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miércoles, 21 de mayo de 2014

'Big Bad Wolves': La venganza como estilo de vida

Ojo por ojo, diente por diente. La célebre Ley del Talión, que se plasma en el Antiguo Testamento, es una constante en la historia del errante, sufrido y vengativo pueblo israelí. Una nación que ha hecho de la venganza su estilo de defensa frente a los ataques y reveses que han llegado de otros pueblos, países o, en definitiva, la vida misma.

De venganzas y violencia habla, en su mayor parte, Big Bad Wolves, la película escrita y dirigida por los israelís Aharon Keshales y Navot Papushado. Sin ambages, la puesta en escena es sencilla: un asesino en serie que rapta, viola y mutila a sus víctimas -niñas de no más de diez años-; un policía, padre de familia, que baila en el limbo de la legalidad para esclarecer los asesinatos; y el progenitor de una de las víctimas, militar en la campaña de Israel en el Líbano, que clama vendetta. Tres protagonistas absolutos, tres historias que se cruzan y un tono de comedia negra que adereza perfectamente las escenas de tremenda violencia que proliferan en el filme.

Un policía, un militar retirado y un posible asesino en serie componen la trama de 'Big Bad Wolves' (Filmax).

Ambos elementos abundan en la obra de Keshales y Papushado, pero su propósito va más allá, pues en la película convergen temas como la pederastia, el sufrimiento de las víctimas y la forma irreparable de aliviar el dolor causado por unos asesinatos execrables. Cuestiones que danzan en el límite de la moral y cuestionan preceptos, en el mayor de los casos, tabúes y censurables para las sociedades modernas.

La comedia está presente a lo largo del filme.
La ambivalencia de los personajes con la que juegan los cineastas sefardíes logra que el espectador no se aclare a la hora de posicionarse sobre la actitud de los protagonistas. Víctima y verdugo se llegan a confundir en muchas de las secuencias y ese es uno de los puntos fuerte de esta película, que recuerda en este aspecto a la notable Prisioners (Denis Villeneuve) o la obra maestra El secreto de sus ojos (Juan José Campanella).

En comparación con el trabajo del director canadiense y argentino, los dos realizadores hebreos logran combinar la seriedad de la temática con un acento cómico punzante que rebaja de tensión a la cinta, merced a la fluidez y dinamismo del guión y a las solventes interpretaciones de todo el reparto, pese a que a día de hoy, no estemos acostumbrados a que se trate la pederastia de una forma tan frívola como se emplea en el filme israelí.

La bendición de Tarantino

Big Bad Wolves sería una película más de violentas venganzas por historia y estética, si no fuera porque viene bendecida por el 'enfant terrible' de Hollywood, Quentin Tarantino, con todo lo que eso conlleva -mejor publicidad, imposible-. El director de Pulp Fiction o Malditos Bastardos la catalogó como la mejor película del año 2013 y verdaderamente, una vez vista, uno se da cuenta de porqué casa tan bien con el gusto y estilo del genio de Knoxville.

Los homenajes a su obra son más que evidentes en muchas partes de la trama. Desde los primeros compases evoca a Reservoir Dogs -la mítica escena de Michael Madsen tiene aquí su tributo-, entre otras razones por la idiosincrasia de los personajes principales, los escasos recursos con los que cuenta el filme y la violencia explícita de muchas de sus secuencias.

La película tiene retazos del mejor cine de Tarantino, que la bautizó como "la mejor película del 2013".

Dejando a un lado la opera prima de Tarantino detrás de las cámaras, en la obra de los dos guionistas y cineastas israelíes encontramos todo el universo que ha hecho famoso al director de Jackie Brown, entre otras: desde el famoso plano desde el maletero, al sillón que preside la sala de tortura, la sangre roja como el tomate, la mezcla de comedia, drama y violencia o la ambigüedad de los personajes, por los que llegamos a sentir comprensión, odio y complicidad a partes iguales.

Como fondo de acompañamiento, la música juega un papel esencial en Big Bad Wolves. La banda sonora golpea con gran tino muchas de las secuencias de la película. Unas veces preparando al espectador para los momentos más crudos y otras, para aligerar de tensión una cinta plagada de momentos violentos. Un tratamiento de la música que, obviamente, recuerda a Quentin, pero también al cine de los Coen -Sangre Fácil y Fargo tienen su pequeño homenaje en el trabajo de Keshales y Papushado-. Una cinta, pues, a ratos dura, a ratos cómica y siempre entretenida; no apta para moralistas.


Ficha Técnica  


Título original: Big Bad Wolves

Año: 2013

Género: Thriller / Policiaco / Comedia-Negra / Suspense

Duración: 110 min.

País: Israel 

Director: Aharon Keshales, Navot Papushado

Guión: Aharon Keshales, Navot Papushado

Música: Haim Frank Ilfman

Fotografía: Giora Bejach

Reparto: Lior Ashkenazi, Tzachi Grad, Rotem Keinan, Dov Glickman, Menashe Noy, Dvir Benedek

Premios: 2013: Festival de Sitges: mejor Director y mejor Banda sonora

Puntuación: 7,5/10

1 comentario:

  1. Me ha encantado, la película. Lo hice por la recomendación del gran Quentin y no me ha decepcionado. Genial ;-D

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