ingleses. Y le caigo bien y le pide el teléfono a mi
amiga para hacerme alguna consulta sobre psicología de personajes para un corto que se le había ocurrido.
Quedamos un día, aunque este corto nunca se hizo, pero sí que empezamos a ver que
teníamos la misma sintonía a la hora del gusto por el cine o contar historias.
Entonces a los dos meses de conocerme Raúl queda un día conmigo y me dice:
'Mira tengo una idea para una película, ¿tú querrías escribirla conmigo?' Entonces claro, para una persona como yo esto era una joya. Paralelamente a
esto me había matriculado en un curso de la Factoría del Guión, porque era una
cosa que me gustaba. Pero es paralelo, coincidieron ambas cosas en el tiempo.
No fue una cosa de voy a formarme o que él supiera que soy guionista. Entonces
quedábamos para hablar de Tarde para la ira cuando todavía era una idea de dos
folios. Fue un proceso muy largo, donde nos fuimos haciendo amigos a la vez que
escribíamos la película, y escribíamos la película a la vez que nos íbamos
haciendo amigos. Para mí el gusto
era quedar con Raúl a la vez que me iba haciendo más amigo de él y de su
círculo y poder hablar de cine.
¿Cuánta libertad
habéis tenido para escribir esa maravilla que vemos en pantalla?
(Sonríe) Absoluta. Nosotros no estábamos respondiendo a ningún
encargo. Escribíamos por el gusto de escribir y haciendo la película que
queríamos escribir. Lógicamente como han pasado tantos años también nuestro
gusto cambiaba. Pues a lo mejor al principio teníamos un gusto de hacer una cosa
con un giro más radical, luego nos íbamos a un tipo de película menos efectista
y más sutil. Ha sido una cosa entre nosotros, lo que hemos ido decidiendo con
el tiempo y cómo lo hemos ido cambiando.
Sí que es verdad que cuando está
acabado y empiezan a leerlo las productoras a lo mejor nos dicen: 'Oye mira, no
metáis animales porque encarecen el proyecto y es una lata'. Recuerdo, por
ejemplo, haber cambiado alguna escena con animales por esto, pero a los dos
meses a Raúl se le ocurre la secuencia inicial de la película, que a nivel de
rodarla es muy complicada, y tampoco nadie nos dijo: 'Pero dónde vais con esto,
os estamos diciendo que quitéis escenas con animales y ahora metéis un plano
secuencia con un coche volcándose'. O sea que hemos tenido toda la libertad del
mundo en ese aspecto.
Al hilo de esto, has
estado presente en todo el proceso de rodaje, ¿cómo ha sido y qué sensación te
produjo ver el trabajo finalizado?
Sí que estuve en el rodaje, primero porque la productora,
Beatriz Bodegas, facilitó todo desde el principio. Ella me dijo una cosa como
que eso de que el guionista se apartara del proyecto era una cosa muy antigua,
que el guionista tenía que tener su sitio y que yo estaba invitado a todo el
proceso de rodaje. Para una persona cinéfila, que nunca había trabajado
profesionalmente pues imagínate estar de repente en el rodaje de una ‘peli’. Yo
me cogí mis vacaciones de la consulta y con total gusto las empleé en estar en
el rodaje (ríe) Y luego porque soy amigo de Raúl, ya no solo como psicólogo sino
como amigo. Me decía: 'Oye David he pensado esta música, escúchala'. Raúl es
exigente y obsesivo con su trabajo. Te puede mandar un mensaje a las tres de la
mañana porque se le ha ocurrido alguien para un papel y qué me parece.
Luego durante el montaje. Raúl lo cuenta, fue la peor etapa. Para
una persona exigente como él, es donde te das cuenta de lo que has hecho bien,
lo que has hecho mal, cómo lo arreglas. Y ahí él estuvo un poco más dándole
vueltas y me estuvo enseñando cosas. Y acabada la vi en Venecia. Había
visto algunas pruebas antes, pero a lo mejor sin música o porque me consultaba
cosas. Pero terminada la vi en Venecia. ¿Que cómo me sentí? Pues lloré (ríe).
Para alguien que de repente ve ese sueño que empezó como una especie de idea
de: '¿Anda, sabéis que quedo con Raúl Arévalo para hablar de una película?', a
verlo convertido en Tarde para la ira, me emocioné y sigo haciéndolo.
Premiada en Venecia,
ahora a Toronto y lo que venga por delante. Imaginabais este éxito teniendo en
cuenta que es la opera prima de Raúl y tu primer guión.
