Páginas

martes, 8 de septiembre de 2015

'El fotógrafo del pánico': Voyeur, morboso y asesino en serie

Las obsesiones, mal dirigidas, se convierten en el vehículo perfecto para conducir hacia el lado más oscuro del ser humano. Sobretodo si estas se instalan en la psique desde un momento temprano, como la infancia. Traumas obsesivos que convierten a una persona normal, desapercibida para la mayoría, en un instrumento de matar: en un asesino en serie.

Tal es el caso de Mark Lewis -Karlheinz Böhm-, un morboso voyeur que pasa inadvertido entre la multitud como un fotógrafo más. A priori reservado y tímido, guarda una obcecación que le invade allá donde fija su objetivo: captar el miedo en el rostro de sus víctimas -mujeres atractivas- antes de ser asesinadas por un alargado objeto punzante adherido a su cámara fotográfica, que actúa como un apéndice más del protagonista -una alegoría abierta a muchas especulaciones-. Una macabra herramienta que lo convierte en El fotógrafo del pánico.

Mark Lewis es el fotógrafo obsesionado con filmar a sus víctimas antes de matarlas.

Con guión de Leo Marks, Michael Powell firma esta historia catalogada como el primer slasher de la historia. El propio Powell se reserva un pequeño papel en la trama como padre del protagonista durante su infancia. Ese momento en el que la bestia asesina se apodera del espíritu de un joven Lewis hasta convertirlo en el asesino que de adulto ataca sin piedad a indefensas mujeres.

A través de una narración convencional, el cineasta británico muestra de primeras todas las cartas de la baraja. Así, el asesino es identificado desde las primeras escenas. A partir de ahí, el resto de personajes y elementos que despiezan el argumento hasta su resolución empiezan a aparecer a ojos del espectador. Y lo hacen en secuencias cargadas de primeros planos subjetivos, un recurso con el que Powell nos enseña varios frentes. De un lado, el de la propia cámara de Lewis, que capta el terror de las angustiadas y horrorizadas víctimas que ven cerca su final. De otro lado, el rostro del asesino, unos ojos viciosos cargados de morbo y voyeurismo, dos elementos muy comunes en las sociedades modernas.

Un objeto punzante alargado actúa como una apéndice más del fotógrafo para captar el miedo de las víctimas.

Las mujeres, como víctimas y némesis del asesino al mismo tiempo, tienen una vital importancia en los acontecimientos, destacando sobre todas la vecina que vence al miedo inspirado por Lewis y una anciana invidente que, a modo de paradoja, ve mejor que nadie los oscuros instintos del fotógrafo. Una oscuridad que choca con los colores vivos que impregnan muchas de las escenas. Un juego de luces y sombras cotidiano sobre los que se tambalean los protagonistas y que tienen como base el cine de Alfred Hitchcock -imposible no acordarse de La ventana indiscreta, un trabajo mucho más superior que el de Powell-.

Powell juega con las luces y las sombras para evidenciar la lucha de los protagonistas.

Porque pese a tener entre manos una historia que despierta mucho interés, la película no termina de enganchar. El encorsetamiento del reparto, muy por debajo de las expectativas del argumento, contribuye a acrecentar esa falta de empuje. Por momentos, los personajes van perdiendo credibilidad y la intriga se va perdiendo hasta su desenlace final.

También el hacer de Powell, que aunque realiza una buena labor detrás de las cámaras, ayuda a esa pérdida de interés del filme. El director británico acaba obsesionándose -como el protagonista- en esos planos tan subjetivos, que pasan de ser una acierto -como ocurre en El estrangulador de Bostón y en los primeros momentos de la cinta- a algo tedioso y que complican la trama.

La película de Powell guarda muchas similitudes con el cine de Hitchcock.

Salvando estos escollos, El fotógrafo del pánico es finalmente una película que se deja ver y de la que se puede extraer alguna lectura reflexiva sobre la condición humana y sus bajas pasiones. Más si cabe con los recursos con los que está rodada. En su estreno, la crítica la vapuleo, pero los años la han convertido en una obra de culto para muchos amantes del género. Sin duda con otro reparto y apartando en algún que otro momento la obsesión del director, esa legión de seguidores sería más abultada.


Ficha Ténica


Título original: Peeping Tom

Año: 1960

Duración: 109 min.

Género: Drama / Terror / Thriller

País: Reino Unido 

Director: Michael Powell

Guión: Leo Marks (Historia: Leo Marks)

Música: Brian Easdale, Wally Stott

Fotografía: Otto Heller

Reparto: Karlheinz Böhm, Moira Shearer, Anna Massey, Maxine Audley, Esmond Knight, Michael Goodlife, Shirley Anne Field, Barlett Mullins, Jack Watson, Nigel Davenport, Pamela Green

Puntuación: 6,5/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario