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martes, 29 de octubre de 2013

'Solo Dios perdona' (o no) a Ryan Gosling rozando el ridículo

Siempre se ha dicho que si algo funciona o no se ha estropeado, mejor no tocarlo. El genio de Woody Allen lo demostró con maestría en Si la cosa funciona, pero parece ser que Nicolas Winding Refn y Ryan Gosling no acudieron a clase ese día.

Con el objetivo de repetir el éxito de la sobrevalorada Drive, cineasta y actor han pecado de soberbia juntándose nuevamente en Solo Dios perdona. Seguramente triunfen en taquilla, puesto que repiten prácticamente historia -salvo matices- y aun colea la estela de la primera en la mente de muchos pseudoaficionados al cine. Sin embargo, en esta ocasión no hay secundarios como Carey Mulligan, Albert Brooks, Ron Perlman o el magnífico Bryan Cranston que respalden la actuación de Gosling; y eso se nota y mucho.

Sin paleativos, la película es mala hasta rozar el ridículo. No hay nada que la salve. Ni la música, que puede llegar a evocar el universo Carpenter, o la fotografía, que sorprendentemente ganó en el pasado Festival de Sitges, consiguen redimirla. Esta sustentada en un frágil guión, carente de credibilidad y que hace aguas por los cuatro costados. Plana y vacía de argumentos, no impresionan ni sus exacerbadas escenas de violencia explícita que, sin venir a cuento, empapan de sangre la pantalla. Por no mencionar los esperpénticos números musicales de Vithaya Pansringarm, que producen sonrojo.

A diferencia de otras cintas criticadas por esto, como Kill-Bill, dichas secuencias no tienen la gracia y el desparpajo que brinda su autor -Tarantino solo hay uno-. Ni siquiera los actores sobreactuados, pésimos en cada una de sus apariciones, salvan la mediocridad de este filme, que no provoca más que repugnancia.

Nicolas Winding Refn y Ryan Gosling en un momento del rodaje
(Fdo.  Space Rocket Nation, Gaumont & Wild Bunch)
Uno se acuerda de otros trabajos que logran entretener, como es el caso de Furia Ciega, y aun así el pobre de Nicolas Cage sale vapuleado, cuando no tiene unas pretensiones como las del danés, empeñado en darle seriedad a un producto que no lo es. Pero ya se sabe que a unos se les permiten ciertas cosas que a otros no. Gajes del oficio.

De ahí que sienta lástima por Ryan Gosling, al que se presupone por encima (está por demostrar) del californiano -de la pobre Kristin Scott Thomas mejor ni hablar, porque hace mucho que perdió el norte-. A pesar de esto continúo pensando que es un gran actor y tiene dotes para demostrarlo. Sirvan de ejemplo Lars y una chica de verdad, Los Idus de marzo o Half Nelson, donde el canadiense hace derroche de todo su talento.

Pero de un tiempo a esta parte se ha encasillado en papeles donde solo destaca su cuerpo y poco más (Crazy Stupid Love) -al menos en esta ocasión no muestra pectoral, para lamento de sus fans femeninas-. Si en Drive o Cruce de caminos apenas hablaba, aquí la gesticulación brilla por su ausencia.

Completamente hierático, no trasmite nada salvo vergüenza ajena; con lo cual solo cabe esperar que, en una especie de catarsis, recupere la senda perdida como ya han hecho otros buenos actores (Matthew McConaughey, sin ir más lejos). Queda ese consuelo. Lo cierto es que si Dios existe -y creo que sí- ni él mismo podrá perdonar esta aberración cinematográfica que, tras hora y media de duración, hace daño a los ojos. Comprobado.


Ficha técnica


Título original: Only God Forgives

Género: Drama/Thriller

Año: 2013

Duración: 90 min.

País: Francia 

Director: Nicolas Winding Refn

Guión: Nicolas Winding Refn

Música: Cliff Martinez

Fotografía: Larry Smith

Reparto: Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas, Vithaya Pansringarm, Rhatha Phongam, Gordon Brown, Tom Burke, Sahajak Boonthanakit, Pitchawat Petchayahon, Charlie Ruedpokanon, Kovit Wattanakul, Wannisa Peungpa, Byron Gibson

Premios: 2013: Mejor Fotografía en el Festival de Sitges

Puntuación: 3/10

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