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jueves, 10 de octubre de 2013

Antonio de la Torre, 'Caníbal' de la interpretación

Carlos es un  hombre normal; silencioso y solitario; sastre de profesión, respetado y reconocido por su trabajo. Esas cualidades hacen que pase desapercibido; le convierten en el vecino modélico. Sin embargo esconde un terrible secreto: en la intimidad disfruta matando bellas y hermosas mujeres para después comérselas con sumo placer.

Así es el personaje interpretado por Antonio de la Torre (Grupo 7, Azul oscuro casi negro, Primos) en Caníbal, la cuarta colaboración del actor malagueño con el director y guionista Manuel Martín Cuenca (La flaqueza del bolchevique) después de rodar juntos  La mitad de Óscar, El tesoro y el cortometraje Hombres sin mujeres.

Antonio de la Torre es el Caníbal, pero no encuentra
maldad en ello (Golem Films)
Con más de 80 títulos a sus espaldas, un premio Goya y varias nominaciones al mismo, no es descabellado afirmar que este sea uno de los mejores momentos en la carrera profesional de Antonio, un animal de la interpretación, que como en la película, devora papeles, guiones y se come, literalmente, la cámara en cada escena. En esta ocasión De la Torre, parco en palabras y con una mirada tenebrosa, hace un despliegue admirable de todo su potencial emocional en un registro, el de asesino en serie, al que no nos tiene acostumbrados. Y verdaderamente sale airoso de todas las dificultades que plantea su personaje. No en vano para su preparación, el malagueño contó con la ayuda de un sastre para "captar la esencia de esta profesión" otorgando, aun más si cabe, realismo al filme.

Capítulo aparte merece la otra protagonista de la cinta, Olimpia Melinte, quien hace acopio de fuerzas para interpretar a dos personajes que, aun siendo gemelas, son radicalmente opuestas. El yin y el yang, ya que una destaca por su sensualidad y erotismo y la otra por un comportamiento más sosegado y tranquilo. La propia actriz ha afirmado en ocasiones tener algo de ambas, lo que la ha ayudado en escenas de tremenda dificultad sentimental.

Pero el filme va más allá de sus protagonismos. En ella se respira la crisis de valores de la sociedad moderna, la soledad del ser humano y la dicotomía entre estos elementos y el amor. El propio Martín Cuenca confiesa que "el motor de la historia es el amor, entendido como la posibilidad de sentir lo que siente el otro". Y en verdad consigue que la película vaya pasando del suspense y el terror (la oscuridad de la primera escena es brutal) a una historia de amor que se forja entre los protagonistas y que se superpone a todo lo demás. El amor abre la posibilidad a la redención. Un perdón al que el director deja la puerta abierta.

Finalmente y como colofón conviene destacar la importancia del silencio como elemento esencial de la película. Quizá sea el más importante, ya que ayuda a crear la tensión necesaria que se presupone a los actos de este psicokiller que no es consciente de que lo es, aunque en algún momento llega a ser tedioso y provoca lentitud, si bien es cierto que se solventa gracias, nuevamente, al trabajo de Antonio.

Atención también a la magia de Granada, sus calles y la imponente y helada Sierra Nevada que ponen relieve a esta impactante historia y cuya fotografía repitió premio en el último Festival de San Sebastian y los Goya. 


Ficha Técnica


Título: Caníbal

Género: Thriller-Drama

Año: 2013

Duración: 116 min.

País: España 

Director: Manuel Martín Cuenca

Guión: Manuel Martín Cuenca, Alejandro Hernández

Fotografía: Pau Esteve Birba

Reparto: Antonio de la Torre, Olimpia Melinte, María Alfonsa Rosso, Joaquín Núñez, Gregory Brossard

Premio: 2013: Festival de San Sebastian: Mejor Fotografía
              2013: Goya: Mejor Fotografía

Puntuación: 7/10

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