En absoluto. A ver, son muchos años. El acabar la película no
es algo que te pille por sorpresa. Es un sueño que se va cumpliendo, pero han
sido muchos años de dar vueltas al guión. Es verdad que es nuestra opera prima
y que nos ha salido muy bien y nos sentimos privilegiados, pero quiero reseñar que
no es una cosa que se nos ocurriera un fin de semana. Han pasado catorce o quince
versiones de guión. Los ocho años que pasa uno de los protagonistas en la
cárcel es el que nosotros nos pasamos intentando dar salida al guión (ríe) y
digamos que estaba ya muy pensado. Pero que fuera a gustar tanto no lo teníamos
claro.
No es una película fácil, ni comercial. No es una película como les
gusta ahora a las productoras de buen rollo, que sales contento del cine.
Queríamos hacer algo que nos gustara a nosotros y que fuera fiel a la idea que
siempre había tenido Raúl en la cabeza. Y la verdad que no nos esperábamos una
respuesta así desde que se proyectó en Venecia y en Madrid. Estamos muy
contentos.
'Tarde para la ira' ha cautivado en Venecia y su estreno en todos los cines de España
En la película, obviamente y con tu participación, hay
mucho de psicología por las características de los personajes. La Psicología es
clave para entender el desarrollo de la cinta.
Creo que es verdad que uno de los trabajos más concienzudos
que hemos hecho a nivel de guión es la psicología de los personajes. Cómo
construir ya no solo a José y Curro, sino también al personaje de Ana, al de
Manolo Solo, o el de Carmen. Ahí sí que hemos hecho un trabajo muy concienzudo
y tenemos la suerte de que Raúl es actor, domina eso de meterse en la piel de
los personajes, y que yo soy psicólogo y puedo, de alguna manera, fundamentar
parte de esa psicología del personaje.
También te diré aquí Roberto que nunca
podemos ser del todo realistas. El personaje de Antonio de la Torre, que es el
más complejo a nivel psicológico, probablemente si fuera real tendría otra
serie de conductas asociadas que no son nada cinematográficas, incluso podrían parecer exageradas. Muchas veces la realidad no es verosímil. Yo, muchas situaciones que veo en consulta,
si lo traspasamos al cine, la gente diría que eso es forzado y no puede
existir. Entonces ha habido una labor luego de depurar un poco y adaptar, y que
haya esa mezcla entre un enfoque psicológico verosímil que no siempre es el más
realista.
Desde ese enfoque
que hablamos y a colación del personaje de Antonio de la Torre, ¿su actitud, desde el punto de vista de la Psicología, se puede llegar a entender?
Sí. Existen situaciones de personas que les han pasado cosas
parecidas en la realidad. Cosas terribles a personas
cercanas suyas y que tienen que seguir lidiando con ellas. Yo he tenido
pacientes en consulta que responden a estas mismas características y lo vemos a diario en los periódicos. Para que sea más real, sí que nos hemos tomado alguna
licencia. Lo único diferente ahí es que en ocho años que pasan ya se hubiera
actuado antes. Tampoco quiero desvelar nada para quien no haya visto la
película (sonríe).
A lo mejor lo difícil hubiera sido aguantar ocho años. Una
persona así al poco tiempo ya habría actuado. O si hubiese esperado ese tiempo,
como nuestro protagonista, es cuando
tendría a lo mejor otra serie de conductas más patológicas. Sería una persona
que estuviera medicada, con algún problema de ansiedad o manías compulsivas
asociadas a esta espera. Entonces esto ejemplifica lo anterior: que esté
fundamentado y que el enfoque psicológico sea real, pero quitar algunas cosas
que no funcionarían a nivel dramático.
Cartel de la película
Como psicólogo, hasta
qué punto la violencia, la venganza y esa sangre fría que evidencia Antonio de
la Torre en pantalla y da hasta miedo, es innata a nosotros. ¿Somos así en
situaciones límite?
Esa pregunta es de donde surge la idea de la película: ¿Qué haría
un ser humano normal, alguien que no está en las películas de Tarantino, si de
repente se encontrara con aquella persona que le ha destrozado la vida? Todos
decimos: 'si le pasa algo a mi hijo o mi mujer, yo me le cargaba'. Ya pero, qué
es cargárselo; cómo lo haces; no has matado a nadie. Matar lo podemos hacer
todos, pero es una cosa mucho más sucia y mucho más dura que lo que aparece en
las películas.
El filme sí que muestra que esa frialdad va en aumento cuando el
personaje ya emprende un camino que no tiene retorno. La ira va a surgir como
una respuesta casi automática, casi impulsiva, ante una situación donde ya es
insostenible el odio generado. Y una vez que ya el camino no tiene retorno, es
verdad que entonces tú ya eres capaz de
hacer cosas más frías o que al principio de la película el personaje no se
hubiese planteado llegar a hacer. Pero tal como está construido el ser humano,
si empieza a atravesar ciertos límites, llega a un punto de no retorno donde sí es capaz de modificar su conducta o hacer
aquellas cosas que no pensaba que haría.
Llegado a ese punto,
pues, parece que no hay solución posible.
No hay solución si además todo se condensa en tan poco
tiempo. Hay una avalancha de acontecimientos donde ya no puede parar. Si
nuestro protagonista en algún momento, por lo que fuera, tiene que parar cuatro
días y volver a meditar y digerir lo que ha hecho, tal vez sí le daría tiempo
al arrepentimiento y parar esta cadena. Pero cuando las cosas se suceden tan
rápidamente es muy complicado volverse. Y hay un punto así en la película que
no vamos a contar más para no desvelar (ríe).
A lo mejor esta
pregunta es para Raúl, pero desde el punto de vista artístico se ven muchas referencias cinematográficas en el
guión y la ambientación. Como por ejemplo y por citar algunos, Saura y
Peckinpah, por ese ideal de venganza.
Saura y Peckinpah, desde luego, han sido referencias de
siempre. Y eso está ahí y se refleja de una manera inconsciente. Cuando la
íbamos haciendo y veíamos cine juntos y evolucionando, sí que había referencias
más actuales como Jacques Audiard, el director de El profeta, y sí que
queríamos plasmarlo en diferentes escenas.
Fíjate que a nosotros nos flipa
Tarantino, nos apasiona, pero queríamos huir de Tarantino. De hecho si hacemos
una película a su estilo estaríamos haciendo Kill Bill versión cañí (ríe), y de
esto es de lo que queríamos huir. Queríamos no ser efectistas, pero sí hacer
algún guiño huyendo un poco de eso. Por eso cuando rápidamente la película
puede caer en algo así hacemos un giro, lo cortamos y vamos para otro lado.
No faltan las referencias cinematográficas en el guión de 'Tarde para la ira'
Viendo la buena
acogida de público y crítica, ¿os animáis a más colaboraciones?
Pues mira, ya teníamos pensado escribir otra película desde
antes de acabar esta (ríe). Han sido muchos años y una situación que hemos
disfrutado mucho: sin presión, con total libertad y por el placer de escribir.
No sé cómo lo vive Raúl, pero para mi es un lujo. Una ventana al cine y al
mundo de la creatividad. Y sí que estamos ya con una idea que hemos tenido y
cuando acabe toda esta vorágine de las promociones sí que nos vamos a poner a
escribirla. Esperemos no tardar tantos años (ríe).
Ahora que me hablas de esa
vorágine de presentaciones y para terminar. Alguien acostumbrado al anonimato y que de la noche
a la mañana por el trabajo bien hecho salta a los focos, ¿cómo lo lleva?
(Ríe) Yo no conozco a ningún guionista, incluyéndome, que
sea famoso a ese nivel. No tenemos ni repercusión mediática ni visual. La valoración
positiva por supuesto que te llega y es estupenda, pero que ni el mundo de la
fama ni de esto te va a llegar siendo guionista y cosa que se agradece (ríe). Y
luego es curioso Roberto, y te lo cuento como anécdota, soy psicólogo y escribo
para medios. Toda mi faceta mediática era a través de la psicología. Se ha dado
el caso de que me habéis llamado varios compañeros respecto al tema de la
película y en una de esas me han llamado para algo que también creía que era de
la 'peli' y me puse a hablar de ella, la entrevistadora se quedó como cortada y
me dijo: 'Perdona yo te quería hablar sobre la opinión que tiene la neurociencia
sobre el tema del coaching..' (ríe). O sea que la faceta divulgativa ya la
tenía como psicólogo y esto es nuevo. Es un sueño, me hace mucha ilusión pero
es algo que no va a cambiar mi vida, salvo el placer que he tenido de hablar
contigo de cine.
Quién tuvo retuvo. Y en el género de acción, Mel Gibson se mueve como pez en el agua. De Mad Max a Arma Letal, Gibson ha facturado muchas de las películas clásicas de este género entre los 80 y los 90. Y, recientemente, ha vuelto a realizar incursiones en el género con mayor -Payback, Vacaciones en el infierno- o menor acierto -Al límite-.
Ha nacido un gran director. Y con mayúsculas. Se llama Raúl Arévalo, actor de profesión y que alcanza la perfección en su ópera prima: Tarde para la ira. No solo está soberbio detrás de las cámaras -impresionante el primer plano secuencia con Luis Callejo al volante, que ya hablaremos de él-, sino que firma un apasionante guión junto a su amigo y psicólogo, David Pulido. Una colaboración que se nota, porque el filme de Arévalo tiene mucho de psicología, amén de dejar boquiabierto en su hora y media de duración.
De la noche a la mañana España y los españoles despertamos de un sueño para toparnos con una pesadilla en forma de crisis económica. Un golpe que se tradujo en más pobreza, paro y del que aún no nos hemos recuperado -y lo que falta-. También fue el momento en el que se coló en nuestras vidas una palabra siniestra, mal sonante: desahucio. Una palabra que ahora se traduce en forma de película con el largometraje musical Cerca de tu casa.
Lúgubre, tétrica, asfixiante. Así es No respires, la película de Fede Álvarez en la que tres jóvenes creen cometer el robo perfecto en la casa de un exmilitar ciego que esconde millones de dólares tras ser indemnizado por la muerte de su hija. Craso error, porque el soldado es un psicópata atrapado por su pasado que pondrá las cosas muy difíciles a los amigos de lo ajeno.
Llegar a la risa por la vía de los tópicos. Esa es la propuesta de Cuerpo de élite, la nueva comedia policial con bandera española que no convence a pesar de recurrir a los costumbrismos regionales que suelen funcionar cuando de humor se trata.
La tripulación del Enterprise vuelve a surcar la Galaxia. Esta es la tercera vez desde que J.J. Abrams rescatará la famosa saga en 2009, continuada por Star Trek: En la Oscuridad, y en esta ocasión bajo el título Star Trek: Más allá. Eso sí, sin el creador de Super 8 en la dirección -se reserva la producción-, al que sustituye Justin Lin, artífice de varías de las películas de otra serie de largometrajes exitosos como Fast and Furious.
Esa es la pregunta que trasciende a lo largo de las casi dos horas que dura Los caballeros blancos, película dirigida por Joachim Lafosse. Un trabajo que le valió la Concha de Plata del Festival de San Sebastián.
Miles Davis: mito y leyenda del jazz. Toda la vida dedicada a la música con composiciones ya memorables, de una energía que traspasa todos los sentidos. A todo hay que sumarle, como a toda buena estrella, la Santísima Trinidad del vicio: drogas, mujeres y alcohol.
Si este verano tienes pensado ir a la playa y tu destino es paradisiaco, casi de postal, pero la arena está desierta, desconfía. Hay gato encerrado. O mejor dicho, un enorme tiburón blanco con muy malas pulgas y sediento de sangre humana...
Han pasado 25 años desde que Jodie Foster debutará detrás de las cámaras con El pequeño Tate. Y siempre que se ha hecho con una cámara al hombreo, Foster ha demostrado ser mejor actriz que cineasta. Money Monster vuelve a ser un ejemplo de ello.
Sofía -Ruby Barnhill- es una huérfana londinense que vive en un orfanato y tiene problemas para conciliar el sueño. Una noche, en uno de sus desvelos, al asomarse al balcón descubre a un extraño ser caminando por las calles: un gigante -Mark Rylance,El puente de los espías- que en su mundo se dedica a cazar sueños para luego repartirlos entre las personas que más lo necesitan. El corpulento personaje, al sentirse observado y temeroso por ser descubierto por más humanos, coge a la pequeña y se la lleva al país de los gigantes, un mundo de fantasía y peligros en los que la joven protagonista se sentirá más cómoda que entre sus semejantes.
Ahora que ha llegado el fin de curso para todos los estudiantes, vamos a recuperar una de las películas que mejor reflejan los últimos días de clase en un instituto antes de la ansiada llegada del verano: Supersalidos.
Sólo han sido diez los capítulos de esta sexta temporada de Juego de Tronos. Sólo unos pocas horas (en total) de disfrute de todas las venganzas, luchas, sangre, artimañas, etc. Y durante esta temporada daba la sensación de que todo fuera más lento, en comparación respecto a otras temporadas, como si estuviéramos en la calma que precede a la tormenta.
Orcos y hombres enfrentados por la supervivencia de la especie. Magia, de la buena y de la mala. Reinos legendarios. Personajes y héroes de toda raza y condición. Golpes de humor en el momento oportuno y mucha acción, sobre todo en forma de espectaculares efectos visuales que te transportan a un mundo de fantasía.
Del cielo al infierno por mentiroso. Así se resume la carrera de Lance Armstrong: campeón del mundo de ciclismo en ruta en 1993, siete veces consecutivas campeón del Tour de Francia y medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Sidney, entre otras victorias en carreras y clásicas. Otra vez el sueño americano truncado.
Bienvenidos a la comedia de la temporada -casi del año-. Triunfo absoluto el que se llevan Russell Crowe y Ryan Gosling en Dos buenos tipos, trabajo dirigido por Shane Black, el mismo que firmaba Kiss Kiss Bang Bang -y se nota que la fórmula no ha perdido frescura-.
Xavier Cugat -Gerona, 1 de enero, 1900- Barcelona, 27 de octubre de 1990- tiene el honor de ser el único español en tener cuatro estrellas en el famoso Paseo de la Fama de Hollywood. Distinción si cabe, más meritoria, tratándose de un músico y no un actor y cuya presencia en la industria del séptimo arte norteamericano se extiende desde los primeros años del cine sonoro hasta los principales años de la denominada época clásica.
Las guerras siempre han sido una fuente inagotable de inspiración para el cine. Porque da igual cuántas versiones hayamos visto de la II Guerra Mundial, del Holocausto, de la Guerra Civil española, etc. Estaremos en el año 3000 y seguirán estrenándose nuevas versiones de lo mismo. La pregunta que surge a continuación es: ¿por qué siguen teniendo "éxito"? Porque depende de como te las cuenten, esto es, el punto de vista, el significado, el trasfondo, la acción, la intriga. Mil cosas que la hagan especial.
Al final terminó una de las series que más renombre había adquirido en estos últimos años. La cadena CBS nos proporcionaba una serie de abogados de calidad, con casos llenos de casuística y recovecos jurídicos de alta calidad. Con una premisa sencilla, muy cercana a la visión de Scandal, nos presentaba a una ama de casa caída en desgracia, Alicia Florrick (Julianna Margulies), por la infidelidad de su marido/político, Peter Florrick (Chris Noth -Mr.Big, de Sex and the City). En ese momento de decadencia, Alicia resurge de sus cenizas y, con ayuda de su gran amor de universidad, Will Gardner, consigue volver a trabajar como abogada. Y es buena, muy buena (SI NO HAS VISTO LA SERIE COMPLETA, NO SIGAS PORQUE A PARTIR DE AQUÍ ESTÁ LLENO DE SPOILERS... ESTÁS AVISADO).
Durante la noche de los Globos de Oro, estábamos eclipsados por el triunfo de Leonardo DiCaprio, porque ya intuimos que, por fin, estaba casi rozando su merecido Oscar. Sin embargo, no sólo fue el momento de Leo. Hubo otro, quizás no tan valorado por los medios sociales, que dejó estupefactos a los que ya dábamos por ganadores a Juego de Tronos. Una serie recién salida del horno, de la cadena (no tan conocida) USA Network, se llevaba el premio a la mejor serie de Drama de la edición 2016: MR. ROBOT. Una serie sin muchos efectos especiales, que gira entorno al personaje, Elliot Alderson, interpretado por un enigmático Rami Malek, que parece haber nacido para éste papel. A algunos os sonará de la última película de Crepúsculo, el vampiro que podía controlar los elementos naturales.
Si crees en Dios, crees en el demonio; y viceversa. Pero la represión en la creencia del uno sobre el otro alimenta al contrario. Lo que es lo mismo que cuanto más se reprime al oponente, más atractivo se le hace. Una reflexión filosófica que da para mucho y que está latente en La bruja, película escrita y dirigida por Robert Eggers, aclamado como mejor director en el Festival de Sundance.
La Movida madrileña, movimiento social y cultural que se originó en los primeros años de la transición en la capital española y que se extendió hasta mediados de los 80, ofreció la oportunidad a numerosos jóvenes para dar rienda suelta a su creatividad en diferentes áreas culturales. Principalmente en la música y el cine. El origen de la misma se suele establecer en el "concierto de homenaje a Canito", celebrado en la Escuela de Caminos de Madrid en febrero de 1980, y el final se asocia a una reyerta ocurrida en la sala de conciertos Rock-Ola en marzo de 1985, entre rockers y mods.
El Festival de Cannes celebra su 69 edición con homenaje incluido a Robert de Niro
y su último trabajo, Hands of Stone, que protagoniza junto a Edgar Ramírez
sobre la vida de Roberto “Mano de Piedra” Durán.
Dos oficiales de la marina norteamericana -Jack Nicholson y Otis Young- tienen la misión de escoltar a un marinero -Randy Quaid- a la prisión de Portsmouth en New Hampshire, donde tendrá que cumplir una pena de 8 años por el intento de robo de 40 dólares. La inocencia del joven soldado, así como el excesivo castigo al que se debe enfrentar, provoca que los dos veteranos intenten que el viaje sea una experiencia inolvidable.
Demasiado tiempo ha pasado desde que vimos a Cersei (Lena Headey) en su momento más humillante por las calles de King's Landing; a Jon Snow (Kit Harington) expirando su último aliento; Daenerys (Emilia Clarke) sola y abandonada en la tierra de Meereen o a Arya (Maisie Williams) perdida en su desesperación por conseguir venganza en Juego de Tronos.
"Querido Claudio. He conocido listos que se fingían tontos y tontos que se fingían listos. Pero eres el primer caso que he visto de un tonto que se finge tonto. Te convertirás en un dios."
No todo vale para conseguir una buena comedia. Los caminos de este género son muy distintos y algunos de ellos difíciles de transitar. Es el caso de la comedia dramática, la que combina puntos de humor con una historia trágica. Muy pocos lo consiguen y The Lady in the van no es uno de ellos.
Si mezclamos un poco de El señor de los Anillos -ese espejo que todo lo ve e influye sobre los mortales-, otro de Juego de Tronos -Charlize Theron quiere su reino y Emily Blunt domina el Norte-, con unos ramalazos de El origen del planeta de los simios -¡ay esos goblins!- y una pizca helada de Frozen o Las crónicas de Narnia, y lo metemos en la sala de producción durante casi dos horas, el resultado es Las crónicas de Blancanieves: El cazador y la reina de hielo, un batiburrillo de películas de aventuras a caballo entre la precuela y la secuela de Blancanieves y la leyenda del cazador.
El 12 de marzo de 1978, a los 42 años de edad, el corazón de John Cazale dejaba de latir. Un cáncer de pulmón se llevó a uno de los mejores actores de una generación irrepetible, que incluía nombres tan relevantes como Al Pacino, Robert De Niro o Dustin Hoffman entre otros. Los dos primeros tuvieron la suerte de compartir cartel con Cazale, y digo suerte porque el actor nacido en Boston en 1935 sólo apareció en cinco películas: El Padrino I y II, La conversación, Tarde de perros y El cazador.
Esta es la reflexión que Joe Piscopo comparte con Treat Williams en Estamos muertos... ¿o qué? (1988), película dirigida por Mark Goldblatt, que un año más tarde haría su último trabajo como director (The Punisher, 1989), para dedicarse desde entonces a la labor de montador de películas como Terminator I y II, Armageddon o El hombre sin sombra.
Muchos de los asesinos en serie de la historia tienen su semilla del mal en una turbulenta infancia. Traumas infantiles que no se superan. Rabia acumulada que explota en la madurez en un festival de violencia, crímenes y asesinatos de lo más macabros y morbosos.
El 17 de julio de 1899, a las puertas de una nueva centuria, Nueva York veía nacer a uno de los actores con más carisma del Hollywood clásico. Un hombre capaz de ensombrecer a leyendas del cine como Humphrey Bogart en películas como Los violentos años veinte (1939). Hablamos, cómo no, de James Cagney, un tipo duro de gran corazón.
Paco León tiene un don para la comedia. Para escribirla, dirigirla e interpretarla. Ha nacido con él y además sabe como explotarlo. Y así lo demuestra en Kiki, el amor se hace, una propuesta erótico-festiva y divertida con momentos que arrancan una carcajada estruendosa.
Todo héroe de la Marvel tiene una tragedia que le impulsa a convertirse en lo que es y Matt Murdock/Daredevil (Charlie Cox) no es una excepción. Tenía una vida normal, con un padre boxeador al que admiraba. Pero todo cambia cuando Matt sufre un accidente y un camión derrama su carga radioactiva dejándolo ciego, aunque la radiación potenció sus otros cuatro sentidos.
Michelle es una joven -Mary Elizabeth Winstead, Scott Pilgrim contra el mundo, Matar al mensajero- que sufre un accidente de coche y cuando despierta del mismo se encuentra encerrada en una celda. Su captor, Howard, -John Goodman, Argo, Al límite-es un veterano del ejército que asegura haberle salvado la vida, ya que en el exterior se ha producido un ataque químico que probablemente ha aniquilado a toda la población. Junto a ellos se encuentra Emmet -John Gallagher Jr, The Newsroom, Las vidas de Grace- el obrero que construyó el bunker y que a medida que pasa el tiempo, empieza a desconfiar de Howard.
Al finalizar el curso, cinco hermanas huérfanas de 12 a 16 años que viven con su tío y su abuela en un pueblo turco se disponen a disfrutar del tiempo libre y el verano. Sin embargo, un inocente juego a orillas del Mar Negro con unos amigos del colegio desencadena las habladurías de los vecinos sobre la inmoralidad de las chicas. La intransigencia y rigidez moral de la sociedad turca provocará que las niñas sean preparadas por su familia para convertirlas en futuras esposas.
Lo bueno si breve... Con esa premisa se presenta Detour (1945), la historia de Al Roberts - Tom Neal-, un talentoso pianista de Nueva York cuya vida da un giro de 180 grados el día que decide partir haciendo auto-stop a Los Ángeles para visitar a su novia. Un viaje que se convertirá en una auténtica pesadilla.
Richie Lanz -Bill Murray, Atrapado en el tiempo, Cazafantasmas- es un manager musical que no pasa por su mejor momento profesional. Por ello viaja a Afganistan con su última cliente -Zooey Deschanel, 500 días juntos, New Girl- para una gira que le pueda devolver parte del éxito perdido. Una vez allí, le roban el dinero, el billete de vuelta y el pasaporte, dejándolo solo en un país extraño y asolado por la guerra. Sin embargo su suerte parece cambiar cuando descubre a una joven con una voz impresionante, a la que ayudará a presentarse al programa The Afghan Star, versión local del famoso programa norteamericano The American Idol.
La noche de los Oscars, de Hollywood y... de Leonardo DiCaprio, El renacido, la vieja guardia del equipo de Mad Max: Fury Road y Spotlight. De todos ellos en una ceremonia de premios que se recordará por su agilidad y lo repartido de los galardones "gordos".
De cuando en cuando el cine nos regala películas que despiertan emociones encontradas entre secuencia y secuencia. Un viaje de la tristeza a la esperanza, pasando por la rabia, el odio y la comprensión que nos tiene sobrecogidos en la butaca. Es el caso de La habitación, filme irlandés dirigido por Lenny Abrahamson (Frank) y escrito por Emma Donoghue, responsable de la novela homónima.
Leonardo DiCaprio saborea la gloria que tanto anhela. Y lo hace con un tipo de cine, el de aventuras, prácticamente inhóspito en su dilatada carrera. Pero eso sí, sufre lo indecible por sobrevivir y cobrarse una venganza algo previsible. Quizá esas muecas de dolor, esa exagerada gesticulación acompañada de pronunciados silencios eran lo que necesitaba este actor que,de largo, ha hecho papeles mejoresque el que brinda en El renacido, de Alejandro González Iñarritu (Birdman, Babel) -argumento calcado a El hombre de una tierra salvaje, 1971)
Una de las imágenes más divertidas de la anterior gala de los Globos de Oro fue ver al actor nominado, Aziz Ansari, como mejor actor de serie, con un libro “Losing to Jeffrey Tambor with dignity” cuando le enfocan en la entrega de dicho premio. Como pronosticaba él mismo, no ganó y el agraciado fue Gael García Bernal por Mozart in the Jungle. Sin embargo, este momento sirvió para consagrar la figura de un gran cómico.
El 14 de febrero de 1929, Al Capone asestó el golpe definitivo para coronarse como jefe de la mafia en Chicago al eliminar a gran parte de los miembros de la banda rival capitaneada por George "Bugs" Moran. La masacre fue perpetrada en un garaje donde los hombres de Moran esperaban la entrega de un cargamento de whisky, cayendo en la emboscada planeada por uno de los hombres de confianza de Capone.
Una vez encontrada la felicidad, Will Smith se lanza en busca de la verdad, aunque para ello tenga que desafiar a un gigante como la NFL. Y lo hace a través del Dr. Bennet Omalu, un neuropatólogo forense nacido en Nigeria y afincado en Estados Unidos que saltó a la fama en el año 2002. Fue en el momento en el que practica la autopsia a una leyenda del fútbol americano como el jugador de los Steelers y miembro del Salón de la Fama, Mike Webster -David Morse (La milla verde)-, que se suicidó en extrañas circunstancias. Durante la disección, Omalu descubrió una extraña enfermedad cerebral en el cráneo del jugador provocada por tantos años de choques.
Hay un deporte cuya espectacularidad y dramatismo ha representado el cine a la perfección el boxeo. Dentro de este género, el personaje más famoso y que ha marcado a toda una generación desde mediados de los setenta en adelante ha sido Rocky Balboa. El ficticio púgil italoamericano es, junto a su mayor rival y amigo fuera del ring, Apollo Creed, un icono dentro del séptimo arte. Tanto es así, que su saga ha dado para seis títulos.
Cuando en 1976, Sylvester Stallone -Acorralado, Los Mercenarios- escribió el guión de Rocky -John G. Advilsen- probablemente no imaginaba el éxito que el personaje de Rocky Balboa le iba a reportar. Balboa, personaje de ficción basado en un boxeador llamado Chuck Wepner que saltó a la fama por derribar a Cassius Clay en una pelea celebrada en 1975, es el rol al que Stallone debe casi toda su fama junto a John Rambo.
Corría el año 2002 cuando Spotlight, la sección de investigación recién nacida del periódico local Boston Globe, ponía en jaque a la Iglesia Católica de Massachusetts al hacerse eco de las acusaciones de pederastia que un grupo de víctimas se atrevió a destapar. Algo que se sabía por las autoridades de la ciudad y que se intentó tapar hasta que el vaso rebosó.
La humanidad sufre un colapso de proporciones inimaginables en todos los ámbitos: colapso de la instituciones, de las materias primas, de la estructura social,... Tras lo cual, los humanos vuelven a lo antiguo, vuelve al campo y se establece un sistema feudal. En esta nueva forma de gobernar, la tierra está dividida en 7 feudos dominados por 7 barones que se encargan de mantener la paz en sus tierras y llevar a cabo la tarea que se les encomienda: producir, cultivar, extraer petróleo, etc.
La gran apuesta -Adam McKay, Pasado de vueltas, El reportero: la leyenda de Ron Burgundy- narra el inicio de la crisis económica actual y sus orígenes, centrándose en el colapso del mercado inmobiliario norteamericano. Basada en la novela del prestigioso escritor Michael Lewis, autor entre otras de Moneyball y La historia de Silicon Valley, ofrece al público la posibilidad de entender alguna de las causas que llevaron a gran parte de la economía mundial al precipicio y como actuaron, o no, las autoridades y grandes corporaciones norteamericanas para evitar esta dramática situación que aún hoy, ocho años después, sigue afectándonos.
Cuando el 12 de septiembre de 2008 era encontrado el cuerpo del escritor David Foster Wallace ahorcado en su propia casa, el mundo de la literatura perdía a su último genio. El autor de La broma infinita, novela que le convirtió en uno de los novelistas más influyentes e innovadores de las últimas décadas, dejaba huérfana a toda una generación de escritores que le tenían como un referente.
Paolo Sorrentino vuelve a sumergirse en el hedonismo humano como ya hiciera en La gran belleza. Pero donde allí la extravagancia y el placer se retrataban de forma desmesurada, en La juventud -última película hasta la fecha- el cineasta y guionista italiano lo encara desde otra perspectiva. Abandona la excentricidad y se lanza en brazos de las emociones que producen echar la vista atrás a los recuerdos y experiencias vividas.
Un cazarrecompensas llamado John Ruth -Kurt Russell, La Cosa, Golpe en la pequeña China- viaja en una diligencia acompañado por su prisionera Daisy Domergue -Jennifer Jason Leigh, El maquinista, Camino a la perdición- camino de Red Rock, done la fugitiva será ahorcada. Sin embargo, durante el camino se encuentran a dos individuos, el mayor Marquis Warren - Samuel L. Jackson -Pulp Fiction, El protegido- un cazarrecompensas y antiguo soldado de la Unión y Chris Mannix -Walton Goggins, Django Desencadenado, La casa de los 1.000 cadáveres-, antiguo rebelde sudista que dice ser el nuevo sheriff de Red Rock.