La delicada Angélique es una maestra chocolatera tímida y con la autoestima por los suelos. Incapaz de relacionarse cómodamente con su entorno, el hecho de compartir sus temores con un grupo de ayuda con similares 'problemas' hace que poco a poco empiece a perder la vergüenza. Una luz que se ilumina gracias en parte a Jean René, el jefe de una chocolatería casi en quiebra y más retraído aún si cabe, que encontrará la motivación y las ganas de seguir adelante por la irrupción en su vida de la joven Angélique.
Isabelle Carré y Benoît Poelvoorde protagonizan la historia de amor de 'Tímidos Anónimos'. |
Desde esa sencillez de la pareja principal nace una historia de amor realmente divertida y entrañable que, por fortuna, no cae en el tópico ni la caricatura. Tanto Carré como Poelvoorde brindan unas interpretaciones emotivas en la piel de dos personas tímidas que dejan el anonimato para encontrarse en los caminos del romanticismo. Aunque en ocasiones, como todos en la vida, necesiten un empujón del resto de secundarios, anónimos también y necesarios como siempre.
Angélique y Jean-René encuentran el amor gracias a su pasión por el chocolate. |
A medida que se va descubriendo la personalidad de uno y otro, asistimos a escenas bastante disparatadas y donde la personalidad de ambos provoca situaciones surrealistas -es imposible no reírse en ese restaurante durante la primera cita-. En este apartado, el actor belga se mueve como pez en el agua. Su tics nerviosos y ese semblante hecho para la comedia se ponen al servicio de un argumento cotidiano y, en ocasiones, conmovedor. Algo que termina alcanzándose con el buen hacer de Carré, en un rol con el que se simpatiza desde el primer momento. Ella es la encargada de poner esa nota femenina imprescindible en las películas del género, descubriéndose poco a poco ante el espectador hasta conseguir una catarsis final que por poco no levanta el aplauso.
Chocolate, el manjar de la vida
Como en otros trabajos (Big Night, The Lunchbox), la cocina y especialmente el dulce manjar afrodisíaco que tantas pasiones levanta -que le pregunten si no a Johnny Depp y Juliette Binoche en Chocolat-, se convierte en el motor sobre el que gira la trama. Presente en todo momento y en todos los colores y sabores, el chocolate funde y une las vidas del dúo protagonista, dejando un regusto muy agradable y, de paso, una amplia sonrisa de oreja a oreja.Chocolates de todos los sabores están presentes a lo largo de la película. |
Este ingrediente sirve de excusa perfecta para guardar varias sorpresas que, si bien algo evidentes, no chirrían. Es el caso del secreto bien guardado de Angélique, que termina compartiendo con sus compañeros de profesión para delicia de todos. Además, es capaz de protagonizar dos ligeros momentos musicales que vienen a completar el espíritu de la cinta.
Con todos esos elementos se cuece esta película repleta de humanidad y honestidad. Dos aspectos que los realizadores franceses dominan a la perfección. El cine galo siempre ha sido muy prolífico en este tipo de filmes, y bien que hay que agradecérselo. Eso, y que después de su visionado sintamos unas ganas irrefrenables de enamorarse de esa tímida anónima que espera a la vuelta de la esquina. Y si es con una caja de bombones, mejor.
Ficha Técnica
Título original: Les émotifs anonymes (Romantics Anonymous)
Año: 2010
Género: Comedia / Comedia-Romántica / Romance
Duración: 80 min.
País: Francia
Director: Jean-Pierre Améris
Guión: Delphine Régnier-Cavero, Philippe Blasband, Jean-Pierre Améris
Música: Pierre Adenot
Fotografía: Gérard Simon
Reparto: Isabelle Carré, Benoît Poelvoorde, Lorella Cravotta, Lise Lametrie, Swann Arlaud, Pierre Niney, Stephan Wojtowicz, Jacques Boudet, Grégoire Ludig, Céline Duhamel
Premios: 2011: Festival de Tribeca: Sección oficial competitiva internacional (largometrajes)
2011: Premios Cesar. Nominada a mejor actriz ( Isabelle Carré)
Puntuación: 7,5/10
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