Orcos y hombres enfrentados por la supervivencia de la especie. Magia, de la buena y de la mala. Reinos legendarios. Personajes y héroes de toda raza y condición. Golpes de humor en el momento oportuno y mucha acción, sobre todo en forma de espectaculares efectos visuales que te transportan a un mundo de fantasía.
Eso es Warcraft: El origen. Ni más ni menos. La película dirigida por Duncan Jones, adaptando el famoso videojuego, se ha llevado el varapalo de la crítica. No sé qué esperaban. Quizá les ha sentado mal que el hijo de Bowie, más proclive al cine de autor (Moon), se pase al otro lado del celuloide que los críticos suelen mirar con desprecio, incluso por encima del hombro. Ese cine de entretenimiento palomitero puro y duro, sin lisonjas ni ínfulas que sienta tan mal en un sector amplio de la profesión.
Por el contrario, los fans del videojuego han acogido a la película de Jones con los brazos abiertos. Y puestos a elegir entre unos y otros, me quedo con los seguidores de Warcraft, toda vez que reconozco no haber jugado. Pero hablando de cine, que para eso estamos, el filme es muy correcto. Tiene buenos momentos de acción -luchas a campo abierto, entre desfiladeros a modo de los 300 o a través de un portal como Stargate-, jugando con la fantasía propia de la trama que alterna con vertiginosos planos aéreos que casi marean e intrigas de palacio de no están de más. La cinta se hace amena por momentos y el tiempo vuela en la butaca. Eso ya es un logro.
En este sentido Duncan Jones, como todo el equipo, no se merece ni un reproche. Además, el reparto, con rostros conocidos como Ben Foster -Lance Armstrong en la ficción-, ejecuta su función con un guión sobrio, sin grandes alardes y frases pero que cumple con su cometido que voy a repetir hasta la saciedad: entretener, entretener y entretener. No hay más.
El problema de Warcraft: El origen -y no es suyo propio- son las comparaciones con otras películas de fantasía y aventura. Hablo por supuesto de El Hobbit, aun reciente en la memoria de muchos y con la que guarda más de una similitud. Es difícil no caer en esas comparaciones, pero se puede si uno quiere disfrutar y abstraerse de lo demás.
Así que solo conviene preguntarse: ¿es Warcraft: El origen una película pretenciosa? No. ¿Entretiene? Sí. Pues que más quieres. Ha nacido una nueva saga, Duncan Jones ya se ha ofrecido para rodar la segunda parte que, un servidor, ya espera con agrado.
Título original: Warcraft
Año: 2016
Duración: 123 min.
Género: Aventuras / Fantasía / Videojuego
País: Estados Unidos
Director: Duncan Jones
Guión: Charles Leavitt, Duncan Jones (Historia: Chris Metzen)
Música: Ramin Djawadi
Fotografía: Simon Duggan
Reparto: Travis Fimmel, Robert Kazinsky, Ben Foster, Toby Kebbell, Dominic Cooper, Paula Patton, Daniel Wu, Clancy Brown
Puntuación: 6,5/10
Eso es Warcraft: El origen. Ni más ni menos. La película dirigida por Duncan Jones, adaptando el famoso videojuego, se ha llevado el varapalo de la crítica. No sé qué esperaban. Quizá les ha sentado mal que el hijo de Bowie, más proclive al cine de autor (Moon), se pase al otro lado del celuloide que los críticos suelen mirar con desprecio, incluso por encima del hombro. Ese cine de entretenimiento palomitero puro y duro, sin lisonjas ni ínfulas que sienta tan mal en un sector amplio de la profesión.
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| Orcos y humanos pelean por la supervivencia den 'Warcraft: El origen' (Universal). |
Por el contrario, los fans del videojuego han acogido a la película de Jones con los brazos abiertos. Y puestos a elegir entre unos y otros, me quedo con los seguidores de Warcraft, toda vez que reconozco no haber jugado. Pero hablando de cine, que para eso estamos, el filme es muy correcto. Tiene buenos momentos de acción -luchas a campo abierto, entre desfiladeros a modo de los 300 o a través de un portal como Stargate-, jugando con la fantasía propia de la trama que alterna con vertiginosos planos aéreos que casi marean e intrigas de palacio de no están de más. La cinta se hace amena por momentos y el tiempo vuela en la butaca. Eso ya es un logro.
En este sentido Duncan Jones, como todo el equipo, no se merece ni un reproche. Además, el reparto, con rostros conocidos como Ben Foster -Lance Armstrong en la ficción-, ejecuta su función con un guión sobrio, sin grandes alardes y frases pero que cumple con su cometido que voy a repetir hasta la saciedad: entretener, entretener y entretener. No hay más.
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| La película contiene planos aéreos de la batalla espectaculares(Universal). |
El problema de Warcraft: El origen -y no es suyo propio- son las comparaciones con otras películas de fantasía y aventura. Hablo por supuesto de El Hobbit, aun reciente en la memoria de muchos y con la que guarda más de una similitud. Es difícil no caer en esas comparaciones, pero se puede si uno quiere disfrutar y abstraerse de lo demás.
Así que solo conviene preguntarse: ¿es Warcraft: El origen una película pretenciosa? No. ¿Entretiene? Sí. Pues que más quieres. Ha nacido una nueva saga, Duncan Jones ya se ha ofrecido para rodar la segunda parte que, un servidor, ya espera con agrado.
Ficha Técnica
Título original: Warcraft
Año: 2016
Duración: 123 min.
Género: Aventuras / Fantasía / Videojuego
País: Estados Unidos
Director: Duncan Jones
Guión: Charles Leavitt, Duncan Jones (Historia: Chris Metzen)
Música: Ramin Djawadi
Fotografía: Simon Duggan
Reparto: Travis Fimmel, Robert Kazinsky, Ben Foster, Toby Kebbell, Dominic Cooper, Paula Patton, Daniel Wu, Clancy Brown
Puntuación: 6,5/10
